De lo clásico y lo moderno

Desde su arranque en los Festivales de la Cueva de Nerja, el ballet clásico está presente tanto por su alto contenido artístico como por la fusión cueva-ballet, el marco fantástico adecuado para el expresión danzada. Primerísimas figuras y conjuntos han enriquecido la programación en los últimos cincuenta años y no concebiríamos separación ni divorcio. Este año, continuando la tradición, las estrellas y solistas del Ballet del Teatro Nacional de Praga ocuparon anteanoche la escena de la Cueva de Nerja y lo harán también hoy sábado con el mismo repertorio.

Páginas inmortales del mejor ballet -en especial del siglo XIX- que no se cansa uno de admirar y escuchar las músicas 'ad hoc' de grandes compositores, coreografiados por maestros como Petipa o Bournonville entre los históricos y otros más actuales, aquí incluso el director artístico de las estrellas y solistas checos como es Petr Zuska (firmaba la de 'Lyrical' sobre música de baladas del folclore ruteno y checo).

Pero también incorporan ballets de una moderada modernidad siempre atractivos por el movimiento y el gesto, en perfecta sintonía los pas de deux como los solos (excelente el 'Po Poff de Mattia Mantellato) y la adecuación de cada técnica a cada momento.

Las estrellas y solistas -cuatro bailarines y cuatro bailarinas- tuvieron destacadas intervenciones: Nicola Marova, Alexander Katsapov, Michel Stipa, Magdalena Matejkova, Viktor Komalinka, Zuzana Simakova, Ivanna Illyenko y el citado Mattia Mantellato en un programa equilibrado e interesante -únicamente dos cambios alteraron lo anunciado- y fueron aplaudidos en todos los números, así como en especial al clausurarse el espectáculo con un bello final coreográfico.