De izquierda a derecha: Elena Adell Lázaro, Rosa Cobalea López, Clara Barroso Raya y Nuria Suárez Hernández, en el tren que les llevó de Florencia a Pisa. SUR

«Tengo que volver. No quiero despedirme de Florencia de una forma tan fea»

Rosa Cobalea, una estudiante de erasmus de la UMA, pudo regresar a tiempo a Málaga. Pide responsabilidad y colaboración de todos los ciudadanos. «Unidos, saldremos de esta»

Lunes, 16 de marzo 2020, 11:35

Su viaje ha sido una auténtica odisea. Rosa Cobalea López y Clara Barroso Raya, dos estudiantes erasmus de la UMA en Florencia, pudieron escapar de una Italia aislada para llegar a la España en estado de alarma. «Pensábamos que nos quedábamos allí, todas las posibilidades se cerraban, se cancelaban los vuelos y no había manera de salir», explica esta estudiante de tercer curso de Filología Hispánica en la UMA.

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Ya en Málaga y con su familia, rememora el estrés y los nervios pasados esta semana «de infarto». No queríamos quedarnos allí en estas circunstancias, lejos de la familia», dice. Pero no pierde la esperanza en volver en cuanto la situación se normalice. «Tengo la esperanza de volver, no me gustaría despedirme de Florencia de una forma tan rápida, tan fea. Siento que le debo algo, y volveré», asegura la joven.

Una odisea

Rosa Cobalea y su compañera Clara Barroso (también estudiante de la UMA, en su caso de tercero de Económicas) han vivido una auténtica odisea para conseguir llegar a España. Salir de Italia en un momento en el que el Gobierno de aquel país decretó la alerta sanitaria no fue fácil. Dificulta aún mayor cuando el miércoles España suspendió los vuelos directos entre aeropuertos de los dos países.

«El lunes por la noche compramos el billete de Iberia para volver el miércoles. El Gobierno italiano ya decretó la alerta en todo el país. Nuestro error fue comprar el billete para ese día. Había un vuelo el martes, Florencia-Madrid, pero llegaba tarde y teníamos que pasar la noche en el aeropuerto hasta poder coger el primer avión a Málaga, así que lo dejamos para el miércoles», explica la joven.

Pero en la mañana del miércoles el Gobierno español decretó la suspensión de vuelos procedentes de Italia. «Nos avisaron de la suspensión por el cierre del espacio aéreo», señala. Comienza entonces una carrera contra reloj para conseguir regresar a España. «Lo que sí nos dijeron es que podíamos llegar a España haciendo escala en otro país europeo». Así que se pusieron a buscar opciones: Un vuelo con escala en Munich, que al final se canceló, y un viaje en autobús de Florencia a Barcelona, que también se suspendió a última hora. «Ya estábamos resignadas a quedarnos en Florencia, nosotras dos y otras dos amigas que viven en un apartamento cercano. Un amigo nos dijo entonces que había podido viajar de Bolonia a París y de París a Sevilla. Nos pusimos a buscar vuelos a París, y encontramos un Pisa-París. El jueves temprano fuimos de Florencia a Pisa, Clara y yo, de la UMA, y otras dos chicas españolas, Elena Adell y Nuria Suárez, con un documento de la policía que nos permitía movernos por Italia por ser extranjeros que tratábamos de regresar a nuestro país», explica. Facturaron y pasaron el control policial sin problema.

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En París sí les sorprendió la aparente tranquilidad en el aeropuerto. Italia ya estaba en cuarentena, España a punto de decretar el estado de alarma y los contagios y fallecidos se incrementaban en otros países europeos. «Pero el aeropuerto estaba lleno. Nadie nos tomó la temperatura, y eso que llegábamos de Italia. Es más, nosotras íbamos con mascarilla y guantes, y nos miraban como algo raro», recuerda Rocío. Otro detalle es que mientras que el vuelo Pisa-París iba casi vacío, el de Orly-Málaga «completamente lleno de españoles y franceses». En Orly se separaron de Elena y Nuria, que tomaron un avión a Madrid. De nuevo, en el aeropuerto de Málaga, no pasaron ningún tipo de control sanitario. En Málaga, Rocío y Clara se separaron: Rocío se quedó en Málaga y Clara se marchó a su Jaén natal.

Ya en Málaga, Rocío ha tenido la precaución de no tener contactos, excepto su familia cercana. También se está tomando la temperatura con regularidad. «Por el momento me encuentro muy bien, sin ningún síntoma de la enfermedad», dice Rosa.

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Rosa Cobalea considera que de esta crisis debemos sacar importantes consecuencias: «El valor de la solidaridad, de ayudarnos entre nosotros. También de la importancia de seguir los consejos y atender las indicaciones de las autoridades, de ser conscientes y ciudadanos responsables».

En Florencia ha dejado muchas cosas, ropa, libros, objetos personales. Pero sobre todo la sensación de que tiene una deuda con aquella ciudad. «Volveré, tendré que esperar. Pero siento que tengo una deuda con aquella ciudad, no me puedo despedir de esta manera tan fea, con estas prisas».

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