Las claves de la fortaleza del cambio político andaluz

Expertos diseccionan la estrategia que ha permitido consolidar el proyecto de Juanma Moreno, que cumple cuatro años como presidente

Domingo, 15 de enero 2023

El próximo lunes se cumplen cuatro años desde que Juanma Moreno fue elegido por primera vez presidente de la Junta de Andalucía. La entrada en ... el Palacio de San Telmo de un presidente del Partido Popular puso fin a 36 años y 8 meses de gobiernos socialistas y supuso el fin de una era política nacida junto con el proceso autonómico. Por decisión de los electores, Andalucía fue la última comunidad a la que llegó la alternancia política.

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El vuelco se produjo en unas elecciones, el 18 de diciembre de 2018, en las que Moreno cosechó el resultado más modesto en la historia de su partido, pero tras las que fue capaz de tejer una compleja alianza a tres bandas que le permitió materializar el relevo en el Gobierno andaluz. Tres años y medio después, el panorama electoral cambiaría radicalmente.

Desde que Juanma Moreno llegó al Palacio de San Telmo sólo ha transcurrido el tiempo de una legislatura, pero durante estos cuatro años los acontecimientos se precipitaron con velocidad de vértigo. El Gobierno andaluz se enfrentó a una pandemia; tuvo como interlocutor en Madrid al primer gobierno de coalición de la historia de España en la que participa una fuerza política a la izquierda del PSOE; todos los líderes que se midieron a Moreno en aquellas elecciones de 2018 desaparecieron de la primera línea; el socio de gobierno con el que el PP construyó su Ejecutivo de coalición se diluyó hasta la intrascendencia y el presidente consiguió para su partido una mayoría absoluta que un lustro atrás sólo podía imaginar un escritor de ficción política.

¿Ha sido este proceso político de cuatro años producto de un cambio social previo? ¿Es muy distinta la sociedad andaluza que votaba mayoritariamente al PSOE de la que dio a Juanma Moreno la primera mayoría absoluta del PP?

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«No me atrevería todavía a señalar que hay un cambio radical en la forma de pensar, sino una concurrencia de circunstancias que llevan a una situación diferencial de la que se vivió en Andalucía en los últimos cuarenta años», señala Juan Montabes, catedrático en la Facultad de Ciencias Políticas de Granada y director de Cadpea (Centro de Análisis y Documentación Política y Electoral de Andalucía) entre 2000 y 2018. En las elecciones donde se produjo el vuelco, recuerda, «tanto el PSOE como el PP consiguieron sus peores resultados, pero la aritmética dio para sumar gracias a un resultado extraordinario de Ciudadanos y la aparición de Vox. Nunca antes un tercer partido había conseguido un resultado tan alto», apunta.

La politóloga sevillana Ana Salazar, directora de Idus3, descarta que la sociedad andaluza haya experimentado un cambio ideológico. Recuerda que el CIS de Andalucía refleja un desplazamiento a la derecha entre 2018 y 2022 del 4,55 al 5,15, tomando en cuenta la escala en la que 1 refleja la extrema izquierda y 10, la extrema derecha. Se trata, explica, de un corrimiento muy menor y que obedece a evitar el conflicto individual. «Si nos ponemos en la cabeza de un ciudadano que ha cambiado de voto y ahora vota al PP, no se puede poner en una escala del 3, porque eso le crea un conflicto», explica. Ese corrimiento sostiene, no traduce un cambio de paradigma ideológico, sino un desplazamiento para salvar una contradicción o para establecer un relato de coherencia entre el posicionamiento ideológico y el voto.

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Lo que sí se ha producido, en opinión del catedrático de Ciencias Políticas en la Universidad de Málaga Manuel Arias Maldonado, es la desactivación de un arma estratégica que el PSOE y el conjunto de la izquierda andaluza habían utilizado durante décadas: el miedo a un gobierno de centroderecha. «Es capital que los temores que la izquierda andaluza había instigado acerca de lo que sucedería de malo cuando la derecha llegase al poder no se confirman», enfatiza.

Ese miedo, que se mantuvo activo durante décadas, se acabó de disipar durante el primer mandato de Juanma Moreno. «No sé si por la influencia benéfica de Ciudadanos o sencillamente por el propio talante del Gobierno y por inteligencia política, pero no podemos decir que el PP se haya metido en muchos fregados ideológicos, ha sido un gobierno pragmático» sostiene. En su opinión, eso ha permitido que el elector pudiera votar a Moreno en las siguientes elecciones de una manera más confiada. «El arma estratégica que tenía el PSOE en su discurso queda desactivada, y el daño de las decisiones de Pedro Sánchez en el electorado socialista andaluz hicieron el resto», asegura.

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¿Pero cómo es la sociedad en la que un cambio político que durante tanto tiempo parecía imposible se acabó consumando sin el menor síntoma traumático?

El sociólogo José Manuel García Moreno lleva años investigándola desde el Centro de Investigación Social Aplicada (CISA) de la Universidad de Málaga y como dinamizador de proyectos de investigación del Centro de Estudios Andaluces (Centra). Asegura que la sociedad andaluza es bastante particular en cuanto que sostiene valores modernos, en contraposición a los valores posmodernos. Se trata, dice, de una sociedad que apuesta siempre por la seguridad y la estabilidad y poco por el cambio. «Somos muy conformistas, eso puede explicar los 37 años anteriores y puede en cierta manera estar explicando lo que está pasando actualmente».

Progresista o conservadora

En su opinión, no es que Andalucía sea progresista o conservadora. «Si hay una palabra con la que hay que definirla es conservadora, pero no políticamente hablando sino que valora la estabilidad y que entiende que la comunidad se puede desarrollar desde sus recursos naturales, su calidad de vida y sus tradiciones; esos valores los encarna hoy la marca Juanma Moreno». Asegura que los andaluces han encontrado en Moreno lo que hallaban antes en los diferentes presidentes socialistas: seguridad, tranquilidad, estabilidad, no gran enfrentamiento… La sociedad andaluza, dice, es de valores tradicionales, más de seguridad que de grandes apuestas por grandes transformaciones. O como asegura Arias Maldonado, hay muchas razones para alegar que el andaluz era un votante conservador. «La principal, es que se mantenía al mismo gobierno durante 37 años sin que la cosa cambiara demasiado».

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¿Y cómo hizo el actual presidente de la Junta para conseguir encarnar esos valores desde un partido al que los electores andaluces le habían dado tradicionalmente la espalda?

Montabes dice que Moreno jugó un papel acertado que le ha permitido situarse en una posición de fortaleza. «Hay aciertos por el tipo de gobierno que ha llevado y una situación extraordinaria. De los tres años y medio de gobierno dos han sido de pandemia en los que de la política se ha pasado a la videopolítica y eso ha sido en beneficio de la gobernabilidad que ha llevado a cabo».

Salazar pone el acento en el estilo. Para esta politóloga, el principal eje diferenciador no es tanto a lo que apela Juanma Moreno, sino cómo lo hace. «Estamos en unos años de crispación política nacional. El debate político está pasando el límite y cruzando unas líneas rojas. ¿Qué hace Juanma Moreno Bonilla desde mi punto de vista muy acertadamente? Rebajar el tono y presentarse como un señor moderado. Él cambia su política discursiva, que no su política de gestión, con un tono moderado, marcando una diferencia».

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La marca Juanma Moreno ha ocupado el espacio en simbiosis con la Junta y Andalucía en el que antes se situaba el PSOE-A

Para Arias Maldonado, desde el equipo de Juanma Moreno se aplicó una inteligente estrategia de ocupar el espacio que de otra forma ocuparía la oposición en lo que define como «la estrategia Merkel», llevar el partido más al centro y dar un sello propio a temas que ocupan la sociedad, como el feminismo o el ecologismo. ·El centroderecha no puede permitirse no tener un discurso en materia medioambiental –reconoce-, otra cosa es que tenga que copiar el discurso del centroizquierda». ¿Existe el peligro de que ello deje un espacio demasiado grande por el flanco derecho? «El peligro de eso es que te salga una oposición por la derecha, pero Moreno Bonilla sabe que es más lo que gana que lo que pierde con esa estrategia», indica.

García Moreno profundiza en ese sentido y apunta que quien quiera tener un cierto peso en el centro político, que es donde se mueve la referencia de votos, tiene que estar en esos temas. «El discurso verde no es vacío, Andalucía puede ser la abanderada de la economía verde. No es que se haya apropiado de un discurso que no le pertenecía, es que es el nuevo discurso donde se están manejando los marcos políticos. Si queremos estar a la vanguardia donde se está moviendo la financiación a nivel global, las inversiones, tienes que estar en ese discurso», señala.

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Y hay también otro factor de peso, no ya verde, sino blanco y verde: la identificación con el territorio. Salvador Cruz Artacho, catedrático de Historia en la Universidad de Jaén, llama la atención sobre el intento de acercarse a un espacio discursivo en el que, asegura, la derecha andaluza no estuvo nunca. «Ahora hay un comportamiento diferente y eso habla de la fortaleza del proceso de construcción autonómico andaluz», sostiene.

Misma estrategia

Para Salazar, esto no supone novedad. «Cuando los socialistas llegan al poder en Andalucía abrazan la bandera y hacen una simbiosis: el PSOE, la Junta y Andalucía, tres elementos que se funden en uno solo, como la Santísima Trinidad». En su opinión, la estrategia del Partido Popular es la misma que la del Partido Socialista. «¿Qué es lo primero que se hace cuando llegan a la Junta de Andalucía? Cambiar el paraguas, cambiar el logo, porque ese logo estaba tan identificado con una Junta del Partido Socialista que lo primero era hacer un símbolo que mimetizara a la Junta con el PP. No hay innovación dentro de la estrategia del PP en Andalucía».

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Sin innovación, pero con un matiz no menor que destaca García Moreno: «Antes la marca fuerte era el PSOE, independientemente de quién la encabezara, ahora la marca es Juanma Moreno».

Arias Maldonado matiza que en un entorno institucional como el español, las comunidades autónomas manejan tanto poder que esa conexión entre territorio, institución y partido llega sola, y no se puede pedir que los partidos sean tan ingenuos para desactivarla. En su opinión, Juanma Moreno se beneficia de un modelo que ha funcionado en Andalucía pero que también lo hace en Galicia o en el País Vasco. «Pero aquí el rasgo que lo singulariza es que es más una marca personal que de partido».

También García Moreno llama la atención sobre esta circunstancia. «La marca fuerte ahora es Juanma Moreno y antes la marca fuerte era el PSOE, independientemente de quien la encabezara».

Y con esa marca personal aspira a consolidar un proyecto de largo aliento, un objetivo legítimo y común a todos los partidos que alcanzan el poder. En este caso, Arias Maldonado identifica la intención de convertir al PP de Andalucía en una especie de PNV andaluz que le permita intervenir en el debate público español haciendo de contrapeso con los socios nacionalistas del gobierno. Un objetivo ambicioso que seguramente no aparecía ni en las previsiones más optimistas apenas cuatro años atrás.

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