REGINA SOTORRÍO rsotorrio@diariosur.es
Viernes, 5 de noviembre 2010, 09:41
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José Luis Figuereo está a punto de colgar el sombrero... hasta la próxima temporada. Tras cerca de 80 conciertos en un año, El Barrio afronta la recta final de su maratoniana gira 'Duermevela' con siete citas que le llevarán de punta a punta del país: de Málaga (5 de noviembre, en el Martín Carpena) a Barcelona, pasando por Madrid, donde ofrecerá su cuarto concierto en menos de doce meses. Selu, como le llaman sus amigos, ya tiene ganas de bajarse del escenario por un tiempo para dar forma a su próximo trabajo, pero reconoce que es un afortunado. «Un año más hemos podido comer de la música». Para hacer más llevadera la espera a los suyos, el 23 de noviembre publica un extenso recopilatorio -con sus nueve discos- titulado 'Al sur de la Atlántida'.
-(Pide que se le llame diez minutos más tarde) ¿Por dónde andaba?
-Por la playa con mi perro. Desde mi casa solo tengo que cruzar la avenida para llegar a la playa.
-¿Acude a menudo para desconectar y encontrar la inspiración?
-Sí, es una manera de desconectar del mundo de la música y conectarse al mundo del perro, que se va 'pa' tó lo lao' y no hay quien lo coja. Sea como sea, el estrés sigue estando ahí.
Adicto al trabajo
-Da la sensación de que es algo adicto al trabajo.
-Sí, soy adicto al trabajo y muy perfeccionista, no puedo remediarlo. Y cuando no hay estrés, lo genero yo solo porque lo necesito para tener la bilirrubina alta, como dice Juan Luis Guerra (risas).
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-Si no tiene preocupaciones... usted se las busca.
-Es horroroso, yo soy así. Si estoy tranquilo, ya no soy yo.
-Y ahora está a punto de terminar la gira, pero empieza con el siguiente trabajo.
-Ahora tengo un descansito. Bueno... es un descansito en el que tengo que grabar el disco, rodar el videoclip, componer y prepararlo todo para salir.
-Entonces, de descanso poco.
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-Pues sí, poco.
-¿Tiene ya ganas de terminar su maratoniano tour?
-Muchas ganas. Estoy deseando llegar al final y dar gracias a Dios porque un año más hemos comido de lo que somos, de la música.
-Que ya es mucho.
-Sobre todo en los tiempos que corren.
-¿Qué es lo primero que hará cuando se baje del escenario en el último concierto?
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-(Risas) Lo que suelo hacer todos los años: pego un chillido muy grande y digo «¡se acabó!».
-Y ¿por qué tantas citas seguidas?, ¿hay que aprovechar el tirón?
-No es solo eso, sino que el público lo demanda, y el empresario lo demanda para su público. En cualquier caso, hay que aprovechar porque luego vienen las vacas flacas...
-Hay demanda, pero a usted también le va la marcha.
-Pues sí. La verdad es que un artista cuando disfruta es subido al escenario y cantando sus temas.
-¿Qué es lo que lleva peor de las giras?
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-Echo de menos mi cama, mi comida, mi horario, mi soledad no impuesta, mis hobbys y, ante todo, a mi familia. Te voy a contar una cosita: yo soy Géminis y por tanto tengo doble personalidad, una es El Barrio y otra es la persona que anda por Cádiz, un ciudadano más. Pero la gente muchas veces no respeta esa diferencia. Al que es albañil tampoco le gusta que un domingo alguien le diga que haga una mezcla para levantarle un muro, porque no está dentro de su horario. Pues a mí me pasa igual. La gente se cree que como uno es El Barrio tiene que llevar el sombrero las 24 horas del día todos los días de la semana. Y eso no es, también tengo mi vida; y a mí me gusta mucho El Selu, porque ahí es donde yo me explayo y donde veo mi libertad. Una vez que termina el concierto, el artista lo que quiere es ser persona.
«Hay mucho 'jartible'»
-Porque, ¿Selu pasa inadvertido por la calle?
-Donde vivo, puedo hacer una vida normal. Pero una vez que salgo de Cádiz... hay mucho 'jartible' por ahí suelto. Es verdad que uno tiene que comer de los 'jartibles' y los no 'jartibles', pero los primeros también tienen que darse cuenta de que hay momentos en los que no soy El Barrio, sino Selu.
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-Entonces, el sombrero ¿es solo para los conciertos?
-Sí.
-Es la seña de identidad de El Barrio, pero no de Selu...
-Eso es. Como Selu, mi seña de identidad es la libertad.
-¿El Barrio no tiene libertad?
-¡Mucha menos! Pero soy una persona que no suele estar mucho tiempo en la calle; al contrario, me gusta estar en familia y en mi casa. Allí tengo todo lo que puedo querer, estoy muy tranquilito.
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-Las entrevistas y la promoción son para usted un tormento (o eso dice su biografía), ¿tan mal lo pasa?
-Esto es horroroso. Mira, te voy a hablar como se habla en Cádiz: me acuerdo de una vez que fuimos hasta el quinto carajo para tres preguntas. La primera: ¿por qué El Barrio? La segunda: ¿qué ha encontrado usted en La Fuente del Deseo? (¡anda que se comieron el coco!) Y la tercera: ¿cómo ve usted el cielo de esta ciudad? ¡Vamos! ¿Que he venido yo hasta aquí para dar el tiempo? ¡Contrata a Mario Picazo!
-Ahora saca el recopilatorio 'Al sur de la Atlántida'. ¿Le gusta escuchar sus primeras canciones? ¿Las haría ahora de manera diferente?
-Me gusta escucharme porque veo la ilusión reflejada en una letra. Pero seguro que ahora las haría diferente, porque se vive en otra época y en otro mundo.
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-¿Le preocupa qué hacer en el siguiente disco para superarse?
-Esa preocupación la tiene todo el mundo, creo yo. El miedo ese de pensar qué hago yo ahora para superar lo último no se me va a quitar así tan fácil. Porque en cuantito que saque algo medio regular, el público ya te está diciendo «¡marchando!».
-¿A qué no renunciaría nunca por el éxito?
-A mi familia y, sobre todo, a ser yo.
-¿La fama no se le sube a la cabeza?
-No. En el momento en que haya más 'jartibles' de lo normal... cuelgo el sombrero y digo 'aquí os quedáis'. Además, yo no he nacido para morir en la plaza; y en el momento en que no me llegue la inspiración o sienta que ya no soy yo, no me gustaría defraudar al público y una retirada a tiempo es una victoria. No quiero engañar a nadie.
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-¿Y qué haría?
-Me consolaría cantando 'Cumpleaños feliz' el día en que cumplieran mis hijos.
-Pero para ese momento queda mucho, ¿no?
-Esperemos que la inspiración siga ahí; aunque cada vez las metas son más altas.
-¿Selu sigue siendo un hombre de barrio?
-Yo tengo mis mismos amigos de siempre, yo no he cambiado. No sé si tengo enemigos, pero si los tengo están a mis espaldas... y a mis espaldas quedan.
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