RAFAEL CORTÉS Twitter.com
Martes, 3 de abril 2012, 03:34
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Con su verborrea habitual, Sr. Chinarro acaba de regresar al mercado discográfico con una nueva entrega musical, '¡Menos samba!', un trabajo valiente, desafiante, reflexivo y en ocasiones provocador que reúne 19 canciones nacidas de la creativa mente de Antonio Luque. El artista, afincado en Málaga desde hace seis años, presentará sus nuevos temas en concierto en Estepona el próximo 23 de junio. Además, desde ayer se puede encontrar en las librerías su primera novela, 'Exitus', publicada por el sello El Aleph.
-En su nuevo disco, '¡Menos samba!', se puede encontrar una amplia variedad de estilos, ¿de dónde han surgido esos temas?
-Están escritos en un largo periodo de tiempo, por eso hay tanta variedad. Algunos son rescatados del disco anterior, en el que no entraron, y otros del último año. El hecho de haber colaborado con muchos músicos supongo que habrá influido. Montamos con mucha gente de Valencia vientos, trompetas, flautas... Con gente de La Habitación Roja, ya que hay muchas guitarras de Pau, y otras son de Marc Greenwood, el productor, que ha tratado de respetar la historia del grupo para que fuera un disco de Chinarro.
-El título de '¡Menos samba!' parece un mensaje claro en tiempos de crisis, ¿ha sido ese su objetivo?
-Sí, el título es actual porque los suelo poner a última hora. Las canciones se refieren a la situación del país, tienen esa temática y pensé que era un título oportuno y con su guasa. Después de oír hace unas semanas las palabras del presidente de Mercadona diciendo que hay que trabajar como chinos, el título de mi disco puede parecer rollo, pero espero que se entienda desde un punto de vista humorístico, porque aunque soy músico y empresario, soy más músico que empresario.
-¿El mensaje es que la gente se tiene que poner las pilas?
-¡Pues no va haber más remedio!
-Las letras son muy actuales, con referencias a la crisis actual, los sindicatos, la banca...
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-Sí, algunas de esas canciones como 'Las habichuelas' o 'Dinero (otra vez no)' son de 2009 o así, pero como por desgracia la crisis se está extendiendo mucho siguen siendo de mucha actualidad.
-Hay una evolución, pero también en cierta forma este disco supone un retorno a su época de 'El fuego amigo' de 2005, ¿por qué?
-Quizá la producción de 'Presidente' fue más intensa en todos los sentidos, con más esfuerzo de tiempo y dinero, pero en este último disco he tenido más confianza en las canciones tal cual eran, y no le di tanta importancia a la producción. Más que nada porque se veía que sonaba bien, y además la situación actual no está como para utilizar el estudio de grabación para transformar las canciones en algo diferente.
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-Su nuevo disco se publica en formato digital, en CD y doble LP. ¿Siente predilección por el vinilo?
-Yo prefería las cosas como eran antes, no quiero parecer reaccionario o un pureta que piensa que cualquier tiempo pasado fue mejor. Además, con citar que no tengo plato ya lo digo todo... Pero estoy convencido de que se disfrutaba más cuando escuchábamos la música con más sensibilidad, en la época del vinilo. Ahora todo el mundo tiene un iPhone, a mí el mío me costó treinta euros, y es un cacharro que suena francamente bien con auriculares o conectándolo a esos loros modernos que se ponen debajo del aparato. Hoy hay más gente con acceso a esos dispositivos, y si se consigue que todo el mundo pueda escuchar canciones con ese estándar de calidad, mejor. Por otra parte, ahora para grabar un vinilo hay que irse a Checoslovaquia y no se hacen muchas copias; no sé hasta qué punto sería mejor ahorrarnos esa gran cantidad de plástico.
-Usted lleva varios años viviendo en Málaga ¿Cómo ve la evolución de la ciudad en el plano cultural?
-Llevo aquí seis años, un tiempo en el que he visto que se han creado bastantes salas, aunque pienso que no hay tanto público para los conciertos. Hay nuevos sitios, hay veces que ni siquiera yo me entero de actuaciones y mira que estoy todo el tiempo en las redes sociales...
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-Estuvo tocando en Málaga en octubre, ¿cómo lo reciben aquí?
-Bien, bastante bien. Yo hay veces que en Facebook pongo cosas como que apuesto por mejorar la ciudad, y mi hijo me dice que me creo que soy el alcalde. Pienso que cuando salga al escenario me van a tirar tomates por traidor, ¡y encima siendo sevillano! Pero no, al contrario: hay mucha gente a la que le gustaba el Chinarro antes de que yo viviera aquí y personas que se han sumado luego a mis seguidores.
-Con su música ha trascendido la escena indie española, ¿cómo ha sido su evolución?
-Veinte años hace en octubre del primer concierto, pero tampoco veo yo tan claro que haya trascendido la escena indie; tal vez trascender la escena indie sería tocar en el Cervantes y llenarlo, pero no es el caso. No lo digo con amargura ni mucho menos, no habré sido capaz de trascender la escena indie, tal vez sea porque el lenguaje de Chinarro es más denso de la cuenta. Otros compañeros de mi generación sí que lo han logrado, como Los Planetas o Nacho Vegas, que llenan teatros con facilidad. Pero ahí está también el Chinarro en el camino, y mientras pueda grabar discos y vivir de esto me doy con un canto en los dientes.
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«No soy un 'cansautor'»
-¿Cómo se ve en el papel de cantautor de nuestro tiempo?
-Hago canciones y las canto, así que supongo que soy cantautor. Luego está la otra idea, la del 'cansautor' que dicen muchos, como este que canta... ¿Cómo se llama este que hace muchos bolos y que no me gusta nada... Bueno, mejor no lo menciono, ¿no? -reflexiona en tono irónico-. Ellos meten mucha letra, parece que la música es lo de menos y son más cansinos, no me gustaría verme en ese bando. Además, en directo usó un formato más rockero.
-Usted ha publicado el libro de relatos 'Socorrismo' y otros textos, ¿qué papel ocupa en su obra la literatura?
-Esta semana sale en El Aleph la novela 'Exitus' y espero que la gente la lea, aunque son quinientas páginas, pero está escrita con todo el cariño y dedicación. Todo esto son actividades paralelas, aunque realmente cuando estaba escribiendo la novela no podía hacer letras de canciones. Es un forma más de organizar el mundo que yo tengo en mi poder, y uso todas las armas para defenderme del desorden del mundo, ahora claramente visible pero que para mí siempre ha estado patente. Por eso suelo decir que soy un indignado desde el principio de los tiempos.
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-¿Podría adelantar algo más del argumento de su novela?
-Era inevitable meter el mundo de la música, pero nada de un grupo de rock ni de Chinarro. O sí, porque hay que saber ver, como dicen los literatos, la 'transustanciación', esa palabra tan misteriosa. Se trata de coger lo que a uno le pasa y convertirlo en otra cosa. Pero no es una novela autobiográfica. Va sobre un chico de 19 años que sufre un accidente en casa, su padre muere y su madre conoce a un hombre en el hospital y se va con él, lo que provocará un cambio radical en su vida. La obra va a un ritmo suficientemente bueno como para no aburrir a nadie.
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