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José Lebrero, director del Museo Picasso Málaga, durante su presentación. Ñito Salas
Los otros usos del museo: del archivo inclusivo del Picasso a los contenidos virtuales de la Fundació Miró
Foro CM Málaga Cities & Museums

Los otros usos del museo: del archivo inclusivo del Picasso a los contenidos virtuales de la Fundació Miró

Los centros culturales se presentan como plataformas capaces de generar propuestas innovadoras y útiles para la sociedad

Lunes, 21 de junio 2021, 17:01

Hace tiempo que los museos dejaron de ser meros contenedores de arte para convertirse en dinamizadores y generadores de contenidos más allá del cuadro. Pero en esa transformación hay varios caminos posibles, algunos acelerados por la pandemia y otros trabajados desde años atrás. CM Málaga Cities & Museum que se celebra en el Palacio de Ferias presentó otros usos de los museos a través de las experiencias del Picasso Málaga, la Fundació Joan Miró, el Bellas Artes de Sevilla y la Fundación la Caixa bajo el título 'El museo en diálogo: Los nuevos medios'.

De 2014 data Más Museo Picasso, un proyecto social y crítico impulsado por el Picasso Málaga que se sale de los «planteamientos de los historiadores de arte convencionales» sobre lo que tiene que ser un museo, como expresó su director José Lebrero. Desde el convencimiento de que el arte favorece la inclusión social, el centro cultural creó una plataforma online que recopila a modo de archivo los programas de arte e inclusión social puestos en marcha en España por diferentes instituciones en los últimos 20 años. Más Museo Picasso es hoy la mayor herramienta de consulta en abierto de estas características para profesionales del sector, investigadores y usuarios interesados en esta temática. Incluye 150 proyectos y unas 60 entrevistas con expertos.

«Todo lo que aparece en esa web está evaluado y consensuado con los creadores, patrocinadores y quienes hicieron esos proyectos», resaltó Lebrero, acompañado en la presentación por María José Valverde, responsable de las actividades educativas y culturales. Más Museo Picasso se incorporará en un nuevo formato de plataformas digitales que la pinacoteca espera lanzar tras el verano y se añadirá como un «eje esencial del museo en su potencial como entidad social». «Entender el museo como potenciador de archivos propios y ajenos ayuda a ser útil, es participar en el proceso de democratización cultural», sentenció el director.

Ese mismo afán de acercar la cultura a otros públicos y con otras fórmulas es lo que motivó la creación de 'Simphony: un viaje al corazón de la música' de la Fundación la Caixa. Nuria Oller, directora del departamento de música y proyectos digitales, mostró las claves de este proyecto inmersivo (que se instaló en la plaza de la Marina durante un mes el pasado invierno) que convierte al usuario en un músico más de una orquesta sinfónica dirigida por Gustavo Dudamel. Lo consigue a través de la realidad virtual con una película a 360º, el uso de gafas especializadas y sillas que vibran al ritmo de la música. «La tecnología permite crear nuevas realidades, colocarnos en situaciones donde no sería natural que estuviéramos», aplaudió Oller.

'Simphony' nació antes de que el coronavirus irrumpiera en nuestras vidas, pero es indudable de que la pandemia ha supuesto un revulsivo para muchas instituciones. La crisis sanitaria obligó a reformular toda la estrategia de comunicación de la Fundació Joan Miró para mantener activo el vínculo con el público con sus salas cerradas. «El primer paso fue decidir que a partir de ahora la comunicación digital ya no sería ámbito de un equipo de comunicación digital sino de todos los trabajadores del museo», explicó su director Marko Daniel. Durante el confinamiento, hasta el guardia de seguridad se convirtió en creador de contenidos fotografiando cómo la vegetación 'ocupaba' lugares antes inmaculados del edificio por el cierre obligado y subía las imágenes a 'La Miró en casa'.

Todos los canales de comunicación digital se recopilaron en 'La Miró a mano', «cápsulas de inspiración» al alcance de todos en cualquier momento; con 'Mi Miró' se invitaba al espectador a enviar sus reflexiones sobre un cuadro del genio, y los más pequeños y sus familias tenían un canal de diversión en 'Miró en juego', entre otras propuestas. Una apuesta por lo digital que no se ha quedado en el confinamiento: para este domingo han programado una visita presencial al museo con una artista joven LGTBI que ha grabado previamente un audio con un músico para escucharlo de camino a la cita. «Un toque digital para ampliar una experiencia presencial y física», concluyó Daniel.

Lo digital estrecha lazos con la audiencia de los museos, y así lo han comprobado en el Bellas Artes de Sevilla. Lo que antes era una «anécdota» en el funcionamiento del centro, se convirtió en pandemia en «parte fundamental de su estrategia comunicativa», aseguró su directora Valme Muñoz Rubio.

Además de potenciar el uso de las redes y alimentarlas con contenidos audiovisuales (llegada de cuadros, la última visita antes del cierre por confinamiento) y transversales (sobre igualdad de género, diversidad sexual o ecologismo a partir de sus fondos), el museo sevillano encontró la manera de conectar de forma directa con el usuario. Lo hizo con el reto MBASe, que proponía un desafío diario a las familias durante 30 días a realizar a partir de una pieza del museo. El contacto se establecía por correo electrónico, llegando a los 30.000 mensajes enviados en ese mes. «Se abrió una vía de comunicación personal de cada familia con el museo». Se convirtió en una fuente de actividad durante los días más duros de la pandemia, fue «catalizador» para conectar a familias separadas que presentaban trabajos conjuntos y, además, se reveló como «una propuesta educativa novedosa».

Remedios Zafra, durante su intervención. Ñito Salas

A por un pensamiento crítico de la tecnología en los museos

La tecnología en sí no es el desafío. Para Remedios Zafra el reto es «no limitarnos a su poder seductor». La científica titular del Instituto de Filosofía del CSIC animó en el CM Málaga Cities & Museum a tener un pensamiento crítico sobre la tecnología, a reflexionar sobre ella más allá de simplemente aplicarla a todos los procesos. Se hace necesario ser «reflexivos y críticos», y en eso los museos y centros culturales tienen un papel decisivo.

En un tiempo en el que los dormitorios se han convertido en «auditorios», transformados en estudios de grabación y edición, en cines, museos y salas de conferencias, los artistas han perdido el «privilegio» de la producción de imágenes. «Ahora todo sujeto conectado fotografía, graba, publica, difunde, comparte». Pero el arte y la cultura siguen conservando un privilegio único: «La mirada crítica y creativa». «Hace tiempo que los artistas contemporáneos no se caracterizan por el dominio formal de la técnica sino porque eligen modos creativos frente a modos de domesticación», señala.

En este contexto, se espera que las instituciones culturales ejerzan de «contrapoder crítico», que ofrezcan «tiempos y espacios» que enfrenten el «exceso de ruido» y un sistema de valor donde lo que más importante es lo más visto. Y se les pide, además, que posibiliten «tiempos y espacios» para combatir lógicas de ansiedad y aditivas que animan a «acumular y recolectar sin integrar, sin dejar tiempo para pensar, sin poder cuestionar dichas lógicas primando el consumo rápido y la actualización constante».

En un mundo iluminado por pantallas donde el exceso de luces «nos convierte en sujetos ciegos», la cultura debe ser un vehículo «de sombra, negatividad, emancipación, distancia, tiempo, parada, golpe en el corazón, curiosidad, parpadeo y conflicto».

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