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Ilusiones. Los más pequeños harán su debut en la Semana Santa. :: ANTONIO SALAS
Señas de identidad propia
SEMANA SANTA DE MÁLAGA. EL ENCIERRO

Señas de identidad propia

Cada pueblo tiene su forma de vivir y sentir la Semana Santa, y Málaga no iba a ser una excepción. Es el día de don Amadeo y de Pablito, fundamentalmente de ellos dos, personajes del pregón de Banderas en los que se refleja la grandeza y singularidad del Domingo de Ramos.

PEDRO LUIS GÓMEZ

Domingo, 17 de abril 2011, 03:35

La Semana Santa de Málaga tiene unas señas de identidad muy concretas que la diferencian en su forma, no en su fondo, de las demás ciudades andaluzas, y viceversa. Cada pueblo amolda sus usos y costumbres según su forma de ser. O sea, cada hecho cosustancial de la vida misma de un colectivo social se modifica y amolda por ese mismo colectivo. Málaga, pues, que remonta los orígenes cofrades a la época de los Reyes Católicos, también diferenció según su forma de ser y obrar sus cofradías, su Semana Santa. Pero, repito, Málaga no es la única que tiene una Semana Santa con unas señas de identidad propias y diferenciadas, sino que todas las semanas santas son así.

En Málaga tenemos unas señas de identidad muy claras: la primera, consustancial con el pueblo andaluz, es la forma de entender la Pasión, Muerte y Resurrección, motivo del origen de la Semana Santa. Se entiende de forma diferenciada al ciudadano de Valladolid o de Zamora porque la forma de ser, la forma de entender la vida, el clima, el hábitat, la historia de Andalucía es diferente a la de Castilla o a la del País Vasco o a la de Cataluña. Aquí la Semana Santa es una tradición religiosa, sí, pero tampoco es menos cierto que la Semana Santa coincide en el tiempo con la explosión de la primavera, esa misma primavera que es la que hace que se escriban esos tópicos de que los tronos ya están en la calle cuando se huele a azahar y a cera... Como es obvio decirlo, la primavera en Málaga es muy distinta también a la de Valladolid y a la de Zamora, algo que no admite mayores discusiones.

Tenemos, pues, un primer punto determinante: el clima. Y ese clima hace que el hábitat también sea diferente. La noche invita a salir a todo el mundo en la primavera malagueña por la bonanza de las temperaturas. Hay que tener en cuenta que las primeras procesiones, aquellas que surgen en la Edad Media al albor de una cruz desnuda con los penitentes autoflagelándose y rezando para pedir la salvación de una Humanidad que ellos mismos creían perdida, se realizan al alba, muy de mañana, y nunca de noche, como ocurre en Andalucía, donde se conjuga con dificultad la plástica de la luz solar con la de las velas, con el reflejo del oro barroco de nuestros tronos, donde, evidentemente, la noche es la protagonista clara y decisiva de una Pasión que ocurrió entre la mañana y la tarde, aunque aquella tarde, según nos relatan las Sagradas Escrituras, se tornó en cerrada noche.

Pero hay muchos más signos de identidad: los tronos, la forma de llevar los tronos, la forma de tocar la campana, el lenguaje, la forma de componer los nazarenos, la forma de vestirse, la composición misma de las cofradías... Si quisiéramos, cada detalle podría ser un signo de identidad. Esos signos de identidad son los que hacen que cada pueblo ame, viva y sienta su Semana Santa como algo propio. Incluso las mismas imágenes que procesionamos, nuestras sagradas imágenes, son elementos diferenciadores, signos distintivos de una Semana Santa barroca, grande y bulliciosa, como muy bien podríamos definir de forma global a la Semana Santa de Málaga.

Todo aquel que pretenda homogeneizar las costumbres de la Semana Santa de Málaga o introducir elementos consustanciales a otras celebraciones, encontrará de lleno el rechazo de una buena parte de ese mundo cofrade en el que se encuentra incardinado y del pueblo en general, porque cada uno tiene lo que tiene y lo vive a su manera. Y aquí nos gusta lo que tenemos. Disfrutamos con nuestras cosas, a nuestro estilo, a nuestro modo.

Hoy comienza bien temprano una nueva historia, porque cada año no se escribe un capítulo, sino todo un tratado. Los primeros golpes de campana de la Cofradía de la Pollinica pondrá un nudo en la garganta a más de uno y muchos 'don Amadeos' abrirán sus balcones de par en par para colocar la palma en su balcón y se vestirá con su mejor traje para salir a la calle. Este domingo será largo y estará cargado de bullicio, y de 'Pablitos' pataleando por un tambor o una corneta.

-Por lo que más quiera, señora, ¡cómprele el tambor al niño o se lo compro yo!

Este Domingo de Ramos que llega a nuestras manos en este día, 17 de abril, ha sido tardío en el calendario, pero a buen seguro de que merecerá la pena la larga espera. Es el día de los estrenos (ya saben el dicho, que se caen las manos si no se estrena algo), de la ilusión de las miradas aún vírgenes de los pequeños que vestidos de hebreo harán su debut oficial en esta fiesta malagueña que es la Semana Santa de Málaga. La nuestra. Ni mejor ni peor. Todos unidos en la renovación de una herencia centenaria que cuidamos generación tras generación. Disfruten porque hoy comienza la Pasión según Málaga.

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