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El tratamiento más efectivo, incluso el más barato, que existe contra el dolor de espalda es la terapia psicológica. Una nueva investigación, firmada en Alemania, sostiene que los resultados clínicos frente a la lumbalgia, la afección que más trabajo da, con mucho, a las unidades ... hospitalarias del dolor, mejoran hasta en un 84% cuando se trabaja con los pacientes su bienestar emocional. El estrepitoso fracaso de los abordajes con opiáceos y los limitados resultados que se obtienen con la fisioterapia o el ejercicio físico cuando se aplican como terapias únicas han propiciado una apuesta cada vez mayor por la psicología como analgesia. Ahora la ciencia dice que realmente funciona.
«Las unidades del dolor lo venimos diciendo desde hace tiempo, pero no en todos los centros ni comunidades se ha respondido de igual modo», explica la anestesista María Luisa Franco, presidenta de la Sociedad Vasco Navarra del Dolor y del último congreso de la Sociedad Española, que se celebró en Bilbao. El dolor tiene un componente psicológico claro. Es algo tan subjetivo que el mismo sufrimiento, con la misma intensidad, puede ser percibido y afrontado de muy distinto modo por dos pacientes.
«Dotar a las unidades especializadas de expertos en terapia cognitiva ahorraría muchísimo dinero al sistema», afirma María Luisa Franco. Lo corrobora el estudio alemán, un metanálisis realizado por la Universidad Goethe de Frankfurt publicado en los últimos días en la revista 'Journal of pain'. El trabajo consistió en analizar los datos obtenidos sobre la eficacia de las distintas terapias a través de 58 ensayos, controlados y elegidos aleatoriamente, y que contaron con la participación de 10.000 pacientes con dolor lumbar crónico.
Los investigadores partían de la base de que las terapias que incluyen actividad física y fisioterapia ofrecen resultados limitados. La crisis de los opiáceos, que ha provocado que muchísimos pacientes occidentales acaben 'enganchados' a la medicación –en Estados Unidos se han registrado incluso muertes– ha obligado a las unidades especializadas a reducir de forma drástica el uso de esta medicación. Los investigadores buscaban por ello poder encontrar en la evidencia publicada una alternativa para todos esos afectados.
Lo primero que vieron es que la misma receta no sirve para todos los enfermos. La subjetividad del dolor la invalida. El tratamiento ha de ser individualizado y la evidencia científica pone de manifiesto que se obtienen mejores resultados cuando se pone el esfuerzo en dar a cada afectado una ayuda personal, ajustada a sus necesidades específicas.
El tratamiento individualizado para el dolor de espalda crónico logra una tasa de éxito superior en un 38% frente a los tratamientos convencionales. Ese resultado es aún mejor, llega hasta el 84%, cuando al 'arsenal terapéutico' utilizado se suma la terapia cognitiva conductual. El trabajo encaminado a que el paciente aprenda a manejar sus emociones y transforme sus pensamientos y comportamientos negativos en acciones positivas ayuda a sentir menos dolor. La realidad no puede cambiarse. Si ha muerto un familiar, nadie le devolverá a la vida;y si se trabaja en un ambiente tóxico, solo caben dos posibilidades, cambiar de empleo o de actitud ante la vida. Los comportamientos negativos «exacerban» la sensación de dolor y esos sí pueden trabajarse con éxito, según recalca el autor principal de la investigación, Johannes Fleckenstein, del Instituto de Ciencias del Deporte de la Universidad Goethe.
El investigador alemán ha hecho un «llamamiento urgente a los gestores de la salud pública» europea para que promuevan terapias combinadas frente al dolor. Medidas aisladas no valen, pero el manejo individualizado del control de la dieta, el ejercicio y el sueño –importantísimo– junto con terapias psicológicas, puede contribuir a aliviar significativamente a los pacientes. Alemania, según recordó, figura entre los países que menos opiáceos consume. Pero en España, donde el consumo se ha duplicado en los últimos diez años y ha crecido la cifra de pacientes 'adictos', es otro cantar.
«Entender el dolor, cómo se produce y qué podemos hacer nosotros mismos por mitigarlo alivia. Como sanitarios, ponernos en el lugar del paciente, empatizar, también sana», añade María Luisa Franco. El dolor provocado por lo que los expertos llaman 'banderas rojas', como cáncer o una hernia, no se alivia tan fácil. Sin embargo, pacientes con migrañas o fibromialgia, ya han comenzado a beneficiarse de esta nueva forma de asistencia.
¿Cómo es posible que lo que en apariencia sea solo una charla afectiva alivie el dolor físico? El dolor de espalda se localiza en un punto, la zona lumbar. Ese territorio, detalla la terapeuta María Luisa Franco, está conectado con el cerebro por un nervio, que transmite los impulsos del dolor. En función de la carga emocional del paciente, el cerebro puede enviar a ese rincón de la espalda impulsos nerviosos que refuerzan la sensación dolorosa o la mitigan. El control de las emociones, guiado por un psicólogo, ayuda así a manejar el dolor.
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