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Imagen que Adela Fortes había publicado en su Facebook . Sur
Una vida marcada por la tragedia

Una vida marcada por la tragedia

María Adela era viuda desde hace cuatro años y perdió a un hijo hace dos meses

Miércoles, 14 de febrero 2018, 00:47

María Adela Fortes Molina, de 44 años, era ama de casa. Una mujer sencilla y confiada, cuya vida giró alrededor de su familia. «Se llevaba bien con todo el mundo», aseguran quienes le conocían, que nunca jamas se podían imaginar que tuviera un final tan trágico, teniendo en cuenta que la vida ya le castigó bastante con la muerte, primero de su marido, hace cuatro años, y hace apenas dos meses, con la de un hijo de 17 años a causa de una enfermedad degenerativa.

La mujer conoció hace unos meses a la pareja por internet y aunque estaba muy contenta, todos en la aldea le advertían de que tuviera cuidado y no se fiara, porque no lo conocía

No era natural de La Viñuela, pero desde que se casó se trasladó a vivir a Los Romanes, una aldea de este municipio de la Axarquía, de donde era su marido. Este murió repentinamente por un problema cardiaco, lo que fue un enorme mazazo para la familia. Se quedó viuda antes de cumplir los 40, pero se refugió en sus dos hijos.

El mayor se emancipó con su pareja y residen desde hace un tiempo en Torre del Mar. El menor, que padecía esclerosis múltiple, falleció hace sólo dos meses. «Es una familia que ha sufrido mucho», manifestó el alcalde de la localidad, José Juan Jiménez.

Adela vivía sola desde el fallecimiento de su hijo menor en una vivienda de la calle La Cuesta de los Los Romanes, situada justo frente del colegio rural Alcalde Juan García. La casa tiene una planta baja y primera. No colinda con ninguna otra casa habitada. La mas cercana es una en construcción que está inacabada. Quizá por ello, nadie en el pueblo escuchó los gritos que realizó al ser atacada. Ella vivía en la planta superior, que tiene una entrada lateral independiente. En la baja, residen sus suegros.

Hace unos meses comenzó a adelgazar, lo que cambió su físico de manera notable. Se estaba arreglando también la boca. Había conocido a alguien por Internet y ello le había devuelto nuevamente la vida. Era tan confiada que no le importaba contárselo a los vecinos. «Si sabíamos de su relación era porque ella lo contaba. Estaba muy contenta e ilusionada. Decía que hablaban por WhastApp y que incluso se habían enviado fotos», relata Susana, dueña de una pequeña tienda a la que Adela acudía habitualmente.

Según esta vecina, todo el mundo le aconsejaba que «no se fiara. Que no conocía a esa persona y que no sabía nada de él. Nos decía que le había dicho que era policía, pero nadie lo veía, porque casi nunca venía de día», señaló Susana.

Se encontraba tan contenta que tampoco quiso hacer caso de lo que le decían en su propia familia. Su hijo mayor y sus suegros no aprobaban la relación. «Pero ella decía que era adulta, que tenía 45 años y no se iba a encerrar en su casa», dicen los vecinos, que aseguraban haber dudado desde un primer momento de las verdaderas intenciones del hombre que ha acabado con la vida de Adela a puñaladas y al que muy pocos en la aldea habían visto.

Sus vecinos aseguran que era una mujer sencilla y muy confiada cuya vida fue su familia

Según los vecinos, ella nunca denunció ningún tipo de maltrato o acoso, lo que ha confirmado el Ayuntamiento, aunque ahora veían sospechoso que sólo acudiera a visitarla a deshoras. «Venía casi siempre de noche y se iba también de noche. Nunca salían juntos por el pueblo. Era como si quisiera mantener oculta la relación, aunque ella lo contaba todo», señala un vecino de la aldea, para quien el problema de Adela es que era una mujer «muy inocente. Se lo creía todo. Nos enseñaba las fotos de la pareja y nos dijo que le había dicho que era policía y que trabajaba en unas oficinas, y creía que era verdad».

Adela decía a sus convecinos que era joven y estaba muy ilusionada con su pareja

Aún cuando llevaban poco tiempo con la relación, esta tuvo algunos altibajos. «Había algunas veces que venía a la tienda diciendo que lo habían dejado y que ya no lo quería. Que él la había bloqueado en el WhastApp. Después parece que le decía alguna cosa, la engatusaba de nuevo y volvían. No hay derecho a que un hombre le arrebate la vida a una mujer de esta manera, cuyo único pecado ha sido que se había enamorado», señaló su amiga y vecina, Susana.

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