Estudiantes, en uno de los pasillos de la Facultad de Filosofía y Letras. SUR

Las clases y los exámenes telemáticos impulsan la evaluación continua en la Universidad

Este curso ha entrado en vigor una normativa específica que permite valorar trabajos, parciales o participación en clase para la nota final

Lunes, 22 de febrero 2021, 00:48

Las clases a distancia y, sobre todo, los exámenes telemáticos están llevando a muchos profesores a adoptar el modelo de evaluación continua para valorar el ... trabajo y la nota final de sus alumnos. Es algo que está contemplado por la Universidad, con una normativa específica aprobada en 2019, y que ha entrado en vigor este curso 2010/21, pero que esta situación de pandemia y de suspensión de clases presenciales está acelerando.

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Facultades y escuelas universitarias han apostado por este sistema de evaluación. En Ciencias Económicas y Empresariales, por ejemplo, se acordó que la evaluación continua debe ser al menos el 65% de la nota final, aunque «algunos departamentos han llegado al cien por cien», señala el decano, Eugenio Luque. Antes de llegar al examen final los alumnos han realizado un mínimo de tres pruebas, entrevistas o exámenes orales. Pero la condición que ha puesto este centro es que si el alumno prefiere examen final, renuncia a la evaluación continua. Para Luque, la evaluación continua tiene la ventaja de que se valora «el trabajo continuo y a lo largo de todo el cuatrimestre del estudiante; el final no deja de ser una lotería; la evaluación continua permite tratar más a los alumnos y conocerlos mejor».

Diferentes recursos

En este mismo sentido, la decana de la Facultad de Ciencias de la Educación, Rosario Gutiérrez, aclara que la evaluación continua no consiste en hacer más exámenes a lo largo del cuatrimestre, «si no de utilizar diferentes recursos para valorar la adquisición de competencias» por parte del alumno.

En el caso de la ETSI de Telecomunicación, las guías docentes establecen un porcentaje máximo del 40% para la evaluación continua. «Aunque en alguna se ha podido incrementar, hemos tratado de respetar los porcentajes establecidos en las memorias académicas, sobre todo por garantía jurídica», explica su director, Rafael Godoy.

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Normativa

  • Trabajos. Se tendrán en cuenta tanto trabajos individuales como grupales (proyectos, diseños, informes, investigaciones, resoluciones de casos).

  • Ejercicios. Se valorarán ejercicios concretos, individuales y/o grupales, que se proponen y realizan durante el curso.

  • Participación del alumno. Tanto en clase, como en el campus virtual. También se valorarán la ejecución de portafolios o del diario del estudiante

  • Guías docentes. Deberán recoger de forma clara los recursos evaluadores, la ponderación de la calificación obtenida en cada uno de ellos para la nota final y si es obligatorio obtener una calificación mínima.

La normativa de la UMA señala que el criterio inspirador de las guías docentes será la evaluación continua del estudiante, «que ha de ser entendida como herramienta de corresponsabilidad educativa y como elemento del proceso de enseñanza-aprendizaje que informa al estudiante sobre el progreso de su aprendizaje». La evaluación continua será la norma en la primera de las dos convocatorias ordinarias con que cuenta el alumno (la segunda se corresponde con los exámenes de septiembre), mientras que será única y final en las extraordinarias.

Para el decano de la Facultad de Derecho, Juan José Hinojosa, la evaluación continua es un modelo que «permite conducir la enseñanza de modo más directo e inmediato» y realizar actividades distintas a las clásicas de clase magistral y examen. «A los alumnos les permite actuar con más instrumentos de aprendizaje y también llevar las cargas del curso de modo más compensado en el tiempo», afirma. En su facultad, cada área organiza sus actividades por materias o asignaturas, con distintas fórmulas, unas utilizan más prácticas, otras más pruebas evaluables prácticas y teóricas. «La pandemia –sostiene Hinojosa–, con la adaptación a la modalidad virtual y semipresencial, ha incentivado la reconversión de las enseñanzas hacia la evaluación continuada, que no obstante, ya se venía practicando realmente en muchas asignaturas».

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La normativa reguladora de los procesos de evaluación del aprendizaje establece de forma clara cuándo se tienen que dar las notas a los alumnos. Las calificaciones deberán ser publicadas, mediante los medios electrónicos dispuestos por la Universidad de Málaga, en el plazo máximo de 15 días hábiles desde la fecha de realización de las pruebas de evaluación. Aunque si el grupo está formado por más de 84 alumnos, el plazo se amplía a 19 días hábiles. En el caso de la segunda convocatoria ordinaria (la que corresponde a septiembre) y en las extraordinarias el plazo es de 10 días hábiles desde la realización de las pruebas de evaluación.

La profesora María Sánchez, con sus alumnos de Tipografía y Grafismo Digital a comienzos de curso, cuando aún se impartían clases presenciales. SUR

María Sánchez: «El alumno tiene que trabajar más, pero el resultado es muy positivo»

La evaluación continua no es ninguna novedad para María Sánchez, profesora en la Facultad de Ciencias de la Comunicación. Imparte las asignaturas Tipografía y Grafismo Digital y Creación y Gestión de Empresas Informativas –en este caso junto con el profesor Rafael Romo–, optativas en cuarto curso y que tienen el cupo máximo de alumnos. Desde que imparte clases en la Universidad de Málaga adoptó este sistema de evaluación, aunque aclara que deben contemplar un sistema alternativo, el clásico de exámenes, para alumnos que tienen reconocida la docencia a tiempo parcial o en casos particulares (por ejemplo, que trabajen). Pero «la mayoría de los alumnos se acogen a la evaluación continua», señala.

Son asignaturas que, reconoce, «se prestan a la evaluación continua». Este tipo de evaluación supone más trabajo para los alumnos, pero también para los profesores. «Hay que hacer una buena planificación, empezando por competencias más básicas hasta llegar a proyectos más complejos hacia final del curso», explica. El trabajo compensa, pues asegura que los resultados «son muy positivos», los alumnos se implican más y si alguna parte de la asignatura la llevan peor, se puede compensar pues «se hace una valoración del trabajo a lo largo del curso».

El aprendizaje basado en proyectos supone que el alumno tiene que desarrollar a lo largo del curso un trabajo, con evaluaciones parciales y una exposición final. Los resultados de esta evaluación continua «son muy positivos. Normalmente, con la evaluación continua los resultados de los alumnos tienden a mejorar. Si en algún momento fallan en algo, el trabajo lo compensa en el resultado final». También se tienen en cuenta otros aspectos, como la participación en clase o las actividades opcionales. «Al final trabajan mucho, pero también aprenden a través de algo práctico y útil para ellos», dice.

María Sánchez entiende la evaluación como un «aprendizaje», pues siempre hay un retorno personalizado con los alumnos, comentando su trabajo, señalando fallos para que mejoren. Sobre el desarrollo de este curso, en modo telemático desde noviembre, reconoce que «se echa de menos el aula, el contacto físico con tus alumnos». Aunque utilizaba y utiliza mucho el campus virtual, al que sube todos los trabajos, apuntes e indicaciones, haciendo que sea una asignatura «sostenible», afirma que lo peor de esta situación es el componente «humano y emocional» de la docencia, que no compensa una formación a distancia.

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