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Alessandra García está acostumbrada a sus cuatro o cinco notificaciones de whatsapp al móvil, pero desde que este lunes conquistó su primer Max, le llueven las llamadas, los mensajes, los 'me gusta' y las solicitudes de amistad. «¡No es normal!», exclama aún desde Menorca, donde ... se celebró la fiesta de las artes escénicas. La malagueña se convierte en la revelación de la temporada con un espectáculo concebido a modo de grito -en sentido literal y figurado- para que la escuchen fuera de Málaga y del circuito alternativo. Con 'Mujer en cinta de correr sobre fondo negro' lo ha conseguido. Orgullosa chica de barrio (nació en el Bulto, creció en Dos Hermanas y vive en Segalerva), Alessandra García conquista la escena nacional desnudando su identidad, descubriendo su vida en el vecindario y desplegando todas sus habilidades con un lenguaje y una estética absolutamente contemporáneos. Lo folclórico y lo moderno, como el vestido que lució en los Max: un mantón que tenía en casa «'dao' la vuelta» con una falda tubo cosida por su suegra.
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-La chica de El Bulto es ahora la revelación del año. Se puede llegar lejos desde abajo.
-¡Sí! En la fiesta uno del jurado se me presentó. Me dijo que tenía curiosidad por conocerme porque no sabía si yo era una pija que se le había colado. Entonces le enseñé un vídeo con mi hermana Ana, mi musa, metiéndose en la fuente del barrio de San Andrés para celebrar mi premio con una botellita de champán. ¿Puede haber algo más 'Mujer en cinta de correr sobre fondo negro' que esta personita metida en esa fuentecilla? Y le dije, mira, esta es mi realidad y lo que yo he contado.
-¿Cómo lo recibieron sus padres?
-¡Muy contentos! Tengo una familia muy grande, mi madre son siete hermanos y mi padre cinco, y todo el mundo lo vivió como una celebración. Me llevan viendo motivada desde que soy chica. Mi madrina, mi tía Meluchi, me decía que había sido un premio que habían ganado todos y no solo yo. Lo sentían muy suyo. Eso es bonito.
-Y ahora que tiene un Max, ¿ya deja de ser alternativa?
-Por ahora no, sigo igual que ayer. Es que la palabra alternativa… Por eso yo quise empezar la dedicatoria hablando de la palabra revelación. Esas palabras que parecen que te meten en un cajón, en una casilla, como 'alternativa', 'underground', 'revelación', me gusta empoderarlas y darles su lugar. Y yo sigo siendo alternativa hasta que no venga alguien y me ponga sobre la mesa una producción institucional o no esté en lugares que no sean alternativos. Hoy sigo siendo alternativa y con mucho orgullo.
-¿Cree que este premio cambiará algo?
-Creo que acelera el que las personas te conozcan. Antes de esto, me conocía muy poca gente. En Málaga sí, pero no fuera. Y ese es el único objetivo, que me conozcan y que quieran que la obra se mueva. No es que me vaya a cambiar la vida, pero siento que ahora cuando escuchen mi nombre les va a sonar un poquito más.
-Quizás esa patada que estaba esperando, ya ha llegado (su espectáculo comienza al grito: «Que alguien me pegue una 'patá' en la espalda y me saque de aquí»).
-(Ríe) Totalmente, no veas la patada que me ha traído Menorca. Hay que ver el poder que tiene el berrío de una merdellona. Lo que no consiga una merdellona berreando no lo consigue nadie.
-Imagino que al ser un espectáculo tan personal, en el que se expone tanto, el orgullo es mayor.
-Mucho mayor. Yo me he desnudado, me he puesto delante de estas personas y ellas me han dicho 'guay, sigue por ahí, tienes talento'. Es muy ilusionante. He abierto mi casa vital, mi cabeza y mi corazón, y la gente lo ha recibido bien.
-¿Hablará siempre el lenguaje contemporáneo? ¿O está dispuesta a ser una actriz convencional en un formato convencional?
-A ver, soy autónoma, tengo que pagar mis cosas. Soy intérprete y puedo interpretar lo que me venga. Pero las creaciones de Alessandra García siempre van a ser contemporáneas, no puedo hacer otra cosa.
-Con el aval del Max, habrá teatros que pierdan el miedo a estos lenguajes.
-Sí, confío en eso. Me haría mucha ilusión que fuera una excusa para que se abran a este tipo de teatro. Porque se entiende, es divertido, es guay, te hace pensar y tiene mucha técnica.
-¿Y ahora qué?
-El 18 de junio estamos en el Auditorio de Torremolinos a 6 euros la entrada. Y quizás se reponga en Málaga. Quiero reivindicar que los espectáculos hay que moverlos. Yo no me voy a poner ahora a pensar en otro espectáculo. Yo quiero que este tenga muchos bolos. Muchísimos, que sea una obra icónica en España (ríe). Y ya cuando mi mente esté otra vez con mucha creación, la vuelco de nuevo. Pero lo que quiero es mover la obra y que sea rentable, porque hasta ahora no lo ha sido.
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