El Museo Nacional del Prado no solo es visitable en su sede central. A través del programa 'Prado extendido', la pinacoteca está presente en 282 ... instituciones de España, Europa y Latinoamérica a través de sus depósitos artísticos. Una lista en la que el Museo de Málaga tiene un puesto destacado ya que es uno de los centros con mayor número de cesiones al contabilizar 102 obras consignadas en su colección permanente. Para sus exposiciones temporales, el centro madrileño suele rescatar lienzos de su fondos dispersos por el mundo, un viaje de vuelta que suele utilizar para la revisión y restauración de las piezas si procede. Así, ocho cuadros depositados en la Aduana han participado en los últimos tres años en montajes del museo del Retiro sobre Sorolla o el despertar industrial del siglo XIX, lo que ha sido aprovechado para la limpieza, equilibrio de colores o dotación de sistemas de protección de las obras.
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1560-1570 Luis de Morales
Aunque forman un soberbio conjunto del Divino Morales no se pueden considerar un díptico, ya que en las tablas no hay rastro de bisagras. Con colores fríos sobre fondo negro, las obras expresan un patetismo de gran carga emocional, que con elegancia y drama hablan directamente al corazón de los fieles del siglo XVI. La intervención del Prado ha consistido en sellarlas con el denominado 'sobre climático' con cristal y trasera de protección que aísla estas tablas y evita que se fisuren al estar en contacto con el ambiente.
1909 Joaquín Sorolla
Retrato de encargo realizado por Joaquín Sorolla del militar y diplomático Ramón Piña y Millet, en el que el pintor valenciano muestra su maestría y sobre todo la modernidad que se impuso a comienzos del siglo XX en Europa en el uso de los colores sobre los que ya no se aplicaba barniz. La restauración ha recuperado la jugosidad del óleo sin esa capa de protección.
1884 Hermenegildo Estevan
Discípulo del malagueño Carlos Haes, el zaragozano Hermenegildo Estevan fue un gran especialista en paisajes, como lo demuestra esta escena marítima protagonizada por mujeres y un faro. Reclamada el pasado año para una exposición sobre el centenario de la Academia Española en Roma que se celebró en Valencia, el departamento de restauración del Prado sometió la pieza a una limpieza.
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1885 Emilio Sánchez Perrier
Pequeña y delicada obra maestra de Emilio Sánchez Perrier que ofrece una vista tomada desde el Ponte Formager de Venecia. De nuevo estamos ante un óleo sobre tabla, por lo que se ha garantizado su conservación con un 'sobre climático', añadiéndole un cristal y una trasera de protección que aísla la obra de la temperatura ambiental.
1911 Vicente Borrás Abella
Esta obra ha sido la más relevante de las últimas revisiones de los depósitos en Málaga por las novedades que ha aportado. Así, al pasar por el Departamento de Restauración antes de exponerse en le exposición temporal del Prado 'Arte y transformaciones sociales en España (1885-1910)' se descubrió que el lienzo había sido ampliado con el añadido de una tabla de 10 cm, un sistema inusual ya que estas adicciones se solían realizar con el mismo material. El estudio científico dictaminó que la pintura sobre ambas partes –lienzo y tabla– se realizó al mismo tiempo o con poca diferencia. La pieza fue el aval de Vicente Borrás para la plaza de profesor de Colorido en Barcelona en 1911, por lo que los expertos creen que ese concurso fue la razón de la ampliación de las medidas originales.
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1924 Antonia Ferreras
Cuadro característico y simbólico de la obra de la artista catalana Antonia Ferrera, especializada en la pintura de flores. Adquirido a la propia autora en 1924 para el Museo de Arte Moderno y depositado en Málaga, se le ha realizado una limpieza superficial de la contaminación ambiental al cumplirse un siglo de su creación.
1897 José Jiménez Aranda
Otra de las grandes obras maestras del Museo de Málaga, con uno de los desnudos de mujer más interesantes de toda la pintura española del siglo XIX. El cartel en griego dice: «Rosa de 18 años en venta por 800 monedas» y sitúa al espectador a la altura de esos compradores a los que solo se les ve los pies y que se arremolinan detrás de la joven. Firmada por el sevillano José Jiménez Aranda, discípulo aventajado de Joaquín Sorolla, el barniz de protección había amarilleado por el contacto con el oxígeno y la luz ultravioleta, por lo que se sometió a una limpieza para recuperar su nivel estético original.
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