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Iván Gelibter y cristina pinto
Sábado, 3 de septiembre 2022, 00:28
Cuando Nacho Zayas se fue de Málaga hace unos años hubo poca gente que se imaginó que regresaría siendo una estrella de la música urbana española, sobre todo en Internet. Quienes le conocían de pasada jamás imaginaron que la mitad de Hnos Munoz fuera ese ... chaval. Cincuenta años lleva Nick Cave subido encima de un escenario, pero sigue haciendo falta que le planten un anexo al escenario para poder tocar a su público. Los cuatro señores de Kraftwerk han traspasado tanto la línea de lo onírico que ya resulta hasta complicado discernir quién es el androide y quién el humano.
Podían haber sido los caminos de cualquiera de las 30.000 personas que pisaron ayer el Cala Mijas Fest, pero funcionan como espejos de la identidad de un festival que se vino arriba en su segunda jornada; unas horas en las que –con permiso de Mr Cave– la electrónica fue el marcapasos de los latidos de Mijas. Pero antes de que los cuatro robots germanos anticiparan a The Chemical Brothers y 2ManyDjs y de que la caída del sol diera paso al cielo rosa, había alguien que ya había alcanzado el cenit.
«¿A quién de aquí le cunde Málaga?», «¿Quién de aquí ha estudiado en la UMA? ¡Viva la barrilada de 2010!», se escuchaba en el escenario Renault a eso de las seis de la tarde. Era la voz del malagueño Nacho Zayas en mitad de su concierto junto al tarifeño –aunque boquerón de adopción durante unos años– Álex Rosano. Los dos forman Hnos Munoz, que ni son hermanos ni se apellidan Muñoz, pero así se quisieron llamar: «En realidad no tiene mucho trasfondo», confesaban entre risas desde la zona de artistas unos minutos después de terminar su concierto, en lo que ya es la pregunta que no cesa.
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El 'backstage' es el sitio ideal para hacer muchas cosas, también para rememorar si alguien te pregunta. Así actuaba Zayas cuando recordaba su infancia en Málaga a través de parte de esas anécdotas, como las que vivía en el Colegio Gandhi. «Había algo liado con el tendido eléctrico que hay por allí... Creo que aún sigue», desvelaba entre dientes. Se crió en Puerto de la Torre pero a los siete años se mudó a vivir por la zona de Carretería. «Y ya empecé a estudiar en el colegio de La Goleta». Hasta que llegó a la Universidad de Málaga a estudiar Comunicación Audiovisual, una carrera que recuerda por las barriladas, aunque aseguraba que las vivía mucho antes de 2010, fecha que mencionó en el concierto. «Creo que en ese año ya ni iba, cuando estaba allí eran los mejores tiempos de las barriladas», comentaba con Álex Rosano, que también estudió en la UMA la carrera de Ingeniería de Telecomunicación. «Yo estuve en Málaga de 2008 a 2011, vivía por la zona de El Corte Inglés y recuerdo que iba mucho al cine o a Fnac, pero tenía poco dinero para gastar», recordaba.
Las dos partes Hnos Munoz han tenido vida universitaria en Málaga, pero no fue en ese momento de su vida donde se conocieron. «Fue en Madrid unos años más tarde, por 2016, gracias a un colega que teníamos en común», relataban Álex y Nacho, que hace cinco años que comparten piso en Madrid. «Con otro amigo más también malagueño, Xusko», añadían. Aproximadamente un año después de aquel encuentro empezaron a hacer música juntos. Si tuviesen que definir lo que hacen sería un estilo «R&B alternativo, aunque también con algo de pop y electrónica».
¿Cómo se vive ser parte de un festival como este? Al menos en la primera noche de Cala Mijas se acostaron a una hora «prudente», como dicen. A eso de las dos de la madrugada ya estaban en casa. «Estuvimos viendo a Uniforms, Sen Senra y Arctic Monkeys», aclararon los Hnos Munoz. Y en la segunda jornada, la del viernes, tras su concierto, también tenían mucho que ver en los escenarios: «Queremos escuchar a Rusowsky y ahora salimos a por Maria Arnal I Marcel Bagés, que nos gusta mucho. Y bueno, The Chemical Brothers y Gazzi también tenemos muchas ganas», dijeron, hasta perderse entre el público como unos invitados más de la fiesta.
Algunas gotas comenzaron a caer al paso de la oscuridad de la noche. Los focos del escenario principal eran el centro de la colmena a la que se encaminaban diligentes las abejas rockeras. Nick Cave nunca muere, aparece con sus Seeds y se rumorea en la sala de prensa que ha pedido que le amplíen el escenario para estar más cerca de sus fans. La mayoría no cumple ni los mismos años que lleva el australiano sobre el escenario, aunque se acercan. Grita, escupe, gesticula y canta. Lo hace como los dioses, entonando 'There She Goes, My Beautiful World' a su manera sucia electrizante. No le importa que sea la noche de la electrónica, se vuelve intenso y se adueña del primer tramo de la velada.
La medianoche aún no ha llegado. La noche es larga y ha llegado el momento de cruzar al otro lado. Ellos vienen de otro tiempo, de cuando el sintetizador era un proscrito. Entonces eran un futuro que aún no ha llegado. La señal de radio de Kraftwerk emite en cuatro partes, cuatro androides bien orquestados que dignifican la electrónica. Ellos, que han inventado un sonido son quienes han permitido que existan conceptos como el de Bomba Estéreo, que se adentraron en el sábado.
Rock, reggae, electrónica, reguetón… Todos los géneros posibles que se podían imaginar sobre el escenario con Bomba Estéreo, que llegaba al escenario Renault cuando casi eran las once y veinte de la noche. Allí estaba un grupo de amigos malagueños: Regina, Verónica, Paco y Fátima, estos dos últimos a los que más les gustaba el grupo colombiano. «De las que más me gusta es 'Fuego'», comentaba Paco. Mientras, Fátima ya sabía que este grupo es muy animado: «Lo he visto varias veces ya, aunque hace 10 años de la última». Y este grupo de malagueños dejó de hablar para seguir bailando y cantando con el 'boom' musical de Bomba Estéreo.
La madrugada ya forma parte del futuro no escrito todavía. Allí viven, aunque entonces no lo veamos, The Chemical Brothers, Tiga y 2ManyDjs. Perdidos entre saltos estará seguramente Nacho con el hermano que nunca tuvo en el libro de familia. Nick Cave habrá volado y los cuatro androides descansan ya apagados. Pero la música sigue. Al menos un día más.
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