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¿Qué hace excelente a un profesor? Tres reconocidos profesores nos dicen cómo mejorar la educación en tiempos de ChatGPT

Líderes en las aulas

¿Qué hace excelente a un profesor? Tres reconocidos profesores nos dicen cómo mejorar la educación en tiempos de ChatGPT

Hablamos con tres educadores reconocidos por su excelencia: un maestro de un colegio público con un 70 por ciento de alumnado inmigrante, una profesora extremeña elegida la mejor docente de secundaria de Estados Unidos y un catedrático que aborda sin paños calientes los males de la universidad española.

Viernes, 22 de Noviembre 2024, 10:24h

Tiempo de lectura: 9 min

Ser profesor es más difícil que nunca. La sociedad ya no solo les pide que transmitan conocimientos, sino que sean psicólogos, asistentes sociales, comediantes, policías... Al mismo tiempo se los cuestiona, se les resta autoridad y se les escatiman medios. Hemos hablado con tres docentes premiados por su excelencia, que destacan precisamente en entornos complicados, para que nos expliquen cuál es su receta y cómo consiguen que sus alumnos estén deseando ir a clase: un maestro de un colegio público de Murcia con un 70 por ciento de alumnado inmigrante y un 10 por ciento con necesidades especiales que, contra todo pronóstico, ha sido finalista a la Escuela del Año de los Premios Princesa de Girona; una profesora extremeña que ha sido elegida la mejor docente de secundaria de Estados Unidos en un instituto donde los adolescentes enfrentan a diario la presión de las redes sociales y las drogas; y un catedrático que se ha convertido en la voz de la conciencia de la comunidad educativa con su análisis sin paños calientes sobre los males de la universidad española. En fin, tres educadores con mayúsculas. Lee con atención porque lo que cuentan nunca te lo va a decir ChatGPT...

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Profesor y director del colegio público Joaquín Carrión, en San Javier (Murcia) | Premio al Mejor Docente de Primaria

Toni García Arias: «Aquí las normas son pocas, pero se cumplen. Es como en el fútbol: si agredes o insultas, expulsión»

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Dirige el colegio público Joaquín Carrión de San Javier (Murcia), donde además imparte clases a alumnos con necesidades especiales. Fue finalista en 2023 del Global Teacher Prize –considerado el Nobel de la Educación– y reconocido como Mejor Docente de España de Primaria en 2018. Su método, que ha transformado un centro con problemas de disciplina en un modelo de convivencia, lo ha llevado a dar conferencias por Emiratos Árabes, Suecia, Japón, América... En todas partes le preguntan cómo ha logrado que un centro que acoge a alumnos que otros evitan sea un referente. Nos lo explica.

Tarjeta roja es expulsión

«En nuestro centro hay pocas normas, pero se cumplen siempre. Es como en el fútbol: si agredes o insultas, expulsión. No hay medias tintas. Los alumnos (y sus padres) saben que las faltas graves tienen consecuencias. Y ese respeto ha sido clave en la transformación. De un ambiente de batalla hemos pasado a una tranquilidad ideal para el aprendizaje».

La convivencia se fragua en el patio

«Cuando empecé, en el patio todos estaban agrupados por nacionalidades, etnias... Les dije: 'Si no sabéis convivir en el patio, no lo necesitáis. Todo el mundo para su aula y a trabajar'. Y funcionó: empezaron a unirse. Hoy todos juegan con todos».

Cualquier acoso se corta de raíz

«Cuando un niño tiene un problema, puede venir a verme a cualquier hora. El curso pasado nos llegó un alumno conflictivo rebotado de otro centro. El primer día, el chaval le pidió a otro alumno, de origen chino, un euro y le amenazó con pegarle si no se lo daba. El alumno acosado vino a mí porque tiene confianza en que lo vamos a proteger. ¿Qué hice? Avisé a la madre del acosador, a Servicios Sociales y a la Policía Municipal. Y corté el problema de raíz».

Proyectos que funcionan

«Las modas educativas vienen y van. Pero el aprendizaje por proyectos funciona. Pero tienen que estar anclados en el mundo real. Con mis alumnos de 5.º, por ejemplo, organizamos un viaje usando webs reales: buscaron vuelos, hoteles, calcularon presupuestos, qué visitar...».

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Esta clase es un mundo. Toni García Arias en un aula del colegio público Joaquín Carrión de San Javier (Murcia), que acumula galardones y reconocimientos. El 70 por ciento de su alumnado es inmigrante (conviven 18 nacionalidades), y entre sus 500 estudiantes 35 son de minorías étnicas o de familias desplazadas. Asisten, además, 50 alumnos con necesidades especiales.

Los cerebros han cambiado

«Los cerebros de nuestros alumnos son diferentes. Estamos en la era del clic: no tienen la misma capacidad de concentración. Por eso no podemos seguir dando largas explicaciones magistrales. Y con la lectura pasa igual: no puedes obligar a un niño a leer; tiene que dar placer. Por otra parte, cada vez tenemos más casos de autismo y TDAH, y no creo que solo sea por sobrediagnóstico. Y hacen falta más profesores especializados y medios».

Conectar con el mundo real

«Las matemáticas no tienen por qué enseñarse con los alumnos sentados en una mesa. Yo llevo a los míos a la pista de deportes para calcular áreas porque los conocimientos deben conectar con su realidad. Así entienden que son herramientas para comprender el mundo que los rodea».

Móviles prohibidos

«Están prohibidos en el centro. Todo lo que se puede hacer con un móvil se puede hacer con una tablet, pero la tablet no la puedes llevar al baño ni esconderla en el bolsillo».

ChatGPT sí, pero ojo

«Yo uso ChatGPT y animo a mis alumnos a usarlo: es fantástico para hacer resúmenes, te ayuda a aprender. Pero les dejo clara una cosa: puedes usar todas las herramientas que quieras, pero no intentar engañarme. Si educamos bien en valores, usarán estas herramientas como ayuda, no para hacer trampas».

Los valores hay que practicarlos

«Los valores hay que vivirlos. Por ejemplo, todos los lunes a las once nos conectamos con el Aula Hospitalaria de Cartagena. Nuestros alumnos hacen actividades con niños ingresados. Practican matemáticas o lengua, pero lo importante: desarrollan empatía, y ven que hay niños en situaciones muy diferentes a las suyas».

Son más tenaces de lo que aparentan

«Educar en la frustración es fundamental. Cuando veo a un alumno enojado porque algo no le sale, no corro a resolverle el problema. Le digo: 'Vale, esto no ha funcionado. ¿Cómo lo intentamos de otra manera?'. Los chavales, cuando les interesa, son tenaces. Cuando están jugando a videojuegos: si pierden, no se rinden; vuelven a intentarlo una y otra vez. Esa capacidad de persistir también pueden aplicarla a sus vidas».

La cortesía es ‘contagiosa’

«La educación empieza por el 'buenos días'. Yo recibo a los alumnos cada mañana y los despido a mediodía. Si el director te espera en la salida y te dice 'hasta mañana, que vaya bien', eso genera un clima que se contagia. Cuando van de excursión, nos felicitan por su comportamiento. ¿Por qué? Porque saben que están representando a sus familias y a su colegio. La convivencia empieza por el saludo, por los modales, por el saber estar».

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Profesora de Química en el instituto público de Wakefield, en Virginia | Reconocida mejor educadora bilingüe de Estados Unidos

Ana Muñoz: «Los alumnos que odian la ciencia son mi grupo de control. Si van bien, sé que estoy acertando»

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Fue reconocida como la mejor profesora bilingüe de Estados Unidos en 2021. Imparte clases de Química y Biología en un programa de inmersión en español en el instituto público de Wakefield, Arlington (Virginia). Casi la mitad de sus alumnos son de origen hispano.

Inmersión total

«Doy las clases cien por cien en español. Mis estudiantes hablan inglés; tengo un 45 por ciento de hispanos, pero nacieron aquí. Ahora, si entiendes la fotosíntesis, da igual el idioma. Los exámenes estatales son en inglés, y mis estudiantes son los que mejor lo hacen en todo el instituto, con un 98 por ciento de aprobados».

Mucha interacción

«Mis clases son en el laboratorio y muy dinámicas, yo no hablo más de veinte minutos. Las clases son de hora y media, el resto es interacción: experimentos, juegos…».

Alumnos que son ‘profes’

«A los estudiantes de segundo año los llevo a hacer experimentos con los más pequeños. Esto los ayuda a desarrollar la paciencia y afianza sus conocimientos. La mejor manera de aprender algo es enseñarlo».

El grupo de control

«En clase, me fijo en los estudiantes que el primer día me dicen 'yo soy malo en ciencias' o 'esto no es para mí'. Pongo más atención en ellos, veo si están atentos. Es mi grupo de control (dos o tres por clase). Si ese grupo no está funcionando, no lo estoy haciendo bien. Pero, si llego a ellos, a los demás voy a llegar de sobra. Por supuesto, ellos no saben que son mi grupo de control. Pero se sienten mimados, cuidados».

Presentaciones ‘por un tubo’

«En Estados Unidos se potencian mucho las presentaciones orales desde pequeños. El sistema educativo es más flojo que el español, pero están todo el rato haciendo presentaciones. Se acostumbran a hablar delante de un montón de personas».

Ellos se ponen sus metas

«Al comenzar el curso, les hago escribir sus metas. ¿Qué quieres conseguir en esta clase? ¿Cómo vas a conseguirlo? ¿Cómo pedirías ayuda? Quiero que sean responsables de su aprendizaje, porque al final ellos van a ser los responsables de lo que hagan con sus vidas».

Motivación extra

«El 60 por ciento de las becas para la universidad destinadas a hispanos se quedan en blanco, no se dan porque no las piden. Los alumnos deben darse cuenta de que si pierden el tiempo en TikTok acabarán trabajando en una hamburguesería. Yo quiero que tiren para adelante y digan 'somos la primera generación que va a la universidad'. Tengo muchos estudiantes así, de primera generación, sus padres han arriesgado para darles un futuro mejor y tienen que ser conscientes de ese esfuerzo».

Como científicos

«Les digo que tienen que pensar como científicos, también fuera de clase. Con tantos bulos, deben analizar datos, contrastar fuentes. Eso es el pensamiento científico. Y es lo que quiero que apliquen a sus vidas».

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Catedrático en la Facultad de Empresariales de la Universidad de Granada

Daniel Arias Aranda: «La universidad va camino de convertirse en un bachillerato para adultos»

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Publicó el curso pasado una carta abierta en la que desnudaba las miserias del sistema universitario español y que se hizo viral. Con el título Querido alumno, te estamos engañando, la ha ampliado y publicado como libro. Es catedrático de Dirección Estratégica en la Facultad de Empresariales de la Universidad de Granada. Este economista recibió el Premio a la Excelencia Docente en 2011.

El bajón de nivel

«Los estudiantes llegan a la universidad con muchas carencias, incapaces de comprender un texto. A mí un alumno me ha preguntado la diferencia entre vertical y horizontal. El problema está en la secundaria. Los alumnos han sido expuestos a un sistema que presenta debilidades. Y los profesores nos hemos ido adaptando a este nivel menguante bajando más el listón. La universidad va camino de convertirse en un bachillerato para adultos».

El alumno ‘morralla’

«Ya en la universidad, los profesores nos vemos obligados a dedicar mucho tiempo y esfuerzo a esos alumnos 'morralla' que buscan cualquier excusa para no presentarse a un examen; que quieren aprobar con el mínimo esfuerzo, y que luego te ponen un recurso, o van a la revisión de un examen (¡y son mayores de edad!) acompañados de sus padres. Acaparan tus energías y no puedes dedicarles a los alumnos brillantes o motivados la atención que merecen».

‘Autopistas’ para los mejores

«¿Por qué no creamos una vía rápida para aquellos alumnos que tengan capacidad? Abrir la universidad a los alumnos de bachillerato que quieran. Podríamos hacer lo que en Estados Unidos se llama Advance Placement, que son cursos de primero de carrera que los alumnos de bachillerato pueden hacer si tienen un rendimiento alto. Si luego quieren hacer esa carrera, ya tienen esos créditos. Se podría hacer en verano, en vez de cerrar las universidades».

Reinventar la selectividad

«Otra posibilidad es que la selectividad se pueda hacer desde los 14 años, que haya varias convocatorias cada año, en ordenador, con preguntas tipo test y resultado inmediato. Si alcanzas la nota necesaria, podrías ingresar en la universidad el siguiente curso. El modelo actual, en el que aprueban casi todos, ha convertido la selectividad en un mero trámite».

El mercadillo de las titulaciones

«En España se ofrecen 2700 titulaciones. Muchas muy parecidas. El problema empezó en la universidad privada, y la pública se apuntó al carro. Y encima, después de cinco o seis años estudiando un doble grado, resulta que necesitas hacer un máster para ejercer. El resultado es una oferta académica hinchada que no tiene en cuenta las necesidades del mercado. España tiene el récord de graduados en puestos de baja cualificación: un 37 por ciento».

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