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CLAUDIA ARANDA
Martes, 24 de noviembre 2020, 00:02
El 30,5% de los alumnos de la UMA ha ejercido conductas de coerción sexual a sus parejas, según un estudio sobre la violencia de género en estudiantes elaborado por la propia Universidad de Málaga en 2014. Para prevenir este tipo de situaciones y sensibilizar a la comunidad universitaria en materia de violencia sexual, en abril de 2016 se aprobó en Consejo de Gobierno la creación del 'Protocolo para la protección y prevención frente al acoso sexual, por razón de sexo y por orientación sexual o identidad de género de la UMA'. «Estos protocolos son necesarios no solo en la Universidad sino en cualquier empresa», señala la vicerrectora de Igualdad, Diversidad y Acción Social, Isabel Jiménez.
«No conocía su existencia, pero suponía que tendría que haber un protocolo de este tipo en una institución como la Universidad de Málaga», reconoce María Casado, alumna de Educación Primaria. Según el estudio sobre violencia de género, un 90,3% del alumnado no sabe si hay algún procedimiento o protocolo para actuar en caso de violencia de género, mientras que el 89% ni siquiera sabe ni existe una Unidad de Igualdad en la Universidad. Cuando se realizó el estudio, aún no existía el Protocolo, pero sí la Unidad. «Nosotras tenemos mucho empeño en difundir la existencia de la Unidad de Igualdad y el Protocolo, pero difundir es una tarea muy difícil. Al estudiantado le llega mucha información y es muy complicado que se fije en algo específico», alega la vicerrectora.
Cuando Isabel Jiménez llegó en 2016 al Vicerrectorado de Igualdad, Diversidad y Acción Social no existía ningún protocolo de actuación. «Fue una prioridad para este equipo de gobierno ponernos a trabajar en él», afirma Jiménez. Desde ese momento se pusieron a tiempo completo con el desarrollo del documento: «En unos meses se elaboró, se negoció y se aprobó en Consejo de Gobierno». Este protocolo entiende por acoso sexual cualquier comportamiento verbal, no verbal o físico, de naturaleza sexual que tenga el propósito o produzca el efecto de atentar contra la dignidad de una persona.
Cualquier persona perteneciente a la comunidad universitaria que sufra una situación de acoso sexual o violencia de género puede ponerse en contacto con la Unidad de Igualdad para solicitar asesoramiento y ayuda. Esta comunicación no tiene que seguir ningún procedimiento específico, se puede contactar con ellas vía correo electrónico, teléfono, asistiendo físicamente al Pabellón de Gobierno Adjunto en el que se encuentra la Unidad o, incluso, escribiéndoles un mensaje a través de redes sociales.
Los dos órganos encargados de aplicar este Protocolo son la Unidad de Igualdad de la Universidad de Málaga y la Comisión contra el acoso sexual, por razón de sexo y por orientación sexual o identidad de género y para la eliminación de la violencia de género. «Cuando una persona contacte con nosotras, lo primero que va a recibir es información sobre el Protocolo y lo que nos va a solicitar, si así lo ve necesario, es una intervención», explica Isabel Jiménez. El Protocolo puede encontrarse en la página web de la UMA y en el anexo del mismo aparece la solicitud de intervención que debe rellenarse en caso de querer iniciar un procedimiento de denuncia.
«Si la persona que está ejerciendo este acoso está dentro de la Universidad es la Comisión la que actúa y lleva a cabo todo el procedimiento, que viene perfectamente explicado en el Protocolo», desarrolla Jiménez. Asimismo, en el artículo 20 del documento se establece que «cuando se ponga de manifiesto la existencia de una situación de violencia de género entre una persona vinculada a la Universidad de Málaga, con personas ajenas a la misma, la persona responsable de la Unidad de Igualdad ofrecerá a la víctima información sobre los recursos y servicios disponibles en este ámbito». Desde el nacimiento del Protocolo se han atendido 16 consultas, algunas de ellas derivándose al propio órgano interno y otras a la administración ajena a la UMA que procediese en cada caso. La Comisión ha aplicado el Protocolo en cuatro ocasiones, ya que las partes implicadas eran integrantes de la comunidad universitaria.
«Me parece muy bien que a nivel universitario haya un sitio donde se pueda acudir, que la gente lo vea como más íntimo, y que las mujeres de la comunidad universitaria puedan ir allí a buscar ayuda porque quizás no se atreven a ir a la policía», señala Luisa Carrégalo, estudiante del Máster en Biología Celular y Molecular de la UMA. «Es un sitio de apoyo muy cercano que después te puede informar sobre cómo actuar, y ya no es lo mismo que ir tú sola a la comisaría a denunciar, que me parece muy frío y muy chocante», explica la alumna.
Asimismo, Isabel Sánchez, alumna del Máster en Profesorado de Educación Física, se mantiene en la misma línea: «Si alguien quiere denunciar alguna situación de este tipo, muchas veces es muy complicado ir a la policía o denunciar a un nivel más elevado, la Universidad es como un ámbito más cercano y una especie de 'empujoncito'».
