SUR
Domingo, 7 de agosto 2022, 00:04
SUR renueva su apuesta por el microrrelato, y le reserva un espacio este verano tanto en las páginas del periódico cada fin de semana como ... en la web, el sábado como el domingo. El certamen recibe el nombre de II Premio Pablo Aranda en memoria del genial escritor malagueño y columnista de este periódico, fallecido en 2020. El ganador recibirá un premio de 1.500 euros y además habrá dos menciones especiales dotadas con 500 euros cada una. Los originales se pueden mandar a microrrelatos@diariosur.es. Puede consultar aquí las bases
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Andrés Torres Peña
Su bandeja de entrada era tan insulsa que abría a diario su correo no deseado por si encontraba en él una carta de amor equivocada.
Juan Francisco Cañete Romero
El combate fue declarado nulo. Ambos acabaron en la lona, estúpidamente muertos.
Cristina Jordá
El insoportable calor me hizo levantarme. Nada más poner un pie en el suelo me dirijo como una autómata hacia la cocina. Allí empieza el ritual: botón de encendido, la cápsula y ese ruido ensordecedor de la cafetera que parece que me está absorbiendo un agujero negro del espacio. Sentada ante la taza de café me siento observada, una presencia controla mis movimientos. Respiro profundo, un leve ahogo se me instala en el pecho e intento calmar el miedo. Todo me sobresalta, la respiración del motor de la nevera, el crujir de los viejos muebles de la cocina. Intuyendo donde se encuentra, lentamente me giro, con angustia y decisión a la vez. La veo como cada mañana sobre el dintel de la puerta. Otra cucaracha.
Macarena Expósito Molina
Si tuviera que describirme en ciento cincuenta palabras diría que soy aquella que puedo dibujar sonrisas esperanzadoras, provocar un cosquilleo voraz y cálido bajo tu vientre o romper cadenas de prejuicios. Puedo desencadenar lágrimas o que se te erice la piel bajo el manto del terror.
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¡Puedo disfrazarme de cualquier género! Incluso guardo las mayores confesiones de sorprendentes personajes, además de regalar conocimientos a cualquier que acaricie mi
suave lomo.
Muchos hacían de mí…el olvido. Obnubilados por la nueva era: la tecnológica.
Pero… ¡nunca muero! Vivo entre el susurrar de hojas, en la mezcla
heterogénea de imaginación y realidad, musa de muchos que me toman entre sus manos y de donde nacen historias extraordinarias. Incluso suelo ser protagonista de concursos como éste…y ¡Agradecida que estoy!
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Sucumbirás a la tentación con el despertar de mis palabras…porque soy la
palabra que perdura en el tiempo. Soy yo, la literatura.
Ricardo Rubio Carmona
Iba a tender la ropa, pero no puedo entrar en el lavadero; Marisa, que no me deja. Mira a ver si tú puedes pasar. Papá, ¿quién es Marisa?, ¿qué ropa ibas tender? Marisa es la lavadora, hija. Y qué ropa va a ser, mi colada semanal. No sé, esta mañana la puse temprano, por lo de la luz; ya sabes. Al rato la oí bailar desenfrenada y cuando llegué ya no podía abrir la puerta del lavadero. ¡Venga ya, papá! Bueno, déjalo. Anda, mira a ver si Paco tiene algo fresco que nos tomemos. Yo hablaré con Marisa luego. ¿Quién es Paco, papá? El frigorífico, quién va a ser hija... Pues resulta que, a sus ochenta años, mi padre se ha convertido en animista practicante y dice que las cosas hay que bautizarlas para estar seguros de que tienen alma. Voy a ver a Paco.
Carmen Machuca Moreno
Me llamo Cristina y tengo 10 años. Tengo una perra llamada Guau. Era sábado, y los sábados tocaba ver en la tele la Fórmula uno. Me encanta la Fórmula 1. A mi hermano Alberto no, así que lo pongo siempre que puedo. Por la tarde, yo rugía ante la tele, pero todavía estaban en los anuncios.
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-¡Cristinaaa! ¿qué están echando?
-Errr...
La verdad es que no lo sabía. Había un perrito sacudiéndose agua de encima... ¡Ah, claro!
-Papá, anuncian Abrillantador de perros.
-¿Cómo? Si esa es una secta de ladrones, no un anuncio...
¡¿LADRONES?! Como tengo alma de investigadora, fui y me metí en la dirección que anunciaba el anuncio. Nada raro. Una mesita, con su dependienta. Una persona que me desvalijaba mientras no miraba...
-Hey, ¿podría dejar de robarme?
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De repente, vino la poli y les detuvo a todos. Vale. Desde ahora desconfiaré de los anuncios raros.
FIN
Carmen Santamaría Alonso
Tinín me acompaña por la mañana. Se sienta a desayunar conmigo, me ayuda a limpiar la casa, se asoma conmigo a la ventana para comprobar la temperatura. A mediodía preparamos el taper y, cuando me voy al hospital, se queda en casa sin protestar.
Por la noche, al regresar, le cuento los casos que he tratado, la mayoría catarros, artrosis y alguna gripe que finge ser covid sin serlo.
«Hoy ha venido una chica que hace meses derivé a ginecología. Tiene un embarazo complicado. Y quería unos tranquilizantes. No se los he dado. Pero le he hablado de ti, de cuanto nos quisimos durante los quince meses que pasamos juntos.
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Le he contado lo que hacemos por la mañana. Lo que hablamos.
Le he contado cómo hemos aprendido a convivir en tu ausencia».
Luis Martínez Valcabado
Mañana a eso de las seis y media cuando empiece a amanecer, como un trasnochado artista bohemio, me pondré a pintar. Tengo pensado el color que mayoritariamente voy a usar y los utensilios hidratados en agua desde la noche anterior. El soporte limpio y seco. Diáfano, abierto. Serena y reposada la intención. He escogido el tema. Solo falta cierta intuición primigenia y un puntito animal, inspiración para el contenido, penetración y profundidad en los trazos, explosión azul monocolor…
Como todos los años por estas fechas, mañana por la mañana, con el rulo, voy a pintar la piscina.
Mónica García Rodríguez
'Cadillac Ranch' en la radio del coche. Una larga carretera. Ocho de la mañana. Agosto.
Es domingo, me adelanta el autobús que viene de Úbeda, su sombra proyecta un segundero sobre las cortas patas de los quitamiedos. Miedo al paso del tiempo. Dejo atrás los paseos matutinos por la vega; una madre rabiosa y dos cachorros que han logrado salir de la acequia; una alameda encharcada; cigüeñuelas comunes; peras deliciosas compartidas con hormigas; la misma foto de todos los veranos cruzando el río en bicicleta, y una frase: «Me siento muy bien contigo, nieta».
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