Sin quitarse las gafas de sol por su conocida fotofobia, Pedro Almodóvar comparecía ante la prensa al filo de las tres de la madrugada. Es el gran triunfador de la noche. 'Dolor y gloria', el retrato más íntimo de su genial filmografía, ha conseguido siete de los Premios Goya a los que aspiraba, incluidos mejor guión original, mejor dirección y mejor película. El director manchego se reconcilia así con la Academia, de la que llegó a darse de baja por la «histórica falta de generosidad» con sus historias. Y el reencuentro ha tenido lugar en Málaga, donde se ha sentido «como si acabara de debutar». Pese al baño de premios, que ha permitido que se reanude la carrera comercial del filme, el manchego insiste en la necesidad de relativizar estos reconocimientos: «Sin querer parecer desagradecido, las películas nos sobreviven».
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Almodóvar, agradecido con los académicos, reconoce que 'Dolor y gloria' «es la película que habla de forma más directa de mi intimidad porque tiene parte de mis miedos, problemas y sensibilidades, además de algunos recuerdos». Pero no todo es autobiográfico: «La casa es una réplica de la mía. Lo cedí todo, pero fui un director rodando una película. Nunca he tenido la sensación de que mi propia vida estaba delante de mí. Hay asuntos, como las relaciones cruzadas en el tiempo, que no he vivido. Pero esa es la maravilla de la ficción. Lo he vivido ahora, rodándolo. De algún modo, eso tiene tanta fuerza como si el reencuentro fuese real. Realidad y ficción siempre están juntas». Sin ocultar su alegría, el manchego ha admitido que los nervios se han apoderado de él cuando ha comenzado la gala, emoción que no ha sentido en la alfombra roja, que considera «agotadora». También el buen recibimiento de la película ha supuesto una sorpresa: «Esperaba que fuese una historia minoritaria por su naturaleza, no imaginaba que el público se sintiera tan identificado con el personaje».
Durante su discurso, Almodóvar ha reclamado mayor protección al cine de autor, una petición que justifica «por su fragilidad», convencido de la necesidad de que el Estado ayude a sacar adelante estas historias: «Estamos en un torbellino. Nada es como era hace 15 años, pero de todo el espectro que incluye el cine, el más frágil es el independiente, el que nace de la necesidad de hacerlo, porque no lo piden las plataformas ni las televisiones. Esa franja es la que corre peligro de desaparecer». El cine, explica Almodóvar, «es nuestra memoria: las películas son más elocuentes sobre nuestras vidas que los documentales y los ensayos, pero ni siquiera se ha mencionado en las campañas electorales que hemos vivido en los últimos años». Palabra del director más laureado de los Goya.
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