El nuevo estatuto del becario, que negocian el Ministerio de Trabajo y los agentes sociales (empresarios y sindicatos) pone en peligro la realización las prácticas ... universitarias y las de alumnos de Formación Profesional, que realizan en segundo curso la denominada formación en centros de trabajo. La normativa recoge una serie de derechos para los estudiantes becarios y, además, da un plazo para la finalización de las prácticas en empresas tal como se conocen ahora: en 2025 todas las prácticas extracurriculares (las que están fuera de la programación académica) tienen que estar recogidas en los planes de estudios.
Publicidad
Además, limita el número de alumnos en prácticas, hasta el máximo del 20% de la plantilla, tendrán que cotizar a la Seguridad Social y todas deben ser remuneradas o, en caso contrario, asumir la empresa gastos de transporte, alojamiento y manutención. En definitiva, se trata de otorgar al becario los mismos derechos que al resto de los trabajadores en cuanto a horarios, descansos o festivos.
En la Universidad de Málaga, realizaron prácticas en empresas durante el curso pasado 2.683 estudiantes. Por lo que repecta a la Formación Profesional, la práctica en empresas equivale a una asignatura o módulo y, por tanto, son obligatorias. En los ciclos de FP Básica tiene una duración mínima de 240 horas y en los de grado Medio y Superior, 400 horas. Por lo general, se realizan entre marzo y junio del segundo curso. Este año, están matriculados en segundo curso 3.335 alumnos en ciclos de grado Medio y 4.172 de ciclo Superior.
Ante la negociación de este nuevo estatuto para los becarios, la Conferencia de Rectores, CRUE, en un comunicado al que se ha sumado la UMA, ha mostrado su rechazo y lamenta que «pese a representar a la práctica totalidad del sistema universitario, apenas se ha contado con CRUE para realizar aportaciones y escuchar su opinión».
Publicidad
Consideran injustificado que unas prácticas académicas se estén regulando en el ámbito laboral. «Esta incomprensible laboralización de una actividad que es pura y esencialmente académica no tiene nada que ver con la mejora de la protección en Seguridad Social de los estudiantes en prácticas cuando reciben durante su desarrollo una beca –no un salario, porque si hay salario, es contrato de trabajo y no práctica académica– o con la necesidad de regular adecuadamente el desarrollo de las prácticas para evitar un posible uso incorrecto de las mismas».
La Conferencia de Rectores advierte «con gran preocupación» de la desaparición en el nuevo estatuto del becario de las prácticas extracurriculares, «que ocasionará una discriminación entre estudiantes que van a poder empezar a sumar cotizaciones en Seguridad Social, por ejemplo, los de Ciencias de la Salud, y estudiantes de otras titulaciones no podrán hacerlo». En opinión de los rectores, las medidas anunciadas «perjudicarían la formación de nuestros estudiantes, que podrían ver significativamente reducida la oferta de prácticas que ahora desarrollan y que resulta muy valiosa para su preparación».
Publicidad
También el consejero de Universidades, José Carlos Villamandos, ha mostrado su rechazo a esta normativa tal como está ahora redactada. Recrimina en primer lugar que no se haya contado con la opinión de las universidades y los estudiantes. Y advierte que la norma supondrá reducir la oferta de prácticas externas en empresas. En la misma línea que la Conferencia de Rectores, considera que la obligatoriedad de cotizar a la Seguridad Social provocará que las empresas se desvinculen de este tipo de formación. El titular de Universidad ha subrayado que estas prácticas «constituyen una oportunidad para desarrollar habilidades y un periodo de aprendizaje, favoreciendo una mejor empleabilidad del alumnado».
El vicerrector de Innovación Social y Emprendimiento, Rafael Ventura, lamenta que el Gobierno no haya escuchado a las universidades en una reforma que les afecta «profundamente» y dice coincidir con lo expresado por la Conferencia de Rectores. «Si las universidades no intervenimos en un proceso que nos va a afectar, el resultado no puede ser positivo para nosotros», dice. Asegura que las universidades «queremos para nuestros alumnos unas prácticas de la máxima calidad y con todas las garantías». Pero señala que la reforma prevista por el Gobierno y sindicatos tiene un error de base, y es tratar de regular las prácticas docentes desde el ámbito laboral. «Hay que precisar que las prácticas académicas no conllevan derechos laborales, es una actividad formativa. Se trata de prácticas formativas, que hay que diferenciar claramente de las prácticas laborales», insiste el vicerrector.
Las nuevas condiciones que impone la reforma para la contratación de alumnos en prácticas va a generar, en su opinión, un problema de oferta, con menos empresas que estén dispuestas a aceptar a universitarios en sus organizaciones. El vicerrector de la UMA señala también que la reforma va a generar un incremento del trabajo burocrático en las universidades, a la hora de gestionar estas prácticas, en unos momentos en los que las plantillas están muy ajustadas.
Reconoce Rafael Ventura que el sistema de prácticas universitarias «es mejorable», y se muestra dispuesto a analizar cualquier reforma que redunde en beneficio de los estudiantes, para lo que cree necesario que se cuente con las universidades y alumnado. Asegura también que en el caso de la UMA, entre un 25% y un 35% de las prácticas en empresas se convierten en un primer empleo.
En la UMA hay dos tipos de prácticas, las denominadas curriculares, que forman parte del plan de estudios del alumno, ya sea como asignaturas obligatorias (por ejemplo, en los grados de Ciencias de la Educación