Iba a ser un duelo entre '20.000 especies de abejas', ópera prima de Estíbaliz Urresola, y 'La sociedad de la nieve', la historia de supervivencia andina de J.A. Bayona. Pero la pugna no llegó hasta el final ya que durante más de dos ... horas los únicos que subían al escenario fueron los socios del club de Bayona. Después de una primera avalancha de los de la nieve con diez galardones (efectos especiales, vestuario, maquillaje y peluquería, montaje, dirección de fotografía, sonido, dirección artística, dirección de producción, música, y actor revelación), las 'abejas' comenzaron su remontada con el premio de dirección novel, guion y actriz de reparto (Anne Gabarain). Excelente botín de la ganadora de la Biznaga de Oro en el Festival de Málaga, pero hasta ahí llegó su escalada a la montaña porque el alud final, director y mejor película, volvió a ser para Bayona.
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El triunfo de 'La sociedad de la nieve' fue todo un espaldarazo para la película nominada a los Oscar y producida por Netflix, una plataforma que, por primera vez, triunfa en los Goya con un filme sobre la historia real sobre la catástrofe aérea de un equipo de rugby en los años 70. Un filme ambicioso y técnicamente impecable que narra con sensibilidad un episodio a vida muerte que no oculta la crudeza por la que pasaron los supervivientes. La cinta contabilizó al final 12 galardones, la tercera cinta más premiada en la historia de los Goya, y le reportó a J.A. Bayona el galardón a la mejor película que se le había resistido con 'El orfanato', 'Lo imposible' y 'Un monstruo viene a verme'. Una avalancha de nieve en toda regla de la que solo se salvaron las 'Abejas' de la debutante Estíbaliz Urresola.
La 38 edición de los premios de la Academia serán también recordados por su celebración en Valladolid, donde se reclamó el legado de Concha Velasco, se homenajeó al centenario e incansable director de fotografía y restaurador Juan Mariné, y se otorgó el Goya internacional a la estrella Sigourney Weaver, que lo aceptó con humildad pese a que no se lo dieron cuando la nominaron por 'Un monstruo viene a verme'. El lema #SeAcabó en contra de la violencia sexual planeó en una gala que no pareció pesada en un principio ya que los premios se sucedieron con agilidad, aunque en la recta final volvió a hacerse eterna y repetitiva. No supo acabar.
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Los maestros de ceremonias, Javier Ambrossi, Javier Calvo y Ana Belén, estuvieron correctos y en su papel. Con momentazos como la chica ye-ye que se marcó la presentadora y actriz, o el sofá almodovariano que reconoció al maestro de 'Mujeres al borde de un ataque de nervios' y 'Todo sobre mi madre' que el próximo mes de marzo comienza rodar su primera película en inglés.
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Los malagueños no tuvieron suerte. Comenzando por La Dani, favorito a actor revelación por 'Te estoy amando locamente', que se quedó sin un premio que fue para el argentino Martias Recalt por 'La sociedad de la nieve'. La emocionante y divertida película sobre los orígenes del movimiento LGTBI en Andalucía protagonizada por La Dani y dirigida por el también malagueño Alejandro Marín sí que tuvo la recompensa del premio a la mejor canción original para Rigoberta Bandini, que confesó hacer compuesto la canción pensando en «todos a los que han llamado bolleras o maricones» y que la cantaba para que «nunca más vulneren sus derechos».
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Francisco Griñán
Por su parte, el director y productor José Antonio Hergueta, nominado al documental con un original filme sobre la guerra civil en Málaga, 'Caleta Palace', también vio pasar esta segunda nominación de su filmografía con el triunfo de 'Mientras seas tú', la conmovedora película que narra la convivencia de la actriz Carmen Elías con el Alzheimer.
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El primer premio de la noche fue para José Coronado, mejor actor de reparto por 'Cerrar los ojos', en la que Víctor Erice vuelve a desnudar a la estrella de su porte de galán para componer un personaje frágil y avejentado. «Esto es gasolina para seguir trabajando con humildad y sin quejarte de nada. Soy un privilegiado», proclamó el actor. Por su parte, el mejor protagonista se lo llevó David Verdaguer, que con su composición del inolvidable humorista Eugenio logró el único Goya de 'Saben Aquell', de David Trueba. Lo mismo se puede decir del galardón a la mejor actriz principal para el cambio de registro de Malena Alterio que obtuvo un valioso galardón para la arrebatadora 'Que nadie duerma'.
La mejor cinta de animación fue para la otra cinta española candidata a los próximos Oscar, 'Robot Dreams', de Pablo Berger, que redondeó la noche con un segundo Goya al mejor guión adaptado y animó a ir ver la película a las salas, a la vez que deseó «larga vida a los cines».
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El Goya de Honor de este año no era una estrella, pero sí un histórico. A sus 103 años, Juan Antonio Mariné personificó toda esa legión de cineastas que no pisa la alfombra roja, pero sin los que las películas no serían posible. «Salvó de la destrucción y el olvido autenticas joyas de nuestro cine y le devolvió la dignidad a un sin fin de voces, rostros, nombres e historias», proclamó el actor José Sacristán en nombre del director de fotografía, restaurador e investigador que no sólo filmó más de 140 películas –entre ellas, clásicos como 'El turismo es un gran invento' y 'El abominable hombre de la Costa del Sol'–, sino que ha rescatado filmes perdidos del cine español que son «patrimonio cultural de nuestro país».
El público se puso en pie para recibir el Goya internacional que reconoció a la mítica teniente Ripley de 'Alien', Sigourney Weaver, que confesó en su discurso no solo haber combatido a los monstruos en la gran pantalla, sino haber interpretado también a alguno. La actriz proclamó su «afinidad por el cine español», recordó la audacia de 'Viridiana' de Luis Buñuel e incluso nombró las dos películas que más le habían gustado del último año, 'Competencia oficial', con Penélope Cruz, Antonio Banderas y Óscar Martínez, y 'La sociedad de la nieve', de su amigo Bayona que la dirigió en 'Un monstruo viene a verme' y le entregó el Goya.
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Lo mejor de la intervención de la estrella de Hollwyood fue cuando se acordó de la actriz de doblaje que le ha prestado su voz en más de treinta películas, María Luisa Solá, y relató el comentario irónico de su «amigo Bill Murray que me dice que mi interpretación mejora cuando me doblan al español». Y se despidió como empezó, chapurreando español y deseando a todos «disfrutar la noche, mis amigos».
La gala llegó marcada por las acusaciones de tres mujeres contra el director de cine Carlos Vermut por violencia sexual y el lema #SeAcabó, que lució en abanicos repartidos en la gala por la Asociación de Mujeres Cineastas. Nada más empezar, los presentadores, Los Javis y Ana Belén, quisieron dejar clara la postura de la Academia al «condenar todos los abusos y la violencia sexual» y recordar a las víctimas que «no están solas», a la vez que pidieron «revisar de manera profunda las estructuras que lo permiten».
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Un grito que transformaron en canción María José Llergo, India Martínez y Niña Pastori con un homenaje conjunto y sentido a María Jiménez que clamó también un hasta aquí hemos llegado con la reinterpretación de su mítico tema 'Se acabó'. Completó esta denuncia la vicepresidenta de la Academia, la actriz Susi Sánchez, que junto al resto de mujeres de la junta directiva condenó «todos los abusos vengan de donde vengan», reclamó «espacios de respeto e igualdad» y proclamó que «en nuestra profesión se acabó el abuso de poder y la violencia contra las mujeres».
La previa a la gala no solo estuvo en la alfombra roja, sino también en la amenaza de colapso de los accesos por parte de las protestas de los ganaderos y agricultores con sus tractores que se quedó en una declaración de intenciones por el control policial. No obstante, la concentración sí se llevó a cabo a las puertas de la Feria de Valladolid donde se celebraron los Goya y donde unas 150 personas reclamaron atención para la actividad rural al grito de «la agenda 2030 hunde el campo» y «sin el campo los Goya no comen».
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En los discursos no hubo eco de este problema, aunque sí hubo numerosos llamamientos por la paz en Palestina y Ucrania, la igualdad de razas, la lucha contra el Alzheimer y las enfermedades mentales (con el Goya a 'Mientras seas tú'), la vida precaria de los habitantes de la Cañada Real (con el premio al corto 'Aunque es de noche'), la prostitución como la última forma de esclavitud (con el reconocimiento al corto documental 'Ava', de Mabel Lozano) y la emergencia climática, entre otros.
La política también estuvo muy presente. No faltó el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ni el ministro de Cultura, Ernest Urtarsun, que se estrenó en la gala e incluso mantuvo un particular duelo de película con el vicepresidente de la Junta, Juan García-Gallardo, que encabezó también la primera asistencia de Vox a los premios de la Academia. No obstante, este último cargó estos últimos días contra la industria audiovisual española al acusarlos de «señoritos» que «quieren vivir de producir obras cinematográficas que luego no ve nadie a costa de millones y millones de euros que pagan con mucho esfuerzo los contribuyentes españoles». Urtasun respondió antes de la gala al vicepresidente al asegurar que las películas no están realizadas por «señoritos», sino por «trabajadores que son un orgullo para el país».
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Esta polémica no se escenificó en la ceremonia hasta el final cuando Almodóvar respondió directamente a García-Gallardo y le aclaró que los anticipos que recibe el cine son después devueltos con creces por las películas al Estado tras los estrenos. Antes, el presidente de la Academia, Fernando Méndez-Leite, también se refirió a este debate. Sin decir lo de «señoritos», el responsable sí que aseguró que «los del cine somos trabajadores como los demás pero somos conscientes de la suerte que tenemos de trabajar en lo que nos apasiona. Aunque ahora vivimos una época dorada de ocupación laboral, sigue habiendo sectores de nuestra industria que padecen los rigores del paro y la desocupación, como acabamos de conocer por el riguroso Estudio sociolaboral de la Fundación AISGE». En el mismo se afirma que el 72% de los actores españoles se encuentra por debajo de la línea de pobreza.
La gala se despidió con el recordatorio de Méndez-Leite de que los Goya volverán a Andalucía el próximo año, ya que, después de Málaga y Sevilla, Granada acogerá los premios del cine español en 2025.
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