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Lola Marceli actúa mañana en Antequera. :: FERNANDO GONZÁLEZ
«Hay una superproducción con importantes actores que se titula 'En busca del Inem'»
CULTURA Y ESPECTÁCULOS

«Hay una superproducción con importantes actores que se titula 'En busca del Inem'»

«En la televisión me he sentido plenamente realizada», afirma la malagueña de adopción, que mañana actúa en Antequera Lola Marceli Actriz y protagonista del 'Auto de la Cruz' en el papel de la Virgen Madre

REGINA SOTORRÍO

Viernes, 26 de marzo 2010, 03:23

Curtida en la pantalla, hacía tiempo que no se reencontraba con el teatro. Incluso le tenía un poco de miedo. Pero Lola Marceli ('Amar en tiempos revueltos', 'Padres') le ha echado valor y regresa al 'vivo y al directo' con todo un reto personal: interpretar por primera vez a la Virgen Madre y hacerlo además en verso. Será mañana sábado, en la Colegiata de Antequera, con el estreno del 'Auto de la Cruz'. Con la seguridad que da la experiencia, la malagueña de adopción (Alicante, 1967) habla sin tapujos de su profesión. «Hay cosas en cine que dices 'anda, que si no fuera por el recibo de la luz iba a estar yo aquí diciendo esto'», confiesa.

-Interpreta a la Virgen Madre en el 'Auto de la Cruz', ¿impone?

-Impone, pero en un sentido positivo. No es decir 'esto es imposible de abordar'. Al revés. Está siendo una experiencia maravillosa de hacer, el texto tiene una belleza impresionante, los personajes tienen una gran fuerza... La Virgen es dolor, sufrimiento, pero también tiene un punto de pedirle responsabilidades al Dios que puede evitar eso y que no lo hace. Es muy emocionante. En los ensayos, vestidos de calle, hay momentos en que nos cuesta seguir... Es muy 'heavy'.

-Con tantas interpretaciones que se han hecho de la Virgen, ¿es complicado darle un sello personal?

-Es un personaje histórico del que se conoce mucho del principio, pero del final se sabe que estaba a los pies de la cruz y poco más. Sin embargo, en este auto la Virgen tiene su propio camino de la cruz, ese acompañamiento por un lado y esa asistencia a unos hechos que anímicamente la hacen morir. No hay nada más terrible que tener la desgracia de que se muera un hijo, y el espectador empatiza con ese sufrimiento.

-¿Es creyente?

-Soy una persona criada en la tradición católica. Con los años, tus creencias van cambiando y buscando su sitio. No soy practicante, pero sí tengo cosas que forman parte de esa tradición católica y, además, viviendo en Málaga es muy difícil desvincularse. Por ejemplo, yo voy a ver la mañana del Lunes Santo al Cautivo porque lo que se produce entre la gente del barrio es un acto religioso en sí. Para mí todo eso es la religión; la liturgia es otra cosa.

-¿Vive la Semana Santa de Málaga?

-¡Yo he sido el lazarillo de mis amigas en Semana Santa! Me sabía el programa de mano y, no sólo eso, sino por dónde iban los tronos, dónde se producían los cruces, las mejores calles para evitar los atascos... Yo la he vivido y la he cerrado (risas).

-¿2010 será el año de su regreso al teatro?

-Hay una propuesta para finales de 2010. Tengo ganas de volver, porque la última experiencia que tuve fue un pelín desastrosa, lo montó alguien que no tenía mucha idea... Tenía miedo de abordar otra vez el teatro después de tanto tiempo, y entonces apareció Jaime Ordóñez -actor y productor- con el auto y vuelves a descubrir la esencia del trabajo.

-En estos años, ¿la televisión le ha llenado o ha echado en falta la llamada de un director de cine?

-Todos echamos en falta la llamada de un director y si es de Spielberg... ¡ya ni te cuento! (risas). No, lo cierto es que en 'Amar en tiempos revueltos' me he sentido muy satisfecha. El ambiente era fantástico.

-No ha necesitado el cine.

-Todos pensamos que el gran dorado es el cine, porque genera una sensación de eternidad. Pero también hay cosas en cine que dices 'anda, que si no fuera por el recibo de la luz iba a estar yo aquí diciendo esto'. No hay nada perfecto.

«Esto es un oficio»

-¿Se ha visto en esa situación?

-El que no se haya visto en eso es un gran desgraciado de la profesión. Esto es un oficio y eso de 'yo solamente soy el conde y salgo con el caballo'... No, aquí se sale con el burro, con el mulo, con las gallinas... Esto es un oficio y se tiene que hacer desde todos los sitios. En los últimos años se ha abierto una especie de brecha en la que parece que unos sólo hacen lo que quieren y los demás hacemos lo que podemos. Y no es verdad. Yo he estado en 'Amar en tiempos revueltos' porque podía y porque quería. Y me he sentido plenamente realizada. Estoy muy agradecida con todo lo que he hecho, incluso con aquellas cosas que no ve ni Dios.

-¿Asume bien eso que llaman 'la tiranía de las audiencias'?

-No, muy mal. Hace años pensaba que no te influía, pero quien diga eso a estas alturas del partido es que no sabe dónde está. La audiencia es lo que te da de comer. Si tu programa funciona, funciona; y si no, llamas al representante y le dices 'vete buscando algo que en dos meses estamos pidiendo el paro'. En este país hay una gran superproducción que se llama 'En busca del Inem' en el que estamos colocados todos los actores importantes (risas).

-En su web no incluye su fecha de nacimiento, ¿es coquetería?

-(Risas) No, allí está el enlace a la página del IMDB y lo primero que viene es la fecha. Podía haberlo cambiado, pero no lo he hecho. Aunque no me agrada mucho que todo el mundo me ponga la edad... Lo que hay en la web es una biografía.

-¿Aceptó bien el ir cambiando de papeles, de chica a mujer, conforme cumplía años?

-Desde jovencita ya hice de madre, de señora casada y divorciada... nunca he sido la chica... ¡Será porque soy tan grandota!

-Ha conseguido mantener a raya su vida privada, ¿nunca se sentaría en un plató para hablar de ella?

-A mí es que mi vida me parece muy poco interesante, por eso soy actriz.

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