Atendiendo a la prevención del acoso sexual, la Unidad de Igualdad asume la función de desarrollar acciones formativas e informativas encaminadas a la prevención de estas conductas. Desde octubre de 2017 se han desarrollado cinco ediciones formativas del Curso de agentes de igualdad para la prevención de la violencia de género en la UMA. «Es una formación con un objetivo, que las personas que realicen este curso estén formadas para de alguna forma convertirse en agentes activos en sus centros», explica la vicerrectora.
De esta manera, los agentes se establecerían como conectores entre la Unidad de Igualdad y el resto de la comunidad universitaria. «Ahora mismo están más enfocados a los estudiantes, pero pretendemos hacer otros que vayan más concretamente hacia el PDI (Personal Docente e Investigador) y el PAS (Personal de Administración y Servicios)», afirma Jiménez. «Me parece una idea genial también, pero no tenía ni idea de que existían estos cursos», cuenta Luisa Carrégalo.
En las cinco ediciones celebradas hasta ahora, han realizado el curso 91 estudiantes, de los cuales 80 han sido alumnas y 11 alumnos. ¿Por qué hay tan poca participación masculina? La alumna Isabel Sánchez opina: «Ellos solo ven el problema cuando es a muy grandes rasgos o cuando les ocurre muy de cerca, por ejemplo que a una amiga suya le peguen. Pero a los chicos en general no les suele parecer un motivo de peso el que nos digan por la calle algo o nos toquen en público. Para ellos están las situaciones alarmantes y las que no tienen importancia».
Sergio Márquez, estudiante de Psicología de la UMA, afirma: «A los chicos no nos afecta el machismo de forma tan directa, por lo que algunos se forman opiniones sin escuchar a las activistas feministas y las problemáticas del machismo, otros ni siquiera se forman opiniones en el tema ni escuchan, y otros directamente creen que las feministas son 'locas exageradas'». Por otro lado, Victoria Martínez, alumna de Estudios Ingleses, se muestra sorprendida y algo más positiva: «Que haya 11 chicos que se hayan apuntado, por una parte me sorprende, pero por otra me da pena. Mirando el lado positivo, que haya 11 chicos ayuda a ver que al menos hay algunos que sí nos creen y sí están dispuestos a ayudar».
La Universidad de Málaga también realiza desde el curso 2014/15 el Curso de Mediación universitaria en prevención de la violencia de género. «Este curso tiene como objetivo la formación a través de iguales. Se forman mediadores y a través de ellos se puede informar de la existencia del Protocolo o de qué manera se puede solicitar una intervención. Lo que queremos es tener muchas vías por las que la gente se forme y se informe», explica la vicerrectora Isabel Jiménez. Se han formado a través del mismo 48 personas desde el curso 2014/15, de las cuales 44 (91,67%) son mujeres y 4 hombres (8,33%).
Atendiendo a la poca implicación masculina en este tipo de asuntos, Carlos Martínez, estudiante del Máster en Ingeniería Química de la UMA, alega que últimamente esta situación está cambiado, aunque reconoce que de manera muy lenta: «Como es algo que sufren más las mujeres, los chicos lo ven como más ajeno. Si uno no lo vive en sí mismo, pasa más del tema y no le afecta». Por su parte, Isabel Jiménez, hace un llamamiento al alumnado masculino: «Es muy necesario que los hombres jóvenes se incorporen a la lucha contra la violencia de género. Tenemos que constituirnos en una red de agentes activos para luchar contra ella, porque es una lacra que ya sabemos las consecuencias personales y sociales que tiene».
La tarea de difusión es aún una asignatura pendiente. De los siete estudiantes entrevistados para este reportaje, ninguno conocía la existencia del Protocolo para la protección y prevención frente al acoso sexual. «Vamos todos los años al inicio de curso a las charlas de bienvenida y presentamos la Unidad de Igualdad y el Protocolo», afirma Isabel Jiménez. De estos siete alumnos, dos de ellos de primer curso de Grado, ninguno recuerda haber recibido esa información en una charla.
Entonces, ¿cuáles serían las mejores vías para llegar al alumnado? «Sería interesante que en las jornadas de puertas abiertas, que vienen miles de estudiantes de todas partes de Málaga, se hablara de la existencia de este organismo», opina la estudiante María Casado. Por su parte, Elena Donaire, alumna de primero de Psicología, apuesta por las redes sociales: «Yo creo que más que un tuit o algo así, se debería hacer quizás un vídeo o un cortometraje que circulase por las redes sociales concienciando sobre el tema. Los vídeos suelen viralizarse y todo el alumnado de la UMA seguro que se interesaría. Creo que es la vía más efectiva actualmente».
Sergio Márquez se encuentra en una posición intermedia entre las tradicionales charlas y las nuevas formas de comunicación: «Se debería difundir con charlas que hablen sobre el funcionamiento del Protocolo, pero que sean interactivas y hacer algún simulacro de cómo seguir el Protocolo. Que nos enseñen que existe de forma dinámica y cercana. Creo que la interactividad es la clave».
A pesar de que la difusión parece no estar siendo del todo efectiva, desde el Vicerrectorado de Igualdad son conscientes de las ventajas de las redes sociales como canal de difusión. «En las redes sociales tenemos una gran vía para la sensibilización y la formación», señala la vicerrectora Isabel Jiménez. En especial, hace hincapié en la segunda de las cuestiones, la formación: «Es verdad que hemos sensibilizado, pero si no profundizamos se queda todo muy en superficie, y profundizar significa formar».
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