EUGENIO CABEZAS
Lunes, 15 de febrero 2010, 13:52
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«Cuando llegué a Nerja hace diez años, me enamoré de esta parte de la Costa porque había una gran riqueza vegetal y animal submarina. Si buceabas en toda la franja desde el Balcón de Europa hasta el paraje natural de Maro-Cerro Gordo, podías ver cientos de metros cuadrados de praderas marinas. Ahora, todo ha desaparecido y apenas queda una mancha de seis o siete metros cuadrados, en la zona de la playa de Maro, y porque está rodeada de rocas. Los barcos de pesca arrastreros están destrozándolo todo. Se acercan a la costa a apenas treinta o cuarenta metros de distancia de la orilla. Es una situación dramática, de alerta roja».
Con estas palabras describe el panorama que cada vez que se sumerge en las profundidades de las costas nerjeñas, ve con sus propios ojos Bernabé Jorge, un experimentado submarinista nacido en las islas Canarias, pero afincado aquí desde hace más de una década. Propietario de un centro oficial de buceo y de submarinismo, en el que imparte cursos para todos los niveles, Jorge está «muy preocupado» por la situación que se está viviendo. «Si no cuidamos nuestros fondos, y para colmo no tenemos depuradora, ¿cómo vamos a querer que sigan viniendo los turistas?», se pregunta.
Según explica este profesional del buceo, la superficie de praderas marinas -zostera marina o praderas de Poseidonia, como también se las conoce-, se ha reducido de forma «drástica y muy dramática» en los últimos cinco años, y especialmente tras la riada que provocó graves daños en Nerja el pasado 21 de septiembre de 2007. «Los ríos arrastraron de todo hasta el mar y sepultaron muchos metros de praderas, en la zona del paraje natural de Maro. En El Molino de Papel fue increíble. Hemos encontrado de todo, lavadores, postes de la luz... Es impresionante. Y lo peor es que la Junta de Andalucía nos ha dicho que no se nos ocurra llevar a cabo ninguna limpieza, que eso se tiene que recuperar por sí solo», cuenta Jorge.
Las praderas marinas de Maro constituyen uno de los ecosistemas más ricos y variados de la costa malagueña, y sólo quedan pequeñas porciones de esta especie vegetal en el entorno de La Caleta de Vélez y en Marbella. Este ecosistema es el refugio de todos los alevines, lugar de desove, y zona de cría para muchas especies marinas adultas. Además, produce los ejemplares de pesca que se desplazarán mar adentro.
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Cartas a la Reina y al Papa
Para tratar de alertar del peligro de desaparición que corren estas praderas marinas -auténticos bosques bajo el fondo-, hace unos años se constituyó una plataforma en su defensa, integrada por especialistas, biólogos y naturalistas. De hecho, es tal «el punto de desesperación» de esta asociación por la situación en la que se encuentra el paraje marino de Maro que llegaron a escribir sendas cartas a la Reina Sofía y al Papa Benedicto XVI, a este último para que «rece porque no se pierda más ecosistema ni más especies de las ya desaparecidas».
Por su parte, la delegada provincial de Medio Ambiente, Remedios Martel, explicó a SUR que no tenía constancia de estas denuncias de submarinistas, pero destacó los «esfuerzos» de la Junta para tratar de luchar contra la pesca ilegal. Así, recordó la instalación de arrecifes artificiales con bloques de hormigón.
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