El alcalde de El Borge se limpia su despacho

El alcalde de El Borge, Salvador Fernández Marín (PSOE), es el primero en llegar al Ayuntamiento y desde hace dos semanas el primero también en coger la escoba y la fregona para limpiar el despacho de la Alcaldía y otras zonas comunes de la casa consistorial. Lo mismo hacen el resto de los funcionarios y empleados municipales, incluido el secretario y hasta el auxiliar de Policía Local.

El motivo son las medidas de ajuste que ha tenido que adoptar el equipo de gobierno del PSOE en el Consistorio para poder acogerse al plan de pagos a proveedores. «Teníamos dos contrataciones temporales de tres meses para dos limpiadoras que hemos que reducido a una. Hemos dejado la limpiadora que se encarga de limpiar el colegio y el centro de salud, pero hemos tenido que prescindir del otro contrato», explica el alcalde.

Según Fernández, han sido los propios funcionarios y empleados municipales los que, para suplir la ausencia de la limpiadora, se han ofrecido a colaborar en la limpieza de las dependencias municipales. «Los reuní para explicarles la situación económica del Consistorio y el plan de ajuste económico y no sólo se han ofrecido para colaborar en la limpieza del Ayuntamiento, sino que también han aceptado la congelación de sus salarios durante cinco años», apunta el regidor, que plumero en mano lo primero que hace cada día antes de ponerse mano a la obra en sus tareas como alcalde es quitar el polvo de sus despacho, barrer el pasillo por el que se accede a la Alcaldía e incluso retirar la basura acumulada en las papeleras.

«A veces barro también la entrada del Ayuntamiento cuando veo que hay suciedad», confiesa, a la vez que se define como un hombre que colabora en la tareas del hogar. «Cuando el tiempo y la política me deja soy el primero en trabajar codo a codo con mi mujer en la casa», asegura.

Los empleados públicos no se quedan atrás. Desde el secretario, que es el único funcionario, hasta la tesorera e incluso el monitor de juventud, que se encarga de la limpieza de la Casa de la Cultura y la oficina de Juventud, todos colaboran en la limpieza de los edificios municipales.

«Lo hacemos porque queremos y así se lo hicimos saber al alcalde después de que nos reuniera para informarnos sobre lo que pasaba. Cada uno de encarga de su zona de trabajo. Quitamos el polvo, barremos, fregamos si es necesario y limpiamos el aseo todos los días. No nos representa ni diez minutos y además lo hacemos fuera del horario de atención al público para que los vecinos no se vean afectados», explica Celedonia, una de las empleadas del Ayuntamiento.

Agradecimiento

«No tengo palabras para agradecerle a la plantilla todo lo que está haciendo. No creía que iban a reaccionar de este modo», dice el alcalde, para quien el verdadero problema del Ayuntamiento es la elevada deuda que tiene.

«Cuando tomamos posesión tras las pasadas elecciones municipales nos encontramos con dos millones de deuda y el techo crediticio totalmente cubierto. Ahora lo que tratamos es de reducir esa deuda. Al final sólo hemos podido incluir en el plan de pagos a proveedores 492.000 euros y eso nos obliga a reducir gastos de todas partes. Para nosotros sería una muy buena noticia volver a tener fondos para contratar de nuevo una limpiadora, pero por ahora eso no es posible», asegura Fernández.

El alcalde ha anunciado su intención de dictar un bando en los próximos días con el objetivo de pedir la colaboración de los vecinos en la limpieza de las calles, en las que por sus características, no puede pasar la barredora municipal.

«Aunque con el poco personal que tenemos intentamos hacer lo que podemos, no nos es posible cubrir todo el pueblo. Las veces que lo hemos hecho es porque hemos utilizado personal del Profea (antiguo PER)», dice el regidor, que asegura que «mi intención es seguir dando ejemplo participando en la limpieza del edificio municipal mientras sea necesario».