Imagen de una televisión turca del ataque nocturno del comando israelí al buque 'Mavi Marmara'
MUNDO

Israel desata la furia al asaltar la 'flota de la libertad'

El Gobierno hebreo bloquea cualquier información sobre el número de muertos, que puede ascender a la veintena

LAURA L. CARO CORRESPONSAL

Martes, 1 de junio 2010, 03:50

Publicidad

«Ocurrió en aguas internacionales, sí, pero tenemos derecho a defendernos, cómo saber si la flotilla iba llena de terroristas, si llevaban bombas. Ante esa posibilidad de amenaza a nuestra seguridad la ley nos permite actuar incluso en aguas internacionales para evitarlo. Y ellos no eran pacifistas ni trabajadores humanitarios, eligieron portar pistolas y las dispararon. ¡Fue un linchamiento a nuestros soldados!».

La portavoz del Ejército israelí, Avital Leibovitch, resumía así la versión oficial del asalto que las tropas judías perpetraron en la madrugada de ayer contra la flotilla internacional humanitaria que se dirigía a romper el bloqueo de Gaza. Una versión calculada por Tel Aviv para intentar contrarrestar la brutalidad de las imágenes de sus tropas al asalto de los barcos que, a pesar del empeño por evitar testimonios, se filtraron desde primera hora a través de la NTV turca y Al-Yasira. Y para justificar también la cifra de entre diez y veinte activistas muertos como resultado del abordaje, además de tratar de contener la tormenta de condenas y protestas que en pocas horas se desencadenó. La comunidad internacional, con la ONU, UE y la Liga Árabe, a la cabeza, fue tajante en este aspecto. La excepción la puso EE UU, que se limitó únicamente a lamentar lo sucedido, mientras que Turquía fue uno de los más duros.

Obligado por la creciente tensión, el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, de visita en Canadá, anunciaba por la tarde su decisión de cancelar una entrevista que tenía programada para hoy en Washington y regresar de inmediato a su país. Lo hacía respaldando que sus tropas «actuaron para proteger sus vidas» porque, insistió, fueron «atacados de forma deliberada».

Nadie desde el interior de la flotilla pudo defenderse ayer de esas acusaciones, según las cuales, los activistas se enfrentaron con cuchillos y barras de hierro a las unidades de élite que les asaltaban, e incluso con armas de fuego que consiguieron quitar a los expertos combatientes en mitad de la refriega. Israel mantuvo bloqueada las comunicaciones con los barcos desde el momento en que inició su ataque y durante todo el día para mantener la exclusiva de esta versión, que varias ONG tacharon de «propaganda».

Publicidad

«¡Todos a disparar!»

Sólo antes de que docenas de esos soldados irrumpieran alrededor de la cuatro de la madrugada en la cubierta del 'Mavi Marmara', la nave de bandera turca que lidera la expedición, el corresponsal de Al-Yasira pudo transmitir que se había izado una bandera blanca de rendición. «Previamente a la pérdida de contacto con él -señalaba ayer la cadena qatarí- se oyó claramente una voz en hebreo diciendo: '¡todos a disparar!». Las víctimas mortales del abordaje llegaron a última hora de la tarde de ayer dentro del 'Mavi Marmara' al puerto israelí de Ashdod, donde la Marina hebrea había conducido ya a otras cuatro de las seis naves de la flotilla. Al cierre de esta edición, Israel no había ofrecido todavía un cómputo definitivo de víctimas mortales, ni información sobre la nacionalidad de los fallecidos, aunque se sospecha que la mayoría son turcos.

Los heridos graves fueron trasladados a los hospitales de Rambam en Haifa y Tel Hashomer, cerca de Tel Aviv, y en el de Ashkelon se ingresó a tres varones con heridas leves, con pasaportes norteamericano, griego y marroquí, según precisó a este diario la portavoz jefe del hospital Barzilai, Lea Malul. Las autoridades hebreas emitieron varios comunicados en los que subrayaba que también fueron heridos siete de sus militares.

Publicidad

En cuanto a los activistas y políticos integrados en la expedición solidaria abortada, y siguiendo los planes anunciados, a su llegada a Ashdod en barcos o helicópteros, todos fueron sometidos a interrogatorios en la sala instalada hace pocos días a tal efecto, aunque sólo trece de ellos firmaron el consentimiento formal para ser deportados a sus respectivos países de origen. A falta de ese trámite de identificación, diez autobuses militares blindados llegaron anoche al complejo portuario preparados para trasladar a los integrantes del convoy naval humanitario a la cárcel de Beer Sheva.

Mientras, el presidente de la Autoridad Nacional Palestina, Mahmud Abbas, condenaba la «masacre» y decretaba tres días de luto. Su portavoz, Nabil Abu Rudeina, habló de «crímenes contra la humanidad». Sin embargo, parece que no habrá, de momento interrupción del diálogo indirecto de paz con Israel, bajo el argumento de que la ANP negocia con Washington, no con Tel Aviv.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Suscríbete durante los 3 primeros meses por 1 €

Publicidad