Invader y Fernando Francés, absueltos del delito contra el patrimonio por la 'invasión' de marcianitos en Málaga

Ha sido uno de los casos culturales que más tormenta ha desatado desde que saltó a la fama la icónica gitanilla que el artista Invader instaló en 2017 en un lateral de la fachada del Palacio Episcopal, un edificio protegido como BIC. La polémica derivó en un debate sobre arte urbano vs patrimonio histórico por las quince obras instaladas en el casco antiguo de Málaga -en su mayoría 'marcianitos' pixelados popularizados por el autor galo- , que incluso llegó a lo político con un enfrentamiento entre el Ayuntamiento y la Junta de Andalucía por la retirada de estos famosos mosaicos. Hasta que la Fiscalía vio motivo suficiente para procesar al autor de la 'invasión' y al gerente del CAC Málaga, Fernando Francés, en calidad de inductor. Tras el mediático juicio celebrado el pasado julio, el Juzgado de lo Penal número 8 de Málaga ha absuelto a ambos acusados del delito contra el patrimonio histórico.

La sentencia de 53 páginas a la que ha tenido acceso SUR considera que «no existe deslucimiento de los inmuebles por la instalación de los mosaicos», mientras que los daños por la retirada de las piezas las considera de escaso valor -desde menos de 100 a 400 euros- «por lo que no concurre en el caso de autos reproche penal», considera la jueza, que no obstante deja abierta la vía administrativa o civil ya que los marcianitos y la gitanilla fueron instalados sin licencia oficial ni «autorización de los propietarios» de los edificios afectados. El dictamen desestima así la petición del fiscal de sendas multas de 36.000 euros -24 meses, a 50 euros por día-.

Por contra, la jueza asume en su escrito las tesis de las defensas respectivas de Frank Anthony Slama, más conocido como Invader, y Fernando Francés que pidieron la absolución de sus representados al rechazar los daños en el patrimonio histórico. Ambos quedan así libres de toda culpa pese a que los dos procesados se acusaron mutuamente de la 'invasión'.

Así, el director del CAC Málaga –institución de gestión privada, pero dependiente del Ayuntamiento– reconoció la invitación al artista galo para actuar en la capital, pero aclaró que el proyecto consistía en una exposición en el centro artístico de calle Alemania y en la instalación de mosaicos de marcianitos en edificios autorizados del Soho. Según el gestor cultural, nunca habló de actuar en el casco antiguo y se desligó de la intervención final al afirmar que no tuvo «noticia de lo que iba a pasar y cuando nos enteramos nos quedamos atónitos».

Por su parte, Invader aseguró que llegó a Málaga de la mano del CAC Málaga, por lo que cuando aterrizó en mayo de 2017 para instalar sus 29 mosaicos -15 en el centro de Málaga que son los que se han juzgado y otros 14 en barrios de la capital- «no tenía duda de que estaba trabajando en el entorno de una administración pública» y contaba con permiso. No obstante, ninguna factura ni pago alguno o relación contractual entre el CAC Málaga e Invader se pudo acreditar en el juicio.

La absolución supone una victoria doble para Invader, ya que el artista internacional no tuvo que comparecer en el juicio y pudo mantener su secreto mejor guardado: su identidad física. Su abogada explicó que la ausencia del ahora absuelto no era «una falta de respeto a este tribunal y la justicia española», sino que se debía a que «su personaje artístico anónimo hubiera quedado perjudicado si hubiera comparecido». La juez aceptó continuar con la vista oral sin la presencia del imputado ya que la pena solicitada por la fiscalía no alcanzaba los dos años de cárcel, por lo que el único que se sentó en el banquillo fue Fernando Francés.

En declaraciones a SUR, la abogada defensora de Invader, Marisa Castelo, ha calificado el análisis jurídico de la sentencia de «excelente» y ha destacado que su decisión se «basa en la poca entidad de los daños» y que los casos en los que se produjeron más desperfectos fueron «los que los propietarios intentaron quitar por completo el mosaico». «El artista siempre dijo que si se iba rompiendo la obra se podía retirar fácilmente, pero si la quieres conservar entera para quedártela por su valor se producían estos daños, por lo que de eso no pueden tener la culpa Fernando Francés y Invader», ha explicado la abogada.

Sobre lo que sí tiene una opinión contraria la letrada es sobre uno de los puntos que no ha sido admitido por la jueza en referencia a los 15 mosaicos instalados en el casco antiguo. «Por una declaración de Pepri del centro histórico se consideró que todo lo que estaba dentro de esta zona incurría en un delito contra el patrimonio histórico, igualando el Palacio Episcopal y el Palacio Salinas, que sí eran BIC, con el resto de edificios en el tipo penal», ha considerado Castelo, que no obstante se muestra satisfecha con el veredicto. De hecho, la abogada ve «poco probable que en una apelación se pueda dar la vuelta a esta sentencia».

A este respecto, desde la Fiscalía han indicado este viernes que tras una primera lectura de la resolución están valorando la posibilidad de recurrirla, en declaraciones a Europa Press. El fiscal mantuvo que hubo «una connivencia entre ambos acusados» y un «acuerdo de voluntades» para llevar a cabo la 'invasión' en edificios declarados como Bien de Interés Cultural (BIC) o con protección «por razones históricas, culturales o artísticas» en el centro de la ciudad.

Aunque todavía queda la vía abierta del recurso, esta sentencia absolutoria pone fin a seis años de polémica por la instalación en Málaga de unas obras de arte urbano que Invader también ha instalado en los cascos antiguos de París, Roma o Nueva York. Lo cierto es que, aunque el artista francés ha sido exculpado de cualquier responsabilidad penal, en la práctica su esperada y, a la vez, controvertida intervención en la capital ha sido borrada del mapa ya que la Junta de Andalucía -de la que depende el patrimonio histórico- ordenó eliminar de los edificios del casco histórico los 15 mosaicos que han sido objeto de juicio, mientras los otros 14 han sido mayoritariamente expoliados o vandalizados. Apenas quedan tres.

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