Regino Alfredo Quintana Domínguez y Regino Senén Quintana García.:: Carlos Moret
MÁLAGA

Una genética con mucho talento

A sus 67 años y con ocho carreras, Regino Quintana cursa un máster con su hijo, que tiene otras tres

SUSANA ZAMORA

Jueves, 31 de enero 2013, 08:19

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Son el ejemplo de uno de los principios sobre los que se construyó el Plan Bolonia, el actual modelo europeo de enseñanza universitaria que propugna el aprendizaje a lo largo de toda la vida, donde la carrera no es el fin, sino el punto de partida para seguir formándose. Regino Senén Quintana García lo ha seguido al pie de la letra, porque a sus 67 años y con ocho títulos universitarios continúa estudiando en la Universidad de Málaga. Lo hace junto a su hijo, enfermero en el Hospital Clínico desde hace cinco años en la planta de Cirugía Vascular y Otorrinolaringología, al que le hacía «ilusión» tenerlo de compañero en el Máster de Salud Internacional de la Facultad de Ciencias de la Salud.

A sus 33 años, Regino Alfredo Quintana Domínguez lleva el camino de su padre, pues además de diplomado en Enfermería por la UMA (2003), es ingeniero técnico industrial (Electricidad) también por esta universidad (2010) e ingeniero en Automática y Electrónica Industrial por la Universidad Europea de Madrid (2013). En ésta realizó igualmente la adaptación al grado en Enfermería (2012) y en la actualidad ya está matriculado en la Universidad Alfonso X El Sabio de Madrid para sacarse el grado en Ingeniería Eléctrica y así adaptar todos sus estudios a los nuevos planes europeos.

Padre e hijo son ejemplo de tenacidad, esfuerzo y mucha constancia. Para Quintana García, todos estos años de estudio no han sido fáciles y, al final, minaron los cimientos de su matrimonio. «Han supuesto mucho sacrificio económico y de tiempo libre, de veranos sin salir, de no poder estar más con mis tres hijos, pero ha merecido la pena», confiesa. De su padre, teniente del ejército republicano desterrado a Asturias y maestro de profesión, hereda la pasión por la cultura y decide seguir su ejemplo. Se hace maestro de Primera Enseñanza en 1964 con el dinero que logra como camarero en Londres y limpiacristales en París.

Funcionario de carrera

Con 22 años ya es funcionario de carrera y tras rodar por varios pueblos de Málaga, logra una plaza definitiva en Casabermeja. La profesión le seduce y profundiza en ella con dos títulos más: el de Profesor Especializado en Pedagogía Terapéutica (1974) y el de Lenguaje y Audición (1977). Pero necesita satisfacer su exigente inquietud por saber, por conocer qué lleva al hombre a comportarse como lo hacer y a profundizar en otros campos por los que siente curiosidad. Por eso, las carreras que estudia no son elegidas caprichosamente. «Todas tocan el plano humano, las pasiones del hombre y sus motivaciones», expresa.

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Así, opta por Filosofía y Letras y se licencia en Filología Románica (1978) y en Filología Hispánica (1983). Entre tanto, se diploma en Enfermería con la primera promoción de Málaga (1981). Pese a ser maestro (llega a ser director del antiguo colegio de Martiricos), Quintana García ejerce durante 20 años también como enfermero en urgencias nocturnas en centros de salud de la Costa y en sustituciones en Carlos Haya. Después llegaría la licenciatura en Psicología (2005), con el practicum en sus cuatro especialidades y que tardó 12 años en sacar debido a los nueve años que estuvo en Suiza «donde me acostaba mirando hacia Málaga», reconoce. Pese a la morriña, cuando habla de su estancia en Ginebra se le ilumina el rostro. Allí, una vez superadas las «duras» pruebas del Ministerio de Educación, imparte docencia durante nueve años a españoles en institutos suizos y forma en lengua y cultura española a suizos o extranjeros residentes en Suiza a través del Instituto Cervantes. Pero todavía faltaría Derecho, el máster en Abogacía y el correspondiente certificado de Aptitud Pedagógica. De esta etapa, tiene grabado al ya fallecido profesor de Derecho Internacional Alejandro Rodríguez Carrión. Pese al reconocimiento público que hace de todos sus profesores, de éste destaca su pasión por su trabajo, su interés por el alumno, por conocerlo e intentar sacar lo mejor de él.

Como él, su hijo solo tiene palabras de agradecimiento y de reconocimiento a la UMA, «que en recursos nada tiene que envidiar a las privadas, y a éstas, por darle una oferta que aquí no había y posibilitarle compaginar estudios y trabajo».

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