Rosario Gutiérrez, en su despacho de la Facultad de Ciencias de la Educación. C. Aranda
Rosario Gutiérrez: «No conozco a ningún hombre que haya rechazado cargos porque tiene que dedicar tiempo a su familia»
decana de la Facultad de Ciencias de la Educación ·
, decana de la Facultad de Ciencias de la Educación: «A veces tú darías el paso, pero no te sientes segura porque no sabes quién se va a ocupar de la gestión de la familia»
CLAUDIA ARANDA
Martes, 12 de enero 2021, 00:04
En 2020 ha comenzado el segundo mandato de Rosario Gutiérrez como decana de la Facultad de Ciencias de la Educación. Durante los cuatro años anteriores a su primer mandato había trabajado como secretaria académica con el anterior decano. A pesar de ello, admite que cuando le propusieron el presentarse como decana le dio mucho vértigo, ya que consideraba que la responsabilidad era muy grande. «Es un centro que tiene casi 4.000 estudiantes, 4 títulos de grado, un doble grado y 6 títulos de máster», explica Gutiérrez, que añade: «Le di muchas vueltas. Me hacía ilusión, pero por otro lado me daba mucho miedo». (Reportaje completo, aquí: Cinco mujeres dirigen los decanatos y direcciones de centro de la UMA)
En lo personal, Rosario Gutiérrez admite que cuando decidió implicarse en este proyecto tenía el escenario familiar totalmente superado, y que si hubiera tenido que hacerlo antes, probablemente no lo habría hecho. «Yo me había encargado de cuidar a mis hijos, y también mucho a mi padre y a mi suegra cuando estaban mayores. Seguramente eso me habría condicionado si me hubiera pillado en esa época», explica. En la misma línea, opina que los hombres nunca renuncian a mayores cuotas de profesionalidad a favor de la conciliación familiar. Personalmente, «no conozco a ningún hombre que haya rechazado cargos porque tiene que dedicar tiempo a su familia. En todo caso sí he escuchado negarse a cargos porque no les apetece o porque no les cuadra», añade.
Continuar como decana
«Debemos empoderarnos y sentirnos fuertes como mujeres»
Su experiencia en los primeros cuatro años de mandato ha sido muy intensa. Rosario Gutiérrez era consciente de que no era lo mismo ser secretaria académica de la facultad que ser decana. Uno de los motivos principales por los que ha continuado ha sido su equipo, al que considera magnífico. «Tenía mis dudas de si seguir porque era una responsabilidad importante, pero es verdad que quedaban cosas pendientes por hacer», cuenta, admitiendo que llegados a este punto ella ya cuenta con las bases esenciales sobre cómo proceder en cada contexto desde el punto de vista institucional y práctico.
Respecto a las diferencias con su cargo anterior, la más importante es la toma de decisiones: «Cuando había otro decano yo siempre tenía dónde volver la cara y preguntar». Aunque reconoce que como secretaria académica sí que tenía que tomar muchas decisiones, en caso de duda siempre tenía el paraguas del decanato.
Gutiérrez se define como una decana muy atípica. Estudió Bellas Artes en la Universidad de Sevilla y desde el principio le interesó el mundo de la educación artística. «Había una asignatura optativa que se llamaba Pedagogía del dibujo y ahí lo vi claro, supe que mi horizonte profesional estaba en el contexto educativo», narra. Nada más terminar la carrera, buscaban una docente para un aula que había en Ronda de la entonces Escuela Universitaria de Formación del Profesorado de la Universidad de Málaga, y consiguió la plaza. «Ese día sí que me temblaban las rodillas», admite. Al año siguiente se trasladó a Málaga, hizo el programa de doctorado y en el año 93 leyó la tesis: «Mi hijo mayor tenía en aquel momento un año y medio. Recuerdo a mi padre entrando con mi hijo en brazos el día que leí la tesis y el niño gritando: 'Mamá, mamá'».
Mujer muy autocrítica
Rosario Gutiérrez se considera una persona muy autocrítica, siempre piensa que lo puede hacer mejor y considera el perfeccionismo como uno de sus defectos. Cuando se presentó por primera vez al cargo, pensaba que su compañero Antonio, vicedecano de ordenación académica, era el candidato indicado para el puesto de decano. «Yo creo que si en ese momento Antonio da un paso adelante, yo lo doy al lado. Porque sentía que había gente que lo podía hacer mejor que yo», expone.
El hecho de que solo haya 5 decanas en la Universidad de Málaga, para Rosario Gutiérrez, debe tener mucho que ver con la conciliación familiar y «con ese papel de cuidadoras estables que se nos asigna desde siempre». En su opinión, nosotras mismas debemos dar un paso adelante para contribuir a eliminar el techo de cristal: «Debemos empoderarnos y sentirnos fuertes como mujeres. Entender que tenemos capacidades para asumir las tareas». Sin embargo, por otro lado, considera fundamental el apoyo de los hombres en este sentido. «Hay veces que a lo mejor tú darías el paso pero no te sientes segura porque no sabes quién se va a ocupar de la gestión de la familia y de los padres mayores», explica. Por eso entiende que es muy necesario el apoyo de los hombres en este tipo de iniciativas.
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