Secciones
Servicios
Destacamos
El triángulo UMA-Fulda-EDAG se ha convertido en un caso de colaboración exitosa entre universidades de diferentes países (la de Málaga y la de Fulda) que culmina con contratos de formación en la automovilística EDAG, de esta misma ciudad alemana. Cuatro estudiantes de la UMA han terminado su periodo de formación en la Universidad de Fulda (el último curso de carrera más el proyecto fin de grado) y este mes de marzo se incorporan a la empresa para trabajar como ingenieros junior. El programa terminará a mediados de marzo de 2026. En años anteriores, algunos de estos jóvenes han seguido contratados por esta misma empresa.
Andrés Toribio tiene 22 años y es natural de Ciudad Real, aunque ha vivido los últimos 13 años en Málaga. Ha estudiado en la UMA Ingeniería Electrónica, Robótica y Mecatrónica y el último curso lo ha realizado en la Universidad de Fulda. Se reconoce un «apasionado» de la tecnología, «los cacharritos» y de las matemáticas. «Desde bien pequeñito sabía que quería ser ingeniero, pero sin saber muy bien en qué», dice. No fue hasta 2.° de Bachillerato cuando conoció este grado y «me pareció que tocaba muchos temas interesantes y actuales como son la robótica, el control de sistemas, la electrónica, o la programación. Además de una buena ración de matemáticas», bromea.
La carrera en la UMA «ha estado bastante lejos de ser un paseo por el parque, como todas las ingenierías. Para mí ha significado muchas horas de estudio y mucho sacrificio, pero creo que todo ha merecido la pena», afirma. Al programa EDAG llegó «por la ilusión de aprender y de ver mundo. Me parece una oportunidad maravillosa para descubrir otro país, una cultura diferente a la nuestra, y de aprender alemán. Pero además con la suerte de ganar mucha experiencia laboral en el extranjero».
Natural de Alhaurín de la Torre, Jesús Moreno Durán ha estudiado Ingeniería de Software. «Desde pequeño siempre me ha gustado mucho la tecnología y lo que se puede a llegar hacer con un ordenador; esto, sumado a las salidas que ofrece esta carrera, me hicieron decantarme», explica.
Jesús dice sentirse «satisfecho» con lo que ha aprendido en la UMA, aunque considera que «algunos contenidos no eran necesarios y se enseñaron de manera ineficiente, además de que los profesores no aportaban demasiado, lo que hacía a algunas asignaturas innecesariamente difíciles. También hubo asignaturas en las que los profesores ayudaron significativamente; sin ellos, podría haber resultado mucho más complicado sacarlas adelante», apunta. También se considera «afortunado» de haber tenido la oportunidad de participar en este programa: «Creo que es la mejor manera de dar el paso para trabajar fuera de España; de otra manera habría sido bastante más complicado de llevar a cabo», señala.
Sobre esta experiencia, Jesús Moreno asegura que «gracias a todo lo que estoy aprendiendo aquí estoy seguro de que seré capaz de abrirme camino en el futuro de una manera más sencilla. No solo estamos aprendiendo como profesionales, nos estamos haciendo personas más fuertes», afirma.
También ha estudiado el grado en Electrónica, Robótica y Mecatrónica Laura Sierra Ruiz, una joven albaceteña de 23 años. Desde el último curso de Secundaria sabía que esta era la carrera que quería estudiar. «Me di cuenta que quería ser ingeniera, ya que siempre me había gustado saber cómo funcionaba todo. Recuerdo que me puse a buscar distintos tipos de ingenierías, pero, como a esa edad aún no terminas de entender las diferencias, todas las ingenierías más clásicas te suenan igual, así que, buscando más encontré esta, que me llamó muchísimo la atención, por las posibilidades que abarcaba, por poder tocar un poco de tantas ramas… El caso es que durante los siguientes años de bachiller, aunque seguí investigando, ninguna me llamó más la atención, así que aquí estoy».
Sobre su participación en este programa, Laura comenta que «yo ya tenía a Alemania en la mira desde antes, en este caso para realizar el máster, y ya había comenzado con el idioma. Además, también estaba muy interesada en realizar prácticas en el extranjero, así que la verdad es que esta oportunidad me venía como anillo al dedo». Y confía mucho en las posibilidades de futuro que les ofrecen a partir de ahora: «Esta experiencia supone demostrar a futuras empresas que somos gente proactiva, dispuesta a salirnos de nuestra zona de confort para desarrollarnos profesionalmente, además aquí nos quedaremos a trabajar por lo menos dos años como ingenieros, por lo que saldremos con varios años de experiencia laboral, lo cual te abre muchas puertas en un futuro», señala.
Almeriense de 23 años, Jaime Billón Rodríguez es el cuarto estudiante de la UMA en este programa, también del grado en Robótica y Mecatrónica. Aunque desde pequeño había tenido «devoción» por las matemáticas, poco a poco se inclinó por la ingeniería, sobre todo porque «la idea de trabajar con robots y manipuladores industriales me fascinaba». Reconoce que la carrera ha sido dura y dice que incluso a los estudiantes de este grado «se nos exige más por estar en el grado en el que estamos». La pandemia les exigió un mayor esfuerzo mental y tercer curso se le hizo especialmente duro: «Quería entrar en el programa de EDAG y me esforcé en sacar las 12 asignaturas adelante».
Jaime siempre había tenido en mente vivir en el extranjero durante unos años, por lo que vio en este programa una oportunidad interesante, porque «qué mejor momento para empezar a vivir fuera que con el respaldo de una empresa y con tu vida laboral aún empezando». Para él, esta experiencia «nos puede abrir muchas puertas en el futuro profesional principalmente por el idioma y por ver un enfoque distinto dentro del ámbito de la ingeniería, aunque aún nos queda muchísimo por descubrir».
Como es natural, los jóvenes echan de menos el clima, las comidas y a sus familias. Laura comenta que le sorprendió que haya diferentes figuras en los semáforos para peatones, que cambian según la zona donde se encuentran. Andrés dice que los alemanes «son más sociables y alegres de lo que les tenemos por estereotipo» y coincide con Jesús en que les extrañaron sobre todo los horarios de las comidas, a las 11.30 el almuerzo y a las 19.30 la cena. Jaime extraña el sol de Andalucía y en un principio le hizo mucha ilusión la nieve, aunque después «cuando pierdes el transporte o las calles se vuelven intransitables, no es tan divertido como parece», bromea.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Mikel Labastida y Leticia Aróstegui (diseño)
Ignacio Lillo | Málaga
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.