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«No insertamos chips en el cerebro. El cerebro debe permanecer intacto»

Volver a caminar tras sufrir una lesión medular

«No insertamos chips en el cerebro. El cerebro debe permanecer intacto»

Jocelyne Bloch y Grégoire Courtine

Fundadores de NeuroRestore

El neurocientífico francés Grégoire Courtine había logrado que un ratón parapléjico caminase gracias a unos electrodos y un arnés robótico. Quería aplicarlo a humanos. Sabía que aquello era una misión que requería un compromiso extraordinario. «Necesitaba a alguien tan loco como yo». Y apareció la cirujana Jocelyne Bloch. Hoy son los fundadores del centro de investigación NeuroRestore, en Lausana (Suiza), donde las personas con lesiones medulares ya logran andar.

Viernes, 21 de Marzo 2025, 11:26h

Tiempo de lectura: 8 min

XLSemanal. Para embarcarse en un proyecto como el suyo hace falta algo más que ambición científica. ¿Cuál es su inspiración?

Jocelyne Bloch. Después de una lesión medular, ya no te puedes mover. Cuando era estudiante de medicina, eso es lo que me enseñaron: que nunca podríamos hacer nada al respecto. Lo que me inspiró, y me sigue inspirando, fue tratar de cambiar este paradigma y encontrar soluciones para aquellos a quienes se les dice que nunca volverán a caminar.

Gregoire Courtine. Sí, exactamente. Ese fue el comienzo. Hemos puesto mucha energía durante muchos años para desarrollar nuevas terapias en lesiones medulares, pero lo que hemos aprendido también lo estamos aplicando a otros trastornos neurológicos.

XL. ¿Cómo empezaron a colaborar?

G.C. Estuve en Estados Unidos unos años, haciendo el posdoctorado, y volví a Europa. Primero recalé en la Universidad de Ginebra y luego en la Escuela Politécnica Federal de Lausana (EPFL). Solo era un modesto investigador que trabajaba con ratones.

«El primer experimento fue con un primate. Tenía la pata derecha paralizada y al encender el puente digital, el animal caminaba. Y al apagarlo, volvía a paralizarse. Ese fue un momento increíble»

XL. La investigación que publicó en Science en 2012 de una rata que caminaba erguida sobre sus patas traseras causó sensación.

G.C. Era una rata con la médula espinal completamente seccionada. Las patas traseras deberían estar paralizadas, pero gracias a un sistema de estimulación eléctrica y a un arnés robótico de soporte, el animal podía moverse de forma coordinada. Lo importante era que habíamos entendido el mecanismo biológico, neuronal, del movimiento. Y esa comprensión profunda nos abría la puerta para encontrar maneras de replicarlo.

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Un primer paso. El holandes Gert-Jan Oskam, con una lesión medular, es de los primeros pacientes tratados con éxito con los dispositivos de NeuroRestore.

XL. ¿Cómo?

G.C. Implantando microelectrodos en la región lumbar de la médula espinal, por debajo de la lesión, y aplicando patrones específicos de estimulación eléctrica que reactivan los circuitos neuronales que controlan el movimiento.

XL. Eso fue revolucionario.

G.C. También lo fue que demostramos que el cerebro podía recuperar el control sobre estas patas 'desconectadas' mediante la formación de nuevas vías neurales que sortean la lesión. Esto desafió el dogma de que las lesiones medulares son irreversibles.

XL. Debió de ser emocionante…

G.C. Fue increíble. Yo estaba como loco por probar con humanos. Entonces me presentaron a Jocelyne, una gran cirujana del Hospital Universitario de Lausana, y le expliqué lo que habíamos conseguido y lo que pretendíamos conseguir.

XL. Y la convenció.

J.B. Sí, claro que me convenció. Dije: "¡Adelante!"

G.C. Propusimos a nuestros respectivos centros unificar experiencias y eso se convirtió en la filosofía de NeuroRestore. Trabajamos muy bien juntos.

XL. Llevan desde entonces en primera línea.

G.C. Nuestra fortaleza es esa colaboración fluida y continua entre la medicina y un montón de disciplinas: neurociencia, ingeniería biológica, ciencia computacional… Es un sistema bidireccional. Cada publicación científica no solo muestra un nuevo avance en la investigación, sino su aplicación práctica en seres humanos.

XL. Sorprende el número de autores de cada trabajo. No es raro que haya más de 30 firmas…

G.C. Sí, es muy estimulante para todo el equipo.

XL. Tienen muchos frentes abiertos: lesiones de la médula espinal, Parkinson, accidentes cerebrovasculares...

G.C. Hay un principio común. Cuando estimulamos la médula espinal, no activamos todo, sino tipos muy específicos de fibras nerviosas. A partir de esta comprensión del principio de la estimulación, pudimos desarrollar lo que yo llamaría una estimulación basada en mecanismos. Nuestra estimulación es biomimética: activamos la médula espinal como lo haría el cerebro naturalmente para caminar.

XL. ¿Y cómo dan el salto de ratas a humanos?

J.B. Tuvimos que conceptualizar completamente los implantes porque no había nada disponible. Decidimos reorientar la tecnología existente. Utilizamos electrodos y estimuladores que normalmente están hechos para tratar el dolor y los adaptamos para poder hacer esta estimulación compleja.

G.C. Cuando la estimulación está apagada, el paciente no puede caminar; cuando la encendemos, inmediatamente puede hacerlo. Pero surgió una frustración: para sincronizar lo que el paciente estaba haciendo, básicamente debía pulsar un botón para cada movimiento. No era muy natural ni muy adaptable. Así que la segunda inspiración fue que para controlar la estimulación, deberíamos usar la señal cerebral.

XL. ¿Un puente digital?

G.C. Sí, se parece aún más a la forma en que normalmente activamos nuestras piernas, excepto que en lugar de tener una médula espinal funcional, el puente digital activa la médula en la zona lumbar.

«Nuestra fortaleza es esa colaboración fluida entre la medicina y un montón de disciplinas: neurociencia, ingeniería biológica… Cada publicación científica muestra su aplicación práctica en humanos»

XL. ¿Esperaban que funcionase tan bien o se llevaron una sorpresa?

G.C. Primero hicimos trabajo con animales y funcionó. El primer experimento realmente fue en primates. El primate tenía la pata derecha paralizada y al encender el puente digital, inmediatamente el animal ya estaba caminando. Y al apagarlo, volvía a paralizarse. Ese fue un momento increíble. Fue tan difícil llegar ahí...

J.B. Ponemos un electrodo en el cráneo que registra la intención de moverse del paciente, así como electrodos en la médula espinal, en la región que controla los movimientos de las piernas. Con esto pueden controlar muchas cosas: caminar con estimulación, controlar un avatar en una pantalla que le sirve como referencia para activar los movimientos de sus piernas o incluso un exoesqueleto.

XL. Y luego han ido llegando más terapias…

G.C. Sí, estamos trabajando también con las extremidades superiores. Para ganar movimiento de la mano y el brazo en pacientes tetrapléjicos. También con el puente digital. Y luego pasamos a ensayar con pacientes de Parkinson. Las personas con Parkinson pueden caminar, pero no adecuadamente, y sufren episodios de congelación de la marcha.

XL. ¿Congelación?

J.B. Sí. Exhiben un movimiento típico cuando se giran, se bloquean. Sucede especialmente cuando hay un obstáculo o dificultad, como entrar en un ascensor. Pero con la estimulación, adaptando exactamente el mismo principio que para la lesión de la médula espinal, pueden controlar mucho mejor la marcha y evitar la congelación. Esto ha funcionado muy bien en dos pacientes y tenemos un estudio en curso con más participantes.

G.C. Y creemos que el puente es capaz de despertar células dormidas que estaban desconectadas.

J.B. Sí, eso sí que fue una sorpresa. Después de la rehabilitación, las personas comienzan a tener una función que no existía durante muchos años, como si algunas neuronas hubieran vuelto a regenerarse. Esto no lo esperábamos. Pero lo hemos visto en pacientes con lesiones incompletas de médula. Si tienes una lesión completa, no.

XL. En cualquier caso, el enfoque siempre es multidimensional.

J.B. Sí, intervienen la estimulación eléctrica, robótica, neuroplasticidad, inteligencia artificial y cientos de sesiones de rehabilitación intensiva. Hace falta mucha constancia.

XL. ¿Cuál es el papel de la motivación?

G.C. Es esencial. No funciona de otra manera. Para reconectar el cerebro con la médula espinal, necesitas tener una gran fuerza de voluntad.

«La motivación es esencial. No funciona de otra manera. Para reconectar el cerebro con la médula espinal, necesitas tener una gran fuerza de voluntad»

XL. Cuando seleccionan a sus candidatos para estos ensayos, ¿qué valoran?

J.B. Tenemos criterios de inclusión y exclusión muy estrictos. Para un estudio de marcha en pacientes con lesión medular, tenemos criterios anatómicos, de motivación, de buena salud, porque sabemos que quienes quieren volver a caminar tendrán que entrenar intensamente con nosotros. Y siempre hemos trabajado con pacientes que llevaban mucho tiempo, incluso muchos años, paralizados, ahora vamos a empezar con gente que se acaba de lesionar, que aún está en la fase aguda…

G.C. También estimulamos la médula espinal para mejorar la hemodinámica de los pacientes. Después de una lesión medular cervical, es muy difícil regular la presión arterial. El paciente puede sufrir una caída de presión que lleva a un síncope. Se siente muy mal y tiene que acostarse para no desmayarse. Igual que entendemos cómo comunicarnos con la médula espinal mediante estimulación, también podemos dirigirnos al centro de presión arterial para normalizarla.

J.B. Sí, es un problema en la vida cotidiana. Es muy difícil participar en lo social, comer, levantarse por la mañana y sentarse sin desmayarse.

XL. Y últimamente han extendido su investigación a accidentes cerebrovasculares, trauma cerebral…

G.C. Sí, tenemos un ensayo clínico en curso que aún no ha terminado.

XL. Este tipo de terapias generan grandes expectativas en todo el mundo. ¿Serán accesibles para todos? Tenemos el precedente de las terapias CRISPR que están consiguiendo avances asombrosos, pero son muy caras.

G.C. Usamos estimulación cerebral profunda, que ya es habitual en los hospitales para enfermedades neurodegenerativas. Se colocan electrodos en el cerebro. La tecnología es muy similar, así que los costos son más o menos los mismos. Por supuesto, no va a ser para todo el mundo ni en todos los países, pero sí para el mismo público objetivo en Europa, América... Por eso creamos la empresa [Onward], para desarrollar la tecnología y hacer ensayos que recopilen datos que convenzan a los responsables de los sistemas sanitarios de que merece la pena afrontar el gasto para implantar estos dispositivos, realizar la fisioterapia... Creemos que es realista.

«Los chips en el cerebro tienen algo de ciencia ficción; aun no funciona muy bien. Pero es como la cirugía plástica: surgió para reparar a personas heridas en guerra, luego se convirtió en cosmética y acabó en cirugía estética»

XL. Hablemos del futuro…

G.C. A corto plazo, la estimulación cervical para conseguir algo de movimiento en las extremidades superiores estará pronto disponible. El sistema para controlar la presión arterial en Europa tardará al menos dos o tres años. Esperamos más o menos lo mismo para la función de caminar, sin implante cerebral. Para Parkinson, tal vez cuatro o cinco años. El puente digital es difícil de precisar, pero nos estamos esforzando para que sea antes de la próxima década.

XL. Hay cuestiones éticas que habría que abordar, como la privacidad de los datos del cerebro, o las ambiciones transhumanistas, es decir, la mejora de las capacidades del ser humano mediante la tecnología, como parece que pretende Neuralink, la compañía de Elon Musk…

G.C. Nuestro enfoque es muy diferente, porque está orientado a los pacientes. Sabemos que las tecnologías que implantamos son a veces complejas y exigentes, pero todo es para beneficio del paciente.

XL. Neuralink está ensayando un chip cerebral con un paciente tetrapléjico que juega a videojuegos con la mente. Y ha patentado los términos "telepatía" y "telequinesia" para sus futuros productos…

J.B. Nuestros electrodos no son invasivos; no insertamos chips en el cerebro. Creo firmemente que un cerebro intacto debe seguir intacto.

G.C. Hay algo de ciencia ficción en esto porque, por ahora, no funciona muy bien. Estamos todavía lejos de conseguir interfaces cerebro-computadora que sean estables. Pero siempre cito el ejemplo de la cirugía plástica: surgió para reparar a personas heridas en guerra, luego se convirtió en cirugía cosmética y eventualmente en cirugía estética. Esto es difícil de prevenir, especialmente cuando hay países dispuestos a recibir turismo médico. Pero la tecnología actual aún no es lo suficientemente buena, ni de lejos.

XL. ¿Cuál les gustaría que fuera su legado?

J.B. Que nuestro trabajo se convierta en un tratamiento efectivo y no solo un logro experimental que funciona en los ensayos. Que lo normal sea que un lesionado medular entre en un hospital y salga caminando.

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