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El exrecluso, ayer, en Málaga, tras quedar en libertad. :: Fernando González
Un preso malagueño condenado por cuatro crímenes, libre por el fin de la 'doctrina Parot'
MÁLAGA

Un preso malagueño condenado por cuatro crímenes, libre por el fin de la 'doctrina Parot'

José Jurado, conocido como 'El Titi' o 'Dinamita Montilla', recuperó la libertad el pasado viernes tras 34 años de cárcel, los últimos 28 seguidos

JUAN CANO

Miércoles, 18 de diciembre 2013, 08:16

José Jurado Montilla, conocido como 'El Titi' o 'Dinamita Montilla', está en la calle. El malagueño, condenado a 123 años de prisión por cuatro crímenes cometidos en los ochenta en la provincia, es el último de los presos beneficiados por la derogación de la 'doctrina Parot'. El viernes día 13, a las 13 horas, cruzó la puerta de la prisión zaragozana de Zuera, donde se hallaba recluido, y recuperó la libertad después de 34 años de talego. Los 28 últimos, seguidos.

La Sección Segunda de la Audiencia de Valencia ordenó su «inmediata puesta en libertad», como también hizo con Miguel Ricart, encarcelado por los asesinatos de las niñas de Alcàsser, en aplicación de la sentencia del Tribunal de Estrasburgo. El interno debió haber salido de prisión en abril de 2008, aunque la 'doctrina Parot' -que suponía aplicar los beneficios penitenciarios a cada uno de los delitos, y no al total de la pena- alejó su libertad al año 2016.

Aunque la mayoría de las condenas que pesaban sobre Jurado Montilla se refieren a hechos ocurridos fuera de la Comunidad Valenciana, las penas se le acumularon a raíz de un robo cometido en la capital levantina, de ahí que la Sección Segunda fuese la encargada de acordar la extinción de su pena. La Fiscalía, como ya hizo en los casos anteriores, no se opuso a su puesta en libertad, aunque indicó que alguno de los periodos de redención no tenían la aprobación del juzgado de vigilancia penitenciaria.

«He dormido bajo un puente»

Jurado Montilla salió de la cárcel de Zuera con 16 euros para un taxi a Zaragoza, 18 para el almuerzo y los billetes de tren a Madrid y Málaga, su destino final. Lleva en la capital desde el fin de semana y, dice, no tiene adónde ir. Ha perdido el contacto con su familia desde que sus padres fallecieron. «He dormido debajo de un puente. Llevo 29 horas seguidas andando», afirma 'El Titi', que no reconoce la ciudad de la que se fue preso y a la que ha regresado, media vida después.

Nacido en Campanillas el 24 de marzo del 61 -«aunque en el registro figura el 62», matiza-, reconoce que cometió su primer delito cuando tenía 18 años. Fue un robo a un feriante por el que pagó ocho meses de cárcel. A partir de entonces, las idas y venidas de prisión se sucedieron hasta que, el 3 de mayo de 1987, la Guardia Civil lo detuvo por asesinato. Entonces, se encontraba fugado del centro penitenciario de Cáceres. Tenía 25 años.

Fue arrestado en la estación de Las Mellizas, en Álora, mientras se comía un bocadillo esperando el próximo tren. Los agentes lo consideraban autor de los crímenes de dos turistas extranjeros, un alemán y un inglés de 22 y 30 años, respectivamente, cuyos cadáveres aparecieron tiroteados una semana antes en una zona próxima a El Chorro, donde acampaban.

Otros dos crímenes

Tras su detención, 'El Titi' fue acusado de otras dos muertes. Lo condenaron a 30 años de «reclusión mayor» por matar a Antonio Paniagua Alcaide, de 46 años, que fue chófer de Juanito Valderrama, cuyo cadáver apareció semicarbonizado el 15 de marzo del 87 en una casa de campo situada en el puerto de Los Randos, en Campanillas, donde el fallecido pasaba largas temporadas. El cuarto crimen, el de Francisco González Rico, un vecino de Puerto de la Torre de 57 años, es el único que, a día de hoy, reconoce. Lo mató de un disparo de escopeta después de que lo sorprendiera en una casa de campo del finado. Ocurrió el Jueves Santo de 1985.

Guardias civiles que participaron en su arresto por asesinato definieron a 'El Titi' como un tipo «serio, frío y calculador». Decían de él que tapaba el rostro a sus víctimas y dejaba en libertad a los animales domésticos en las casas en las que cometía sus delitos. Jurado Montilla se confiesa un amante de la naturaleza y solo reconoce una parte mínima, ínfima, de los hechos por los que ha cumplido condena. «He matado a una persona, pero no a cuatro», admite sin ambages. «Lo he repetido en los juicios y en cada uno de los centros penitenciarios -en total, 38- por los que he pasado».

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