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Profesores y estudiantes han dejado vacías las aulas de la Universidad de Málaga. En algunas facultades se ha suprimido directamente la docencia presencial y se ... ha sustituido por clases telemáticas, que ofrecen los profesores en directo o bien previamente grabadas. En otros casos, la presencialidad es mínima. También algunas desarrollan el modelo bimodal, con clases para la mitad del grupo que se emiten en directo para los que se quedan en clase, en días o semanas alternas. Pero la imagen del campus de Teatinos (donde se concentran la mayoría de los centros universitarios) es desoladora, sin estudiantes, sin coches en los aparcamientos, con las cafeterías, copisterías y bibliotecas vacías.
A las once de la mañana de este martes, apenas una decena de jóvenes desayunaban en la cafetería de Ciencias de la Comunicación. «En una situación normal, habría cola para pedir un café», reconocía una de las empleadas. La imagen en Medicina era aún más desoladora: al mediodía, la cafetería estaba vacía. Un paseo por esta última facultad deja una impresión sobrecogedora: aulas solitarias, pasillos desiertos y unos pocos alumnos en la biblioteca. «Venimos por relacionarnos, por vernos con los compañeros, porque clases no tenemos», dice una joven. La sensación se repite en Filosofía y Letras o la Escuela de Ingenierías Industriales. En Derecho hay algo más de actividad, con varias de las aulas que dan a los patios con las puertas abiertas para facilitar la ventilación.
Dulce ha dejado su piso de Málaga y ha regresado a Priego de Córdoba. «Con una clase presencial a la semana, ¿cómo justifico a mi familia estar pagando un piso en Málaga?», se pregunta la joven. También Lucía ha vuelto al domicilio familiar, en su caso a Pizarra. Las dos estudian Tecnologías Industriales, una escuela donde la presencialidad «es mínima», se quejan los estudiantes. «Hasta las prácticas las están impartiendo 'online'», dicen.
Por la escuela, casi desierta, muy pocos alumnos. Fátima, natural de Algeciras, es una de ellas. Acudía a su primera clase presencial de Ingeniería Electrónica. Afirma estar «perdida», que no conoce a ningún compañero y que lo que está viviendo «no es lo que esperaba de la universidad». Elena, que estudia cuarto de Tecnologías Industriales, confirma que «casi todo es 'online'». Entiende que con tantos alumnos haya sido necesario tomar medidas, pero le gustaría algo más de presencialidad, sobre todo en las prácticas y en las tutorías. «En las clases 'online' somos muchos y no se puede preguntar al profesor», dice.
En Medicina, los pocos alumnos que se ven es porque han ido a la biblioteca. «Quedamos aquí para vernos y no perder el contacto», comentan Paula, María Victoria y Antonio José a las puertas de la facultad. El decano, Pablo Lara, confirma que las clases teóricas de grupos grandes serán en todos los cursos a distancia, y que para las prácticas, que sí serán presenciales, se han creado grupos reducidos. Por ejemplo, en primero y segundo hay hasta 10 grupos de prácticas con 10 a 15 alumnos. «Hemos volcado los esfuerzos en los grupos pequeños», señala el decano. Aunque en las aulas se han instalado cámaras, están vacías porque «son muy grandes y el sistema de cámaras no reproduce con calidad», indica Lara.
Filosofía y Letras es otra de las facultades con actividad bajo mínimos. Solo los alumnos de primero tienen clases presenciales, con grupos divididos, una semana presencial y la siguiente 'online'. Blanca, de primer curso de Traducción e Interpretación (Francés) reconoce que es una situación «muy atípica». Sonia, en tercero de Historia del Arte, tiene toda la docencia telemática. «Me cuesta mucho más concentrarme. Prefiero las clases presenciales, o al menos que sea semipresencial, como en primero», señala la joven. Juan Antonio Perles, el decano, explica que esta organización docente responde a criterios de «prudencia» y no descarta introducir cambios, con algún curso más en semipresencial, «si los datos de contagios lo permiten y contando con la opinión de alumnos, profesores y personal».
