Robert Harvey, entre amigos

A menudo dicta la prudencia que es preferible no conocer a un autor cuya obra se admira. Asoma el riesgo innecesario de que la decepción personal salpique el juicio sobre la propuesta artística. Y justo lo contrario sucede en el caso de Robert Harvey, el pintor norteamericano que pasó las últimas tres décadas de su vida entre Frigiliana y Macharaviaya.

Harvey falleció hace ahora ocho años y un grupo de amigos ha reunido 21 cuadros salidos de sus dependencias privadas para componer la exposición ayer inaugurada en la Sociedad Económica de Amigos del País.

«Es un proyecto muy emotivo para nosotros, porque en los cuadros se puede apreciar cómo era Robert. Su sentido del humor, la importancia que le daba a la memoria, la investigación y la coherencia con su propio discurso...», recordaba ayer la responsable de la muestra Mariluz Reguero.

Aunque siempre rehuyó de las etiquetas, la trayectoria de Harvey se mantuvo vinculada a la estética pop. «No le gustaban las clasificaciones, aunque el influjo del pop resulta evidente en su trabajo. Sus años en Estados Unidos, sobre todo en San Francisco y Nueva York, donde conoció a directores y actores de Hollywood, así como a numerosos poetas y escritores que marcaron en buena medida su trabajo como pintor», argumentaba ayer Reguero al hilo de una exposición que podrá visitarse en la sala de la plaza de la Constitución hasta el 15 de junio.

Admiración compartida

«Su vida y su obra son concomitantes», apostillaba Reguero, cuya «admiración» por Harvey hacía extensible a «todas las personas que de forma desinteresada han trabajado con mucha ilusión por sacar adelante este proyecto».

Una muestra que devuelve al primer plano del circuito expositivo el trabajo de uno de los autores más reconocidos -y queridos- de la escena cultural malagueña de las últimas décadas. Una oportunidad para regresar a la obra de un artista que salió en busca de sí mismo y se encontró, quizá, en un recóndito lugar de la Axarquía.