AGUSTÍN PELÁEZ
Martes, 10 de abril 2012, 11:14
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«Desde que cerrara la fábrica en agosto de 2010, debido a la crisis de la construcción, he denunciado 40 robos. Tuve que pedir al administrador concursal que vendiera la maquinaria porque los ladrones estaban desmantelándolo todo. Primero empezaron llevándose los cables de cobre, destrozando todos los automatismos y causando unos daños enormes. Después empezaron con todo lo demás», dijo ayer presa de la desesperación el propietario de la fábrica de ladrillos El Prado, Antonio Álvarez, después de que el jueves de al pasada semana sufriera un nuevo saqueo.
«Rompieron varias rejas exteriores, las ventanas de la oficinas para llevarse el aluminio y así entrar en su interior. Se han llevado los cables y las llaves de la luz, los sanitarios del aseo y los revestimientos de aluminio del techo dejando todos los papeles esparcidos por el suelo. Siento una indefensión absoluta», manifestó el propietario, que aunque reconoce que la fábrica está fuera de servicio sigue siendo un activo de su propiedad que pierde valor cada vez que sufre un saqueo de este tipo.
«No queda ni una sola ventana ni ninguna puerta. Los chatarreros, en su mayoría indigentes, personas sin recursos y drogodependientes, están desmantelando lo poco que queda de un tejar que en sus mejores tiempos estuvo considerado pionero en Andalucía por su elevado índice de automatización. Hoy no queda nada de aquello», dijo Álvarez , que recordó que los primeros robos comenzaron dos meses después del cierre de la fábrica.
«Eran tantos los saqueos y los daños que estaban provocando que tuve que pedir al administrador concursal que vendiera la maquinaria antes de que desapareciera», apuntó.
Según Álvarez, en una ocasión pudo sorprender él mismo a una persona que había robado gran cantidad de cables de la fábrica y «sólo lo sancionaron con 250 euros, cuando los daños que causó fueron muy superiores».
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El dueño de esta fábrica, mítica en los mejores años del 'boom' de la construcción y que llegó a fabricar 3,5 millones de unidades en un mes para atender una demanda que duplicaba el ritmo de producción, exigió un mayor control de las chatarrerías por parte de los Cuerpos de Seguridad del Estado, al considerar que son el destino del material que han sustraído de sus instalaciones. «Yo mismo he localizado parte del material que me robaron la pasada semana en una de ellas», aseguró.
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