Las escuelas y facultades han dado prioridad a las clases prácticas frente a las teóricas. En muchos casos (Turismo, Medicina, Industriales) no se imparten clases presenciales a los grupos de teoría. En Industriales, la parte presencial «se va a destinar a hacer prácticas de laboratorio, que es la parte con mayor valor añadido y más difícil de sustituir, desde el punto de vista del aprendizaje, por clases 'online'», señala su director, Alejandro Rodríguez, quien considera que el modelo de clases presenciales a la mitad del grupo y en 'streaming' a la otra mitad «no aporta mucho más que hacer la clase directamente 'online'».
También en Turismo se diferencia entre grupos grandes (teoría) y reducidos (prácticas), con docencia toda 'online' para los primeros. Si la evolución de la pandemia lo permite, los grupos grandes podrían pasar al 50 por ciento de presencialidad, avanza el decano, Antonio Guevara.
En otros centros se mantiene un mayor nivel de presencialidad. En Derecho «lunes y martes es presencial, y martes y jueves, 'online'», explican Esther, Paula y Abi, estudiantes de segundo de Criminología. Los grupos están divididos, con la mitad en el aula y el resto en casa siguiendo la clase en directo. «Dentro de lo malo, es lo mejor», dicen las jóvenes. En Económicas están divididos por semanas, y a clase acude la mitad del grupo. Pero los alumnos se quejan de una cierta desorganización. «Hay días que tengo una clase presencial, y justo cuando acaba tengo una 'online', sin tiempo para llegar a casa», explica Mireya, estudiante del doble grado ADE y Económicas.
En Ciencias de la Educación hay clases presenciales en semanas pares e impares. Pero Manuel, estudiante de tercero de Educación Primaria, ha visto muy reducidas sus clases presenciales, pues dos profesores están considerados personal de riesgo y toda su docencia es 'online'. En total, en la UMA han solicitado y han visto reconocida la condición de personal de riesgo 160 profesores.
En Ciencias de la Salud se han creado más grupos reducidos para las clases prácticas. En primero sí hay más docencia virtual, señala la decana, Noelia Moreno. También hay algunos profesores de riesgo, que trabajan en virtual.
En Ciencias de la Comunicación hay un problema añadido. Los alumnos acuden al centro en semanas alternas. Se ha doblado el número de grupos reducidos (prácticas), por lo que los alumnos tienen que trabajar mucho más en casa. «Nos exigen trabajos prácticos, por ejemplo, editar una página de periódico, pero estos programas de edición los tenemos en la facultad, no en nuestros ordenadores», señala Paula. Además, no pueden hacer las prácticas de radio. El centro ha llevado al extremo las medidas de seguridad: en un aula con capacidad para 50 alumnos apenas hay una decena.
La falta de alumnos y profesores tiene graves consecuencias en los negocios que dependen de los estudiantes. La cafetería de Medicina está casi vacía todas las mañanas. En Ciencias de la Comunicación, apenas una decena de jóvenes. «Hemos llegado a ser 12, y ahora solo estamos tres, el mínimo imprescindible», reconocía la encargada. En todas se han dejado de servir comidas tipo bufette. «El poco número de alumnos no nos compensa, se hace un servicio en mesa», comentaban en Industriales.
Las copisterías de los centros también en mínimos de actividad. Casi todo el personal sigue en ERTE. En Derecho, Laura comenta que apenas hay actividad. Ni siquiera les llegan los habituales trabajos fin de grado de otros años.
Los aparcamientos se ven medio vacíos y el transporte público está bajo mínimos. El metro acumula descensos de 45%, 48% y 43% en las últimas semanas de septiembre y primera de octubre con respecto a las mismas fechas del año pasado. En las líneas de autobuses que conectan con el campus de Teatinos el descenso es aún mayor, del 48%, 50% y 54% en esas mismas semanas, y de hasta un 80% en la línea L (que enlaza el campus con la ampliación).
160 profesores solicitaron que se les reconociera la condición de personal de riesgo y, por tanto, que toda su docencia sea telemática
45% es el porcentaje en que ha descendido de media el número de usuarios del metro en estas primeras semanas de curso.
50% es la caída media de usuarios de las líneas de la EMT que van al campus de Teatinos. En el caso de los autobuses 'lanzadera' que llegan a la ampliación supera el 80%.
3 trabajadores en una cafetería, cuando en circunstancias normales llegaron a ser 12.
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