La zona de comidas se llena desde las nueve de la noche. FRANCIS SILVA

En Cala Mijas se come vegano y se baila tecno

El festival completa su oferta gastronómica con 21 puestos de comida y el escenario La Caleta enamora los apasionados de la electrónica

Sábado, 3 de septiembre 2022

En el festival Cala Mijas se come a la carta. La sensación que transmiten sus 'foodtrucks', un total de 21 puestos, es la de elección libre, y recorriendo muchos de ellos damos con la tecla: comida vegana, vegetariana, sin gluten o para todo tipo de ... estómagos se cocina a fuego rápido aunque con mucho cariño. Además, el césped artificial, las bombillas amarillas que decoran la zona y un círculo de caravanas lleno de productos de toda clase envuelven el ambiente en un halo de encanto que invita a acercarse al aroma de comida recién hecha.

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Una de esas ofertas, y además de las más veteranas, es la de La Tribu. Asun Barón empezó con el negocio hace seis años, animada por su marido a crear un 'foodtruck' (en su traducción más coloquial, un puesto de comida) donde ofreciera hamburguesas de calidad, con toques 'gourmet' y empanadas argentinas para rematar la carta. Asun y su equipo, acostumbrados a trabajar con intensidad durante la temporada, cuentan que las ventas en estas jornadas de fiesta están yendo como esperaban, aunque reconocen que haber subido ligeramente los precios por la inflación no juega a su favor.

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Romina, dueña de uno de los puestos de pizza, relata que también ha tenido que aumentar en un par de euros las grandes porciones de focaccia que ofrece: «La gente ha venido con mucha energía positiva, además la gran mayoría es muy educada», cuenta esta empresaria gaditana, que lleva su puesto por todos los festivales del país desde hace ocho años.

Juan Carlos, empleado de Koal Food, cuenta emocionado que esta nueva propuesta nacida en Murcia está siendo un soplo de aire fresco en la oferta gastronómica festivalera: croquetas, lagrimitas de pollo, macarrones boloñesa o lasaña, un mix de las comidas caseras que gustan a todos. Enfrente de ellos, Ay Carmela, el sueño cumplido de dos emprendedores malagueños, es uno de esos lugares en los que comer bien lleva consigo un toque marroquí: «Siempre me ha gustado viajar y la gastronomía, y mi pareja y yo nos atrevimos a montar esto días antes de que empezara la pandemia. Hemos sobrevivido, así que ahora esperamos que todo vaya muy bien», cuenta Yamil, uno de los creadores.

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La zona de 'foodtrucks' ofrece una gran oferta gastronómica para todos los gustos. FRANCIS SILVA

En Bibra, la oferta 'veggie' continúa con pokés, wraps y nachos con guacamole: «Hay muchísima variedad y donde elegir, diversidad de personas y mucha gente interesada en estas propuestas sin gluten. Debería haber más puestos del estilo, porque cuesta mucho que en los festivales haya opciones así», explica Adrián, uno de los socios impulsores.

Bailando entre eucaliptos

Otra de las ofertas que enganchan por su encanto es el escenario La Caleta, un espacio para bailar al ritmo de los beats de DJs de todo el mundo. El bosque de eucaliptos que rodean este entorno es, sin duda, lo más singular de este festival de comienzos.

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Una gran marabunta completaba la pequeña explanada destinada a este escenario que, además, lleva como regalo una pronunciada cuesta para acceder a él. Blanca y sus amigas de la universidad estaban haciendo tiempo bailando al ritmo de la música de Chico Blanco antes de ver a su grupo de la noche: Bomba Estéreo. Sin embargo, aunque llegaron casi de casualidad encontraron entre el tumulto un espacio donde pasarlo en grande era realmente sencillo: «Lo escuchamos de fondo y nos ha gustado, hemos venido a ver qué encontrábamos. Además, Chico Blanco nos flipa porque le conocemos de Granada, de las fiestas de la Copera», contaban.

A su lado, el sueco Isaac, con el pelo largo y camisa hawaina, se movía al ritmo del siguiente DJ de la noche, Dazzi, uno de los que componían un cartel extenso con un total de ocho artistas en un escenario coqueto, reducido y con una gran bola de discoteca entre los árboles de eucaliptos: «Me gusta la electrónica desde que tengo 17 años y lo estoy disfrutando mucho», concluía este emprendedor, atraído por el sol de la costa y la marcha de festivales tan únicos como este.

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El escenario La caleta ofrece música 'non-stop'. HUGO CORTÉS
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