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El nuevo plazo se ha retrasado a comienzos de 2026. Esa es la fecha actualizada para el final de obras de la Biblioteca Pública del Estado (BPE) en el antiguo convento de San Agustín. Como adelantó ayer SUR, el proyecto modificado de la rehabilitación ya tiene luz verde del Ministerio de Cultura, que ha dado un mes de plazo a la adjudicataria para retomar las obras, paralizadas el pasado diciembre. La reforma comenzó en febrero de 2022 y el histórico edificio fue descubriendo sus secretos enterrados a lo largo de casi dos años de trabajos en los que se acumularon los imprevistos. Tantos que provocaron la revisión del proyecto y la suspensión temporal de las obras. Según el nuevo documento arquitectónico al que ha tenido acceso este periódico a través del Portal de Transparencia del Gobierno central, los restos arqueológicos desde época fenicia y romana no son los únicos que fuerzan los cambios, sino también un terreno irregular, el estado insuficiente de los muros para sostener la nueva cubierta acristalada, la falta de resistencia a terremotos de la estructura y el deficiente forjado de madera del claustro, entre otros.
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Esta acumulación de contratiempos no se podía prever en la redacción original por la condición de Bien de Interés Cultural (BIC) del antiguo convento, por lo que hasta que empezaron las obras no se comprobó el estado exacto de conservación de paramentos y techos, a lo que hay que unir los hallazgos del pasado de Málaga. Los cambios en el diseño arquitectónico, que firman Remedios Fernández-Carrión y Javier García Fernández-Carrión, a partir del diseño original de Luis Arranz, también han supuesto un importante incremento económico de casi tres millones de euros, por lo que el presupuesto inicial de 15 millones se ha fijado finalmente en 18 millones (iva incluido). Los retoques estructurales se llevan la mayor parte de las inversiones, aunque también se revisa la cimentación y se replantean las dependencias. A la espera del regreso de las obras, estas son las modificaciones propuestas que comenzarán a ejecutarse en el plazo aproximado de un mes:
La primera causa descrita en el nuevo proyecto descubre la irregularidad del terreno. Según el informe Geotécnico, «uno de los principales problemas» es el asiento diferencial del relleno con respecto a las nuevas cargas de la futura BPE, ya que existen «zonas muy blandas junto a otras de elevada compacidad», a lo que se une la «porosidad elevada» con propensión a «colapsos por inundación». Por ello, la dirección facultativa concluye que no resulta posible la ejecución del sistema estructural diseñado en el proyecto original y se opta por una nueva cimentación independiente de los muros existentes mediante micropilotajes que soporten los nuevos usos y dependencias de la futura biblioteca provincial. Los responsables de la dirección de obra explican que esta modificación era «imprevisible» en el momento de la redacción de la remodelación y de la licitación ya que este informe no se pudo realizar de forma previa al inicio de las obras.
Por su protección previa, otro de los análisis que se pudieron hacer una vez comenzados los trabajos de rehabilitación fue el estado de los muros de carga que, una vez desnudos de sus capas superficiales, revelaron «un alto nivel de alteración» a causa de las numerosas remodelaciones y reformas a lo largo de los cinco siglos de historia desde convento a sede del Ayuntamiento y edificio educativo en su etapa final. Modificaciones masivas que también afectan a la medianera con la Iglesia de San Agustín, lo que impide el apoyo previsto sobre dichos muros de la nueva cubierta acristalada de la BPE. La solución propuesta contempla apoyos metálicos totalmente independientes a la estructura existente, que quedarán ocultos.
Otro de los problemas de la licitación original tiene que ver con la resistencia sísmica del edificio. Y, al igual que en el caso anterior, la redacción de los arquitectos deja claro que hasta que se accedió a los paramentos no se pudo comprobar que «la estructura definida no cumple» con la legislación actual de resistencia ante terremotos. El proyecto también especifica que «no resultará posible adecuar la totalidad de la estructura a la actual normativa, por no poder intervenir sobre elementos protegidos» y por tratarse de una rehabilitación, pero añade que «si es totalmente imprescindible garantizar unas mínimas condiciones de seguridad» ante sismos. Esto, unido a lo anterior, hace que la partida más importante que eleva el precio de la rehabilitación de la futura biblioteca provincial es la destinada a los refuerzos de la estructuras, los forjados y las escaleras que acaparan 1,8 millones de euros (61%) de los casi tres millones aprobados en esta modificación.
El claustro de la primera planta que conserva el forjado de madera –junto a la escalera– también ha requerido la modificación del diseño arquitectónico ya que un ataque generalizado de carcoma ha provocado que nueve de las doce vigas de apoyo estén podridas y tengan que ser sustituidas. No obstante, se conservarán las otras tres y se restaurará la tablazón de madera que se cubrirá con un vidrio de seguridad transparente y transitable para que sea visible el antiguo sistema constructivo.
Los más vistoso de los cambios serán los restos de la ciudad desde casi su fundación como Malaka. Según consta en el informe del Taller de Investigaciones Arqueológicas, la primera novedad se produjo el verano de 2022 con la aparición de una bóveda en la zona más cercana a la calle Pedro de Toledo que resultó ser una cripta de enterramiento del convento con numerosos restos óseos. Esta no fue la única edificación de este tipo, ya que también surgió después otra cripta en el ámbito de calle San Agustín. Ambas, una destinada a los monjes y la otra a la población, se conservarán y una de ellas será visible para el público de la biblioteca.
Por su parte, en la excavación de la muralla feno-púnica se descubrieron varias piletas de salazones de época romana que formaban una caetaria para la fabricación de garum. Estos últimos restos romanos son los más espectaculares, por lo que el proyecto de rehabilitación de la Biblioteca se ha modificado para «dejarlos expuestos y que sean visitables en el sótano, donde se encontraba la antigua bodega», detalla la arqueóloga Ana Arancibia, que da un dato familiar para todos los que pasaron por el edificio a finales del siglo XX cuando era facultad: «Las piletas se encuentran en lo que fue el bar de Filosofía y Letras». Para evitar la destrucción de estos restos, el depósito de libros que se iba a ubicar en planta baja se ha trasladado al primer nivel.
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