EUGENIO CABEZAS
Jueves, 16 de diciembre 2010, 02:37
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Su utilidad sigue siendo la misma con la que se concibió hace 130 años: transportar agua desde la vega de Tetuán hasta las huertas de la pedanía de Maro, pero el paso del tiempo había dañado gravemente su estructura. El Acueducto del Águila de Nerja, terminado de construir en 1880 bajo la dirección del maestro de obras Francisco Cantarero, está siendo objeto en estos días de unos profundos trabajos de restauración y de rehabilitación, que han sacado a la luz algunos detalles y materiales desconocidos hasta ahora por los historiadores locales.
Así, entre las curiosidades que están descubriendo los miembros del equipo de obras capitaneado por el ingeniero técnico Rafael Anaya, de la empresa malagueña Hermanos Campano S. L. -adjudicataria de unos trabajos valorados en 513.515 euros, que se financian dentro del Plan de Turismo Sostenible de la Junta de Andalucía para la Axarquía, en un 70% con fondos autonómicos y en un 30% con aportación municipal-, destacan los cuidados ornamentos que posee esta impresionante estructura de obra civil, con 52 arcos, que se eleva imponente hasta los 60 metros de altura para salvar el desnivel del barranco de La Coladilla, a escasos 300 metros del recinto de la Cueva de Nerja.
La cara norte es la más elaborada, con medio centenar de arcos de estilo neonazarí, y pigmentos de cal blanca y de color amarillo, curiosamente porque cuando se terminó de construir el Acueducto del Águila, en 1880, solo existía la carretera que pasa al norte de este monumento, declarado como Bien de Interés Cultural (BIC) por la Junta de Andalucía. No sería hasta el año 1921 cuando, durante la Dictadura de Primo de Rivera, se construyera la conocida como Carretera de los Caracolillos, que pasa por la cara sur, a la que sucedió en los setenta la antigua N-340, que en 2007 fue relevada por la Autovía del Mediterráneo, que también pasa al norte del Acueducto, pero a una distancia mucho más considerable de lo que era la antigua calzada romana que iba de Cádiz a Barcelona, de la que en las proximidades del monumento se conservan aún algunos tramos.
En la parte central del Acueducto, que mide casi cien metros de largo, se levanta una de las señas de identidad del monumento, un templete que está coronado por una veleta, con la imagen de un águila bicéfala. Esta estructura también está siendo rehabilitada y en breve volverá a ser colocada, «a la altura original, ya que se había rebajado bastante al pudrirse la base de madera», explicó ayer Anaya durante una visita al monumento, acompañado del edil de Turismo, José Miguel García. En este templete ha aparecido una inscripción con el texto 'Pura y limpia Concepción', lo que parece indicar que allí pudo colocarse en sus orígenes una imagen de una virgen.
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En la cara sur se ha confirmado que dos enormes oquedades del Acueducto son resultado de los bombardeos que sufrió la población civil que huyó por la carretera de Almería en febrero de 1937. Está previsto que los trabajos estén listos para la primavera y se está buscando dinero para complementarlos con un sistema de iluminación.
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