![¿Por qué los empleados 'calientan silla' en lugar de ser productivos?](https://s1.ppllstatics.com/rc/www/multimedia/2025/02/11/presentismo-laboral.jpg)
Productividad en el trabajo
¿Por qué los empleados 'calientan silla' en lugar de ser productivos?Secciones
Servicios
Destacamos
Productividad en el trabajo
¿Por qué los empleados 'calientan silla' en lugar de ser productivos?Escucha la noticia
24 min.
Pasa en muchísimos lugares de trabajo: cumplir las horas establecidas e irse es una utopía. Algunos 'valientes' optan por salir con cierta naturalidad, pero otros lo hacen como si estuvieran delinquiendo. Y otros muchos ni siquiera osan moverse: miran el reloj y se quedan en ... el sitio... y lo peor es que a veces ni siquiera se trata de tener que terminar algo importante.Simplemente, es una especie de 'tradición', algo que se ha ido consolidando con los años y que ningún jefe ha cortado. ¿A alguien le suena la escena? Se llama presentismo laboral, que viene a ser lo que popularmente conocemos como 'calentar silla' en el trabajo: echar horas haga falta o no.
Esto a nadie le resulta nuevo, pero sí lo es la preocupación de las empresas ante este fenómeno: se han dado cuenta de que es tan peligroso como el absentismo (justificado o no), que está en cifras récord en España. En 2023, último año del que se tienen datos completos, la tasa media fue del 6,8%, la segunda más alta desde que se empezó a 'medir' allá por el año 2000, según un informe de la compañía de recursos humanos Adecco.
«Es un problema porque genera una falsa sensación de compromiso y eficacia», reconoce Orestes Wensell, director general de Talent Solutions (Manpower Group). Los 'presentistas' son, en muchos casos, trabajadores que se sienten obligados a estar más horas de las pactadas en su lugar de trabajo. «Pero eso no equivale a tener quehaceres o a una mayor productividad», acota Pilar Llacer, vicepresidenta de Cultura y Valores en la consultoría Both y especialista en el tema. Y ahí empiezan los problemas. ¿Podrían irse? Sí, en realidad nadie les diría nada... Sin embargo, les frenan dos cosas: la primera es ver que los superiores no se marchan cuando cumplen el horario (ni algunos 'iguales'). La segunda, el miedo a perder el trabajo, a no ser bien considerados...
En realidad, todo tiene que ver con una «cultura laboral muy de los ochenta», prosigue la experta.«Hay muchos jefes que piensan que si uno no está de forma presencial en las oficinas, significa que no está trabajando. Y también que necesitan tener a sus trabajadores al lado para ejercer su liderazgo». Pero no es así «y la pandemia lo demostró». Lo que ocurre es que revertir esta creencia lleva tiempo.
«La esperanza de que esto cambie la tengo puesta en las generaciones que vienen», destaca Llacer. Pero no en los jefes del futuro, sino en esos empleados que no están dispuestos a perpetuar el modelo y hacen una pregunta que es la clave. «Si el jefe les pide que se queden o que estén en la oficina de continuo, lo primero que le dicen es para qué... y no les valen las típicas respuestas. Yo los llamo jóvenes con 'efecto Copérnico'», señala.
No obstante, mientras eso ocurre, las empresas también están poniendo de su parte para frenar un fenómeno del que no sacan ningún beneficio. Y que, además, genera malestar tanto en el 'presentista' como en el resto de compañeros. Hasta tal punto que provoca bajas. Porque estar más tiempo en la oficina por obligación (y no digamos ya por adicción) pasa factura a la salud mental. Según el informe de Adecco mencionado anteriormente, el 32% de los asalariados reconoce que su salud mental ha empeorado en los últimos años. Y una de cada cuatro empresas subraya que el 25% de sus trabajadores ha sufrido trastorno de ansiedad, depresión, estrés postraumático... Con sus consiguientes ausencias, claro.
¿Cómo ponerle coto entonces al presentismo? «Es fundamental implantar una cultura empresarial basada en el trabajo por objetivos, donde el rendimiento se mida por la consecución de resultados concretos y no por la presencia física o la cantidad de horas trabajadas», recalca Wensell. Y esto debe partir, indica, «de la dirección, si no, no es viable». Pero hay otras artimañas para luchar contra los 'presentistas' (que, por cierto, pierden también mucho tiempo fumando, con llamadas personales en horas de trabajo y pausas demasiado largas). Una de las que mejor funciona porque disuade al trabajador es fichar, que además es obligatorio por ley. Pero hay más, como, por ejemplo, limitar la duración de las reuniones. Esta medida la ha tomado un 6% de las empresas que participaron en la encuesta de Adecco sobre el tema. Otras, un 5%, apagan las luces cuando llega la hora de marcharse para desincentivar que la gente se quede (como en los bares a la hora de cierre, sí). «Si eres jefe y quieres a la gente con mejor talento en tu organización o empresa vas a tener que cambiar... porque ahora mismo lo que demandan es flexibilidad», concluye Pilar Llacer.
El presentismo es escurridizo. «Se trata de un fenómeno difícil de observar, con muchos matices, variantes y que ocupa una 'zona gris'», señalan desde Adecco. Sin embargo, sí se puede cuantificar el coste que tiene: cuesta entre 1.076 y 3.227 euros al año por cada caso. O lo que es igual, entre 1.100 y 3.300 millones anuales. Un pico al que hay que sumar los 12.245 millones del absentismo. Por eso es importante atajarlo desde arriba «y con mandos que estén formados en habilidades de gestión de equipos en entornos híbridos», añade el director general de Talent Solutions, Orestes Wensell.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Este podcast es exclusivo para suscriptores. Disfruta de acceso ilimitado
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.