Vuelos chárter de Alitalia para repatriar a sus nacionales, entre ellos 67 alumnos erasmus

En este sentido, la vicerrectora de Movilidad y Cooperación Internacional, Susana Cabrera, lamenta la falta de coordinación de las autoridades españolas e italiana, que podrían haber aprovechado estos vuelos para la repatriación de los estudiantes malagueños que aún continúan fuera de España. Algunos pudieron salir a tiempo, pero según los datos del Vicerrectorado de la UMA aún quedan en aquel país 72 jóvenes malagueños, de los 88 que habían comenzado el segundo cuatrimestre. Algunos se han quedado de forma voluntaria, pero otros no han tenido medios para regresar tras el cierre del espacio aéreo.

Claudia Tomaiuolo es una de las estudiantes erasmus italianas que han decidido regresar a su país. De hecho ya está con su familia, en la región de Apulia, en el sur del país. Estudia Ingeniería Mecánica en la Universidad de Florencia y desde febrero se encontraba en Málaga, en la Escuela de Ingenierías Industriales de la UMA, como estudiante erasmus. Ha vuelto a Italia «en el primer vuelo disponible» puesto en servicio por Alitalia para repatriar a sus nacionales. «Mi familia estaba muy preocupada y me pidieron insistentemente que volvería». Con Italia confinada y también España en cuarentena era normal la preocupación de las familias por sus hijos. «Me querían tener cerca, yo no estaba segura de regresar, de hecho había comenzado una cuarentena voluntaria por recomendación de mis padres». Claudia admite su preocupación por la situación de España y no comprende cómo, conociendo lo que estaba sucediendo en Italia, no se tomaban las medidas necesarias para evitar la propagación del virus. «No entendí por qué, aunque Italia estaba en una situación tan crítica, los otros países europeos, incluida España, no lo predijeron, no tomaron medidas para no cometer los mismos errores y no actuaron con mayor rapidez. Ahora estoy muy orgullosa de las medidas restrictivas tomadas por mi país, afirma la joven.

Claudia asegura que «me encantaría volver a España», porque en estos pocos meses «he quedado fascinada por este espléndido idioma y la vivacidad de los lugareños, estaba muy emocionada de ver cómo el sol, el mar y esos hermosos paisajes habían modelado el carácter solar de los malagueños y en unos meses esperaba poder confundirme con ellos«.

Chiara Cabras, en cambio, ha preferido quedarse en Málaga. Estudia Psicología, que en su país son tres años y aquí cuatro. En la UMA, como estudiante erasmus, está cursando dos asignaturas de cuarto curso. Llegó a finales de agosto a Málaga, y vive con otras chicas, de Noruega y Slovaquia, en un piso en la plaza de la Merced. Pero sus compañeras de piso han abandonado España, por lo que Chiara y otros compatriotas italianos se han reunido para pasar la cuarentena en un piso en la zona de El Ejido.

Ella no ha tomado este vuelo chárter hacia su país. Tampoco sus compañeros de piso. «Vivo en Cerdeña, tengo que tomar dos aviones, trenes, un viaje largo por aeropuertos y estaciones, y no quiero exponer a mi familia», dice la joven. Sus padres son mayores y en casa vive también su abuela. En Cerdeña, por su insularidad la situación está más controlada que en el resto del país. Su familia le ha aconsejado que tomara este vuelo de regreso, pero ella cree que ha hecho lo mejor para todos. «Ven la situación de España muy mal, y lógicamente están muy preocupados».

Además, Chiara continúa con sus asignaturas «con más o menos normalidad», tienen clases on line y los profesores les envían material, por lo que cada día tiene que dedicar unas horas al estudio. «Seguimos con las clases; si hubiera vuelto a Italia, lo mismo pierdo el curso», señala. En el piso, con sus compañeros, tratan de mantener una rutina: estudio, televisión, lectura y yoga.