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REGINA SOTORRÍO rsotorrio@diariosur.es
Lunes, 10 de diciembre 2012, 09:17
Dicen sus colegas que tenía la habilidad con la que todo cómico sueña: «hacerte reír con solo aparecer». Una simple mueca de este tipo bajito de pelo negro rizado y sonrisa traviesa lograba el objetivo. Algunos amigos le llamaban por eso «el gestitos», pero la inmensa mayoría le conoció y le recuerda como El Pulga. Juan Rosa, la mitad del Dúo Sacapuntas, se marchó hace ahora diez años. Un infarto acabó con su vida en la madrugada del 13 de diciembre de 2002. Atrás dejaba una plaza «abarrotá» de personas que todavía hoy tocan las palmas cada vez que alguien dice el número «22» y muchos compañeros de profesión que reconocen el trabajo de este «ser entrañable».
Todos se justifican antes de hablar de él. «Siempre se dicen cosas buenas de quien ya no está, pero en este caso es verdad», insisten. Juan Rosa era un pequeño gran hombre, «imposible llevarse mal con él», apunta Manuel Sarria, su otra mitad, El Linterna. Sabe lo que dice: fueron pareja estable sobre el escenario durante 23 años. «¡Y todavía hoy me hace reír!», exclama. Porque el humorista malagueño no ha roto la relación con su fiel compañero de carretera, escenarios y platós. Todos los meses va al cementerio a llevar flores «a la familia»: a su padre, a su hermano y a Juan, un ramo de margaritas amarillas. Tiene una explicación. «Había un 'sketch' en el que Juan hacía de novio de mi hija. Iba a pedir la mano a mi casa, pero en realidad iba a comer. Yo acabo estampándole en la cabeza el ramo de flores amarillas que llevaba en la mano. ¡A él le encantaba ese número!», explica.
Cuenta El Linterna que habla mucho con El Pulga. «Charlo con él y me quedo bien, siento que me ayuda. Le digo: 'Échame una manita, que está la cosa muy mala', o pienso 'Si tú estuvieras aquí campeón...'». Aclara Manuel Sarria que no es que crea en nada paranormal: «Creo en la amistad», sentencia.
El Pulga se ganó el cariño del público y el respeto de sus colegas. «Era humilde y con una nobleza tremenda. Su cara y su cuerpo transmitían bondad», señala el humorista El Morta. Arévalo le describe como «un compañero fenomenal, muy bromista, buena persona y con el sentido del humor a flor de piel». «La profesión le quería mucho», asegura Arévalo, que recuerda los buenos ratos que pasaron en el rodaje de 'El oro de Moscú' de Jesús Bonilla, «la última vez que coincidimos». «Era simpatiquísimo, te ayudaba en lo que necesitaras. Era buena gente», añade el también humorista Justo Gómez. Eso sí, como recuerda el presentador Pepe da Rosa, Juan era una persona «tímida y discreta» de primeras. Pero bastaba un rato de conversación para que saliera a relucir El Pulga, «un cachito de pan».
Ese fatídico viernes 13, Manuel Sarria perdió a un compañero, a un hermano... «Y cerré el negocio, todo junto». De golpe y porrazo, El Linterna se quedó a medias. Juntos habían llegado a lo más alto del humor gracias al exitoso programa 'Un, dos, tres'. «Era cuando solo había dos cadenas. Y en la segunda ponían un rótulo avisando de que vieras 'Un, dos, tres' en la primera», recuerda. Ganaron un TP de Oro, rodaron una película ('Yo quiero ser torero') y popularizaron expresiones que forman parte ya del imaginario colectivo («¿Cómo estaba la plaza? Abarrotá»).
Apoyo del público
Manuel Sarria tuvo que reinventarse y diez años después puede decir que lo ha logrado. «Me costó un año y pico de psicólogos poder salir adelante. Estaba roto, no sabía si la gente me iba a aceptar y no quería buscar a una persona que sustituyera a Juan», argumenta. Pero el público seguía estando con él. Ha colaborado en programas de televisión, también los ha presentado ('Taxi' en Canal Sur 2) y se alzó con la victoria en la quinta edición de '¡Mira quién baila!'. «Y no había bailado en mi vida. Pero soy un currante, y si me meto en algo es para ganar», aclara.
Ahora ha iniciado una nueva etapa sobre las tablas. «Tenía la espinita clavada del teatro», admite. Con Justo Gómez firma la comedia 'Uno más uno no son dos', una obra de enredos y equívocos en el que Sarria da vida a un hombre que a sus 60 años quiere irse a estudiar con una beca Erasmus. A partir de marzo, el montaje girará por los teatros de la provincia, con el reto de llegar a Málaga capital «cuando la cosa esté ya asentada». Cuando acabe la función, como hace siempre, pedirá un aplauso para su compañero, esté donde esté. Va por Juan.
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