FRANCISCO GRIÑÁN
Sábado, 22 de marzo 2014, 10:41
Era difícil no dejarse llevar por el estribillo. Ese que entona Manuel Carrasco después de unos cuentos «te quiero» para invitar a que «no dejes de soñar, amigo». La canción, interpretada en directo y guitarra en mano por el propio artista, fue anoche el himno de entrada de la gala inaugural del XVII Festival de Málaga Cine Español, que reivindicó su «utilidad» para la industria y recordó que vive esta edición su «más internacional» con una sección oficial cargada de coproducciones y cine rodado en otras latitudes.
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Los actores Leonor Watling y Juan Diego Botto, ambos de riguroso negro, ejercieron de maestros de ceremonia de una gala que también tuvo su momento protesta siguiendo el modelo Goya. Fue solo una referencia, pero quedó nítida y clara. Por boca de Botto, que dijo que «nadie discute la necesidad» del festival y el cine español y «quien lo discute no ha venido esta noche», comentó en clara referencia a la ausencia del ministro de Cultura, José Ignacio Wert, que, pese a la invitación oficial, no estuvo presente. En su sustitución, la representación del Gobierno recayó en la máxima responsable del Instituto de Cinematografía y Artes Audiovisuales, Susana de la Sierra.
Ajustadas las cuentas, Watling y Botto recorrieron la programación que, en esa vocación internacional de esta edición, tiene como país invitado a Argentina. «Estamos en el festival de todo el audiovisual en español», remachó en acento porteño el presentador e hijo de la actriz Cristina Rota, que comparte precisamente doble nacionalidad y sentimiento.
Coincidiendo con el Día Mundial del Síndrome de Down, Pablo Pineda apareció en el escenario para presentar al jurado. Previamente, Juan Diego Botto contó una escena vivida en las entrañas del teatro, cuando los trabajadores del coliseo saludaron con afecto a Pablo y recordaron los años en que su padre formó parte de la plantilla del Cervantes. Con su habitual desparpajo, Pineda subió algunos grados la emoción de una gala que resultó demasiado monótona, rigurosamente institucional y con algún que otro desarreglo en el sonido.
Tras introducir a los miembros del jurado, el malagueño acabó fundiéndose en un abrazo con su paisana María Barranco que se mostró encantada de volver al certamen que visitó ya en su primera edición y «que he visto crecer como un niño».
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Otro de los momentos para el recuerdo fue el que protagonizó el compositor Pablo Cervantes, que estrenó e interpretó en directo una pieza musical mientras nueve pantallas iban recorriendo rostros de actrices del cine español. Desde Imperio Argentina a Candela Peña, la última ganadora de la Biznaga de Plata a la mejor actriz.
La ceremonia concluyó con la presentación de la película inaugural, 'No llores, vuela', y la recomendación de los presentadores para vivir los próximos nueve días: «Busquen su película en el cine».
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