ANTONIO FUENTES deportes@diariosur.es
Martes, 20 de abril 2010, 14:05
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De no ser por el viaje que el Barcelona ha realizado a Milán para jugar la semifinal de la Champions poca gente se habría preguntado cómo viajan los deportistas profesionales. Y, sabiendo que para un equipo del nivel del 'culé' eso de hacer casi 1.000 kilómetros en autobús parece una barbaridad, pocos sospecharán que para la mayoría de equipos de élite del resto de los deportes lo normal son las palizas por carretera.
Seguramente, Jorge Martínez, Rafa Baena o Carlos Ortega esbozarían una sonrisa, entre cómplice e irónica, cuando oyeron que el todopoderoso equipo catalán iba a bajar a la tierra para coger el autobús. No es para menos: lo que para el Barcelona es una maldita excepción para el Antequera es la cruda realidad.
Y es que el conjunto de El Torcal, como la inmensa mayoría de los equipos de la Asobal, sólo cogen el avión (y no siempre) para los dos desplazamientos que tienen que realizar a Barcelona (contra el Barcelona y el Granollers). Al resto se va en autobús, sea donde sea. «Lo primero que hago, dos meses antes, es ir mirando ofertas de vuelos, pero como no sabemos seguro qué día jugaremos, siempre sale más económico el autobús», decía ayer José Jiménez, responsable de los viajes del club. Aun siendo la fórmula más económica, el Antequera gasta unos 5.000 euros en cada desplazamiento (autobús, hotel, comidas...).
Porción de pasillo
Y es que para apilar en autobús convencional a catorce hombres de casi dos metros hay que realizar casi una obra de ingeniería. Los más veteranos -o lo más rápidos- ocupan los sitios de privilegio. «Yo tengo mi porción de pasillo en la que meto mi colchón y duermo siempre que puedo», explica el capitán, Juanan Ramos. Como él también suelen descansar en el pasillo Carlos Ortega, Nacho Moya y Carl Andersson.
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Otro de los 'privilegiados' es el portero Jorge Martínez, inquilino del gallinero. El resto utiliza colchones inflables colocados encima de los cuatro asientos (a todo el ancho del autobús) que ocupa cada jugador. «Hay gente, sobre todo los mayores y los más grandes, que lo pasa realmente mal. De hecho, cuando llegamos tenemos tratamiento para recuperar los dolores», indicaba el fisioterapeuta, Enrique Fernández.
Así discurren los trece desplazamientos de este año en autobús. En total, más de 22.000 kilómetros y trayectos que duran hasta 14 horas consecutivas. «La diferencia entre nosotros y el Barça es que ellos hacen un viaje de diez horas en dos días y nosotros hacemos uno de 10 horas en 10 horas», comentaba Juanan. Y con tanto tiempo libre encontramos aficionados a la pocha (Martínez, Baena, Pérez Canca, Chispi y Luisfe), a los sudokus o al parchís (Morales, Moya, Soto y Juanan). Todo, mezclado con los estrenos de cine que consigue Nacho Moya. «Se hace muy pesado porque descansas poco, pero lo pasamos bien», explicaba el conductor, Juan Pinto, antes de salir para La Rioja donde el equipo juega con el Naturhouse a las 20.45 horas.
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