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El malagueño José Romero. :: SUR
Tres meses sin noticias de José
MÁLAGA

Tres meses sin noticias de José

Sus familias piden que se reactive la búsqueda de los tres andaluces, que emitieron un SOS el 3 de noviembre porque se les averió el motor del barco El joven malagueño desapareció junto a dos sevillanos en alta mar

JUAN CANO jcano@diariosur.es

Domingo, 21 de febrero 2010, 03:57

Remedios acababa de subirse al autobús que une Sevilla con la vecina Alcalá de Guadaíra, donde vive. Cogió el de las 18.56 horas. Cuatro minutos después, su móvil empezó a sonar. No reconoció el número, uno de esos de catorce dígitos imposibles de identificar. La voz, sin embargo, sí le resultó familiar. Era Juan Pérez, un buen amigo de su hijo. «Repetía una y otra vez: '¡Coge papel y lápiz!'. Se escuchaban gritos de fondo, era horroroso. Le pregunté qué pasaba y me contestó: 'Tú apunta'. Me puse nerviosa. Una chiquilla que venía en el autobús me ayudó a tomar nota. Me explicó que eran unas coordenadas y me pidió que se las diera a Salvamento Marítimo. '¡Llama corriendo!', me dijo chillando.

El ruido de fondo y los nervios le impedían escuchar con claridad. Su hijo le quitó el teléfono a Juan. «Mamá, pide ayuda. Estamos en el mar a treinta millas de Melilla. Se ha averiado el motor y estamos a la deriva», reproduce Remedios Cruz, que recuerda los fragmentos exactos de la conversación. «Mi hijo se puso llorar y me dijo: 'Por favor, llama corriendo, que estamos muy mal. No me dejes morir en el mar'».

Aquella conversación, que data del 3 de noviembre, fue la última que Remedios mantuvo con su hijo, Manuel Ríos Cruz (25 años) hasta la fecha. Acaban de cumplirse tres meses y sigue sin saber nada de él ni de su amigo Juan, que tiene 34 años. Desde entonces, sus familias, que viven en Alcalá de Guadaíra, viven esperando que el teléfono vuelva a sonar.

Pero Manuel y Juan no iban solos. En la embarcación, que aún no ha sido localizada, viajaba otro tripulante al que su familia también está buscando, un joven malagueño de 27 años. Se llama José Romero García, es de Coín y lleva desaparecido desde ese fin de semana, que coincidió con el puente de Todos los Santos.

La única pista que se tiene sobre su paradero lo sitúa en el barco desde el que pidieron socorro los dos alcalareños. Esa información la proporcionó el hermano de Juan, al parecer, la única persona que sabía que los tres jóvenes se embarcaron juntos en aquella aventura. Cuando Remedios se despidió de su hijo, éste le dijo que se iba a Málaga con Juan a pasar el puente. El joven le prometió que estaría de vuelta, como muy tarde, la noche del día 2.

Dolores García no sabe nada de su hijo desde el 27 de octubre, cuando José se citó con su hermano para echarle una mano en su negocio de adornos florales, cara al Día de los Difuntos. «Mi hijo mayor lo llamó para que lo ayudara y él le dijo que se pasaría por allí, pero no se presentó», relata la madre.

El joven se había independizado, por lo que no se percataron de su ausencia hasta unos días más tarde. Al ver que no daban con él, los familiares del joven malagueño siguieron su rastro por si alguien sabía algo. La última vez que se le vio en Coín fue en una fiesta de Halloween que un amigo suyo organizó en un cortijo del pueblo. Eso fue el 31 de octubre. No dijo dónde ni con quién se iba. Simplemente, se esfumó. Como si se lo hubiera tragado la tierra.

Dolores tardó un tiempo en saber que su hijo, como apuntan todas las investigaciones, también iba a bordo de la embarcación. La familia averiguó que José había cruzado la frontera peatonal entre Ceuta y Marruecos el día 1 de noviembre. Su destino, desde entonces, está unido al de otras dos familias alcalareñas, pese a los 226 kilómetros que las separan.

Remedios fue quien dio la voz de alarma tras recibir aquella desgarradora llamada. «Parecía aterrorizados», rememora la mujer. Los jóvenes usaron un teléfono satélite, lo que permitió localizar el punto exacto desde el que se hizo la llamada. A las siete de la tarde del 3 de noviembre, la embarcación estaba a diecisiete millas de la Isla de Alborán. Aquel día había muy mala mar.

Búsqueda

Salvamento Marítimo buscó el primer día en aguas españolas, pero la deriva de la embarcación obligó a mover y ampliar constantemente el radio de búsqueda. El operativo se trasladó a Marruecos y, por último, a Argelia. Las autoridades de este país movilizaron un avión y dos barcos, así como agentes por tierra. Durante tres semanas peinaron el mar y el litoral argelino, ya que, según el sistema que calcula la deriva, ya debían haber alcanzado la costa.

Sin embargo, no hallaron ni rastro del barco ni de sus tripulantes. La búsqueda se dio por finalizada. En ese tiempo sólo localizaron un bote flotando que, por el tiempo que llevaba en el mar, no podía ser en el que viajaban los tres jóvenes andaluces. No encontraron nada más. Ni siquiera una garrafa de combustible. Además, la embarcación en la que iban llevaba flotadores en los costados, lo que impediría que se fuese al fondo. «Es muy extraño. No se puede haber hundido todo», clama un tío del malagueño José Romero García.

Ya han pasado tres meses y los familiares siguen sin despertar de la pesadilla. A las incógnitas sobre el paradero de los tres jóvenes se unen los rumores. ¿Qué hacía José en Marruecos el 1 de noviembre? ¿Y el día 3 en alta mar, en una semirrígida y con un teléfono satélite? La respuesta más evidente es difícil de encajar para las familias, que quieren creer que los tres chicos hacían juntos un viaje de ocio. Ellos sólo quieren tenerlos de vuelta. Y piden a las autoridades que se les siga buscando.

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