Antonio de Lacy Experto en cirugía robótica «Al cirujano con complejo de Dios hay que meterlo en la cárcel»
Es uno de los grandes expertos mundiales en cirugía robótica y le acaban de dar el premio Rei Jaume I por sus aportaciones en el tratamiento quirúgico del cáncer. Hablamos con Antonio de Lacy con motivo del Foro Next Spain ciencia e investigación, celebrado en Barcelona.
Asomado al visor del robot Da Vinci, Antonio de Lacy viaja al interior del cuerpo de su paciente. Literalmente. A través de la incisión realizada por el bisturí de uno de los brazos mecánicos, el médico ve en tres dimensiones lo que ocurre dentro del organismo. Jefe del Servicio de Cirugía Gastrointestinal del Hospital Clínic de Barcelona y director del Instituto Quirúrgico Lacy, este cirujano ha revolucionado la medicina con técnicas mínimamente invasivas como la cirugía laparoscópica, la robótica o la que se realiza a través de orificios naturales. Fue el primero en extraer una vesícula biliar por la boca y, ante un cáncer colorrectal, en sacar parte del intestino grueso por la vagina, y el pionero en realizar una extracción de recto a través del ano. Ahora acaba de recibir el Premio Rei Jaume I 2022 de investigación médica.
XLSemanal. ¿Cómo ha revolucionado la tecnología la medicina?
Antonio de Lacy. Extraordinariamente. Nosotros operamos con un robot que permite maniobras muy precisas, con una seguridad asombrosa. Sin embargo, nunca hay que olvidar la parte humana. Nuestros pacientes eligen hasta la música que quieren oír al despertar.
XL. Con tantos hitos en su carrera, ¿alguna vez ha llegado a perder la empatía por los enfermos?
A.L. Nunca. Solo con lo que yo llamo 'los cuñados', acompañantes a los que les importa un comino el paciente. Te das cuenta porque hacen preguntas que los identifican, como si el enfermo se va a morir pronto. También te digo que la muerte de mi mujer me hizo ser todavía mejor con mis pacientes.
XL. ¿Qué ocurrió?
A.L. Era ginecóloga y murió de cáncer de pulmón. Todavía recuerdo cuando me dijo: «¿Cómo es que tú, que estás todo el día extirpando tumores, no puedes operarme a mí?». Eso de que con los años te vuelves más duro es mentira.
XL. Todos sus avances han ido por el camino de hacerles la vida más fácil a los pacientes.
A.L. La cirugía mínimamente invasiva nació para eso. Elimina cicatrices externas al emplear los orificios naturales del organismo –la boca, el ano o la vagina– como vías de acceso.
XL. ¿Cuál es el siguiente paso en la cirugía robótica?
A.L. Gracias a la inteligencia artificial podremos 'hablar' con los robots. Habrá un intercambio increíble de datos. A veces, cuando estás en quirófano buscando una metástasis del hígado y no la encuentras porque se ha reducido después de la quimioterapia, necesitas mucha información. A los nuevos robots les podrás pedir esos datos y te aparecerán justo al lado en pantallas holográficas.
«Antes de morir de cáncer, mi mujer me dijo: '¿Cómo es que no puedes operarme a mí?'. Es mentira eso de que los años te vuelven más duro»
XL. Robots que interactúan con el médico.
A.L. Estamos diseñando un equipo que será como una especie de Alexa o Siri de quirófano. Al añadir la inteligencia artificial a la tecnología 5G, el robot podrá evaluar tu pericia como médico e intervenir más o menos para ayudarte. La robótica corregirá o incluso bloqueará las maniobras del cirujano que no tengan la precisión suficiente.
XL. ¿Sustituirán al médico?
A.L. Creo que no, pero está claro que con el deep learning las máquinas empiezan a pensar como nosotros y podrán ejecutar cosas que ahora desconocemos. Pero esto no significa que te vaya a sustituir. Lo que la máquina hará es trabajar más que tú porque ni come ni duerme ni da entrevistas [se ríe].
XL. Y, de momento, tampoco es capaz de dar malas noticias a los pacientes. ¿Cómo lo hace usted?
A.L. Hay tres formas: engañándolos, haciéndoles ver la cruda realidad o intentando conocerlos para hacerles un traje a medida de cómo tienes que dar la información. Lógicamente, yo elijo la última.
XL. Lo de engañarlos no lo entiendo muy bien.
A.L. Eso se hacía aquí hasta finales de los ochenta. Cuando yo empecé, nunca se le daba el diagnóstico real. Recuerdo a un catedrático que trajo a un enfermo al hospital y le decía: «Usted va a vivir más años que nosotros», mientras se giraba y ponía el dedo pulgar hacia abajo como los romanos.
XL. ¡Qué barbaridad! Y usted ¿tiene miedo a las malas noticias?
A.L. Todo el mundo tiene miedo a la muerte y al dolor. En mi caso, no tanto a morir, sino a las enfermedades degenerativas del sistema nervioso. Mi madre tuvo alzhéimer y me preocupa, sobre todo por la gente de alrededor.
XL. Volviendo a sus hitos: primera cirugía a distancia del mundo.
A.L. Fue en 2019 durante el Mobile World Congress. Probamos que la tecnología 5G podía conectar en tiempo real nuestro quirófano con la sala donde se encontraba el cirujano que hacía la intervención.
XL. En el futuro, ¿el médico ya no va a estar en el quirófano?
A.L. Realmente no creo que la asistencia médica a distancia vaya a tener tanta importancia. Se utilizará en ocasiones muy concretas para casos donde el médico no se pueda desplazar. Pero la verdadera aplicación de esta tecnología tiene que ver con la formación a distancia de los médicos.
«El metaverso tiene que entrar en el quirófano. Pronto, la robótica corregirá o bloqueará maniobras imprecisas del cirujano»
XL. ¿Operar con el avatar de tu profesor al lado?
A.L. Más o menos. Tú podrás intervenir y un cirujano experto podrá darte las indicaciones en tiempo real desde otro lugar. Incluso mover de forma remota tu instrumental quirúrgico.
XL. ¿Cómo influirá en su trabajo la llegada del metaverso?
A.L. Sinceramente yo creo que esto servirá más para viajar al Everest o para tener sexo virtual [se ríe]. En mi caso, más que ir yo al metaverso, lo que me interesa es que el metaverso entre en mi quirófano.
XL. ¿La realidad mixta?
A.L. Por ahí sí que vendrán los avances. Yo ya he asistido a un parto virtual con las gafas de realidad virtual y eso será clave en el aprendizaje. Ver realmente cómo baja el bebé por el canal del parto, cómo se da la vuelta… Es fascinante.
XL. Suele decir que todo esto no funciona si no va acompañado de investigación.
A.L. Así es. La realidad virtual queda muy vistosa, pero no olvidemos que un siete por ciento del cáncer de recto se va a poder curar gracias a una investigación con fármacos que ha conseguido que remitan los tumores sin necesidad de operar. Eso es casi más sorprendente que un robot.
XL. ¿Y cuánto ocupa en su vida la famosa 'vanidad del cirujano'?
A.L. Es muy grande [se ríe]. Los cirujanos siempre tenemos un cierto grado de vanidad, pero no es malo. El problema es que esa vanidad te lleve a cometer errores y que el paciente tenga que pagar las consecuencias.
XL. No admitir fallos ya entra en la categoría 'complejo de Dios'.
A.L. Claro, y a un cirujano que tiene complejo de Dios hay que meterlo en la cárcel. Conocí a un británico que acabó con su carrera porque durante un trasplante hizo una especie de tatuaje con sus iniciales en el hígado trasplantado al paciente utilizando un láser de gas argón coagulador. Médicamente esto no causa daños, pero creo que es un pecado capital.
XL. Por cierto, ¿qué hace un mallorquín residente en Barcelona estos días en Madrid?
A.L. Tengo en mente un nuevo concepto de la sanidad y me gustaría que se desarrollara en Madrid porque en estos momentos es la ciudad más importante del sur de Europa. Estamos trabajando en una nueva forma de ver la medicina que une innovación, tecnología e investigación.
XL. ¿Y hacia dónde debería encaminarse ese nuevo concepto del que habla?
A.L. Hay que poner al paciente en el centro. Y en la consulta hay que ser menos tecnológicos y mirar al paciente a los ojos, tocarlo. Además, los hospitales tienen que cambiar porque no están para enfermedades crónicas, sino para las agudas. El enfermo tiene que estar allí el menor tiempo posible.
XL. ¿Se puede mantener una sanidad como la que tenemos?
A.L. Todo el mundo debe tener derecho a la sanidad, desde el rey al inmigrante. Pero esta sanidad que tenemos ahora no la podemos pagar y hay que buscar algún mecanismo para ofrecer esa sanidad universal a todo el mundo. Por eso, lo ideal es la colaboración pública-privada. Hay que ser valiente y decirlo, aunque se pierdan votos.
-
1 ¿Cómo han convertido las adolescentes la medicina estética en algo tan habitual como ir a la peluquería?
-
2 Tres propuestas para que tu dieta antiinflamatoria sea, además de saludable, sabrosa
-
3 Pódcast | Drogas, abortos, abusos... el dolor de Maria Callas en el rostro de Angelina Jolie
-
4 Cada vez más cerca del otro planeta 'habitado': así trabaja el telescopio Tess
-
5 Elogio de la mediocridad: asúmelo, no todos podemos triunfar