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ANTONIO JAVIER LÓPEZ ajlopez@diariosur.es
Sábado, 1 de septiembre 2012, 03:21
Iba caminando por Passau, en Alemania, y de repente lo vio claro. El lugar y el trazado de la obra. El emplazamiento sería la península Ortspitze, entre el Danubio, el Inn y el Ilz. La pieza sería un laberinto dibujado en el suelo. Era el germen de 'El laberinto de piedra', la instalación de Ernst Kraft que la Universidad de Málaga regaló a Passau por el vigésimo aniversario del hermanamiento entre ambas ciudades.
Han pasado cinco años desde entonces. Un doble aniversario que además ha coincidido con un acontecimiento curioso, pero al que Kraft (Bloemendaal, Países Bajos, 1952) concede una notable carga simbólica. «Hace un par de semanas, buscando imágenes en Google Earth, me di cuenta de que la instalación aparecía en las imágenes por satélite. Entonces me recordó a las líneas de Nazca, en Perú, que solo pueden apreciarse desde el espacio. Fue un hecho que me emocionó mucho porque le concedía al proyecto una nueva dimensión», reflexiona el artista afincado en Málaga desde 1989.
«Realicé los cálculos en mi taller, ayudándome de las imágenes de Google Maps y cuando aprecié que la instalación era visible desde el espacio me pareció muy sugerente. Es muy extraño para un artista ver una obra suya desde el espacio», añade el creador, miembro de la Asociación de Artistas Plásticos de Málaga, fundador del colectivo Málaga.on y coordinador del proyecto internacional de creación colectiva DIN A4.
Kraft ha participado además en iniciativas como el Proyecto Ejemplares, promovido por el Ayuntamiento de Málaga y que favoreció diversos intercambios en ciudades europeas de artistas nacidos o afincados en Málaga. «Para un creador es muy importante salir fuera, nutrirse de lo que hacen en otras ciudades, observar otras culturas y otras formas de vida para asimilarlas y crecer no sólo como artista, sino también como persona», añade Kraft, que antes de recalar en Málaga viajó durante cinco años por varios países de América del Norte y del Sur.
Un espíritu nómada que Ernst Kraft ha trasladado a su obra. En especial, a su faceta como autor de instalaciones. Una de las más recientes lleva por título 'La casa de las dos chimeneas' y está ubicada en Santa Rosa (Argentina). «Es una construcción-instalación inclinada que emerge del subsuelo y de la que solo se ve el techo y dos chimeneas. También puede apreciarse desde Google Earth, pero no de forma tan nítida con en el caso de la obra de Passau», acota Kraft.
El autor se detiene un poco más en la génesis de la obra. «Realicé los cálculos en el taller, guiándome de los planos y de mapas a través de Internet. La ciudad de Passau donó 26 toneladas de bloques de granito cortados a mano. Eran antiguos adoquines que formaban el suelo de la ciudad y que ahora componen la instalación. De esa forma, la historia de Passau está presente en una obra que sirve como puente entre dos ciudades, en este caso, Passau y Málaga», añade el artista.
Para Kraft, el laberinto es un asunto recurrente en su obra. «Se trata de un elemento que me fascina desde hace muchos años, porque combina una parte lúdica con otra mucho más profunda, casi mística. De una parte, perderse en un laberinto puede plantearse como algo divertido, incluso como un juego, pero esa figura también ofrece la imagen de un creador que es el único que conoce la salida y de alguien perdido a merced de ese laberinto».
Integrado en la naturaleza
Kraft ha instalado sus laberintos desde México hasta Mijas, pasando por la pieza de Passau que, para él, «tiene una magia especial». Lo explica: «Los bloques de granito está situados en un parque donde el césped crece de forma natural, lo hace muy rápido y en pocos meses, consigue tapar los adoquines de forma lenta pero inexorable, hasta que se corta. Es una especie de desaparición que me resulta muy interesante. Cómo el arte convive con la Naturaleza, que al final acaba devorando el arte, integrándolo hasta que la obra se funde, de manera literal, con el paisaje».
Una experiencia que lleva a Ernst Kraft ha sentir una «especial debilidad» por este tipo de proyectos artísticos: «Una pintura, cuando se vende, casi deja de existir para su autor. Se queda en una casa o una oficina y ya está. Pero una instalación al aire libre tiene vida propia».
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