GECA SPORT
Jueves, 4 de marzo 2010, 02:59
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Inmerecida derrota de un Antequera que se fajó hasta el último segundo con orgullo ante uno de los ogros de la competición, el Balonmano Ademar. El equipo de Antonio Carlos Ortega entró en el campo dispuesto al llevarse el tan preciado botín de León. Los verdes comenzaron atacando como colosos la línea defensiva de los locales, teniendo siempre como referencia a Rafa Baena en el pivote y a Chispi marcando el compás. Sin embargo, era en la portería donde el Antequera estaba marcando las diferencias de inicio. El asturiano Jorge Martínez tejió un muro en la que fue su casa durante muchos años. El meta ejerció de rompe olas ante los francotiradores venidos del Este del equipo leonés.
Martínez sólo era superado por un bravo Castresana que se las tuvo tiesas con Baena durante todo el partido. La actuación del portero dio alas a la línea defensiva 6-0 dispuesta por Ortega, que luchó con uñas y dientes en el borde de los siete metros.
Fueron pasados los veinte minutos cuando los castellanos encontraron la fisura de los verdes y abrieron la lata del partido. Los blancos encontraron una autopista en el extremo andaluz y Aguirrezabalaga y el portugués Da Costa dejaron en evidencia la pasividad defensiva de Luisfe Jiménez. Lejos de amilanarse, Antequera siguió ofreciendo un gran balonmano con Chispi como maestro de ceremonias batuta en ristre. Y la mejor prueba de que mantenía intactas todas sus opciones intactas es que, al descanso, el marcador reflejaba un único gol de desventaja.
Más igualdad
Tras el descanso, el Antequera volvió a salir en tromba, defendiendo al límite y dejando que la imaginación de Chispi encontrara huecos donde sólo los veía él. El devenir del duelo sería con los de Antonio Carlos Ortega cayendo por uno en el marcador de forma constante. Nada que no pudiera subsanarse con el buen hacer de un Baena colosal, fajándose con todo aquel que estuviese dispuesto a topar con sus 130 kilos. Sin embargo, el choque cambió cuando Antequera se quedó con cuatro jugadores en pista por su fuerte defensa.
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En un partido que se vivía en la igualdad máxima de un gol de diferencia, el Ademar apretó el acelerador y puso tierra de por medio en forma de tres goles abajo que parecían un mundo, pero Antequera supo reinventarse una vez más. Las espadas seguían en todo lo alto, con unos andaluces magistrales a pesar de no llegar nunca a dar caza del equipo leonés. Sin embargo, en la recta final la experiencia de los locales fue más de un grado.
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