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Hallan restos del megalodón El regreso del tiburón prehistórico gigante

Un niño de 6 años encuentra un diente de megalodón, el tiburón más grande que se conoce, del que se cree se extinguió hace unos tres millones de años. Pero ¿y si  alguno de su especie habitara todavía los abismos oceánicos?

Lunes, 13 de Junio 2022, 15:44h

Tiempo de lectura: 3 min

Sammy Shelton salió un domingo a dar un paseo con su padre por la playa de Bawdsey, en Suffolk (Inglaterra), en busca de conchas y fósiles, como suelen hacer. Y, de repente, Sammy encontró un diente de megalodón, el tiburón más grande que haya

Sammy Shelton salió un domingo a dar un paseo con su padre por la playa de Bawdsey, en Suffolk (Inglaterra), en busca de conchas y fósiles, como suelen hacer. Y, de repente, Sammy encontró un diente de megalodón, el tiburón más grande que haya existido. La excitación del niño ante ese diente de 10 centímetros es comprensible porque incluso los científicos que lo han examinado están impresionados por su conservación y tamaño.

El megalodón llegó a medir 20 metros de largo y se extinguió hace unos tres millones de años, o por falta de presas debido a la glaciación o porque no logró adaptar su temperatura corporal a la nueva situación climática.

Todo indica que fue reemplazado por el tiburón blanco, uno de cuyos dientes, más pequeño, se muestra en la fotografía superior, en la otra mano.

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Tiburón aterrador. Fotograma de la película 'Megalodón' en la que se baraja la idea del regreso a la vida de ese enorme animal prehistórico.

Hay quienes sostienen que este temible gigante sobrevive en aguas abisales. Se sugiere en  la película Megalodón (de 2017, con secuela prevista para 2023), que recrea el terror producido por la aparición de uno de estos peces gigantescos. Al lado de este coloso de 21 metros de largo, el asesino de Tiburón –el clásico de Steven Spielberg de 1975–parece un pececillo de acuario.

La teoría en la que se basa la película es real. La sospecha de que este tiburón prehistórico, supuestamente extinguido hace casi tres millones de años, seguiría teniendo su hábitat en los abismos oceánicos se resiste a ser desechada por completo.

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Reaparece el celacanto. Al celacanto se lo creía extinguido hace 70 millones de años. Pero en 1938 y en 1998 se han pescado ejemplares de este animal prehistórico.

No sería el primer caso de criaturas dadas equivocadamente por desaparecidas. Por ejemplo, los expertos estaban convencidos de que los celacantos se extinguieron a finales del Cretácico, hace 70 millones de años. El único vestigio de su existencia eran sus esqueletos.

Sin embargo, uno de estos antiquísimos habitantes marinos acabó en las redes de unos pescadores frente a las costas de Sudáfrica en 1938. Y en 1998 se descubrió otra variedad frente a la isla indonesia de Célebes. Si el celacanto ha conseguido esconderse durante 70 millones de años, ¿no podría haber conseguido otro tanto el megalodón durante unos tres millones de años?

Un temible depredador

Este agresivo gigante sería un inquilino extremadamente desagradable de los ecosistemas marinos actuales. Con un peso de entre 50 y 60 toneladas, necesitaría consumir una enorme cantidad de carne para conservar sus fuerzas. Sus fauces, de unos dos metros de ancho, le permitirían engullir de un bocado a la mayoría de los seres vivos actuales.

Los dientes del megalodón destrozarían tranquilamente un tren de alta velocidad

Es probable que el megalodón haya sido uno de los mayores depredadores que jamás hayan habitado este planeta. Sus mandíbulas parecen haber estado a la altura de las del Tyrannosaurus rex. El zoólogo australiano Stephen Wroe ha calculado que el tiburón monstruoso podía cerrarlas con una fuerza de más de 18 toneladas. Los dientes del megalodón destrozarían tranquilamente un tren de alta velocidad.

Para tratarse de un depredador que habitó los océanos del mundo durante unos 20 millones de años, ha dejado pocos restos de su paso. A diferencia de lo que ocurre con los huesos de los dinosaurios, el esqueleto de los tiburones suele deshacerse por estar hecho de cartílago. Prácticamente, la única prueba que ha llegado hasta nosotros de la existencia de esta bestia son sus dientes, de los que hay una gran cantidad. El último lo ha encontrado Sammy Shelton. Es probable que emerjan más.

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