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Es una de las voces más poderosas y reconocibles de la música popular española, pero Luz Casal es además compositora y autora de muchas de sus canciones, quizá su faceta más desconocida. Por eso este viernes, a las ocho de la tarde en el Teatro Ciudad de Marbella, inaugura la octava edición de Marpoética, el festival de poesía celebrado en la ciudad costera. Lo hará acompañada de dos viejos amigos: el científico y escritor Carlos López-Otín y el periodista y poeta Antonio Lucas.
–Hoy inauguras Marpoética...
–Me hizo ilusión la invitación. Voy a estar con Carlos López-Otín, a quien admiro muchísimo, y con Antonio Lucas, que es un tío exquisito y me encanta como poeta. Tengo ganas.
–Tu relación con Carlos viene de lejos.
–Sí, es un tío total. Hace comprensible lo complicado y es muy sensible. Coincidimos hace muchos años en una entrega de premios y al principio te confieso que no me cayó bien. Llegó tarde y me dio rabia. Pensé: «¿Quién es el tío este que llega tarde mientras todos hemos tenido que esforzarnos para ser puntuales?». Luego lo escuché hablar y se me bajó un poco el malestar… (Risas). Me parece un tipo extraordinario y, para quienes no somos excepcionales, estar cerca de alguien así es emocionante.
–No es que tú seas precisamente alguien ordinario…
–Bueno, bueno. (Silencio tímido). ¿Has leído su último libro? Las referencias que hace a la literatura, a la música pop, a lo experimental… De verdad, me parece extraordinario. Y luego tiene esa memoria que yo he envidiado siempre: es capaz de decirte el título y el autor y hasta los nombres de los personajes y los detalles de la trama de los libros que leyó hace quince años. Me hace mucha ilusión reencontrarme con él.
–Siempre te recuerdo con un libro de poesía cerca, comprando la última antología de Pizarnik o de cualquier otro autor.
–Sí, pero pídeme que te diga un solo verso. Soy incapaz. Pídeme que continúe 'Que la vida iba en serio', de Gil de Biedma… Habré leído una treintena de veces la poesía de Gata Cattana y no recuerdo ni un solo título de sus poemas.
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–Quizá las canciones ocupan ya toda tu memoria.
–Bueno, a veces se me olvidan las letras. (Risas). Mi falta de memoria, por ejemplo, impide que a la hora de componer recurra a los poemas que he leído. Otros autores sí tienen esa facilidad.
–Sin embargo, tus canciones siempre han estado muy vinculadas a la poesía.
–Pero no trato de que sean poemas. Para mí las letras de canciones son un género en sí mismo porque están condicionadas a la melodía, a la métrica y al ritmo.
–Tienes una gran excepción en 'Negra sombra', que es un poema de Rosalía de Castro.
–Sí, pese a no haber trabajado mucho con la poesía, lo poco que he hecho no está mal, afortunadamente. (Risas).
–Y lanzaste un disco como 'La pasión', con letras de María Elena Walsh o Bola de Nieve, entre otros autores brillantísimos.
–Sí. La canción de María Elena Walsh, 'Como la cigarra', es una barbaridad, ¿eh? Me parece un texto bellísimo. («Tantas veces me morí, / tantas veces me mataron, / sin embargo estoy aquí, / resucitando»). También he cantado 'Gracias a la vida', de Violeta Parra (Gracias a la vida que me ha dado tanto; / me ha dado la risa y me ha dado el llanto. / Así yo distingo dicha de quebranto, / los dos materiales que forman mi canto / y el canto de ustedes, que es el mismo canto, / y el canto de todos que es mi propio canto»)… Tengo cierto olfato para decir: «Esto sí».
–El otro día Conchita destacaba tu capacidad para escribir canciones sobre temas que no son el amor y el desamor.
–Creo modestamente que las canciones de amor que tengo, como 'Lo eres todo' («Dame tu sonrisa y tu calor, / dame la muerte y la vida, / tu frío y tu ardor, / dame tu calma, / dame tu furor, / dame tu oculto rencor»), son tan demoledoramente buenas que… ¿Cómo escribes después de eso?
–Otra característica de tus letras, salvo contadas excepciones, es que nunca son demasiado explícitas, ¿no?
–Me gusta dejar la puerta abierta a que cada persona interprete las letras como quiera, ¿sabes?, que se las lleven a su terreno. Creo que es parte de la magia de la música. Me cuesta meterme en el rollo descriptivo.
–Y luego está esa vulgaridad de cantar «Sin ti me muero» que siempre has evitado, ¿no?
–Bueno, hay canciones como 'Piensa en mí'... Los boleros son así, desgarrados, pero no creo que el amor tenga que exigir la muerte para completar su intensidad, no sé. Es un extremo que veo exagerado. Quizá sea porque en ese terreno ya voy cubierta. (Risas).
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Lucía Palacios | Madrid
María Díaz y Álex Sánchez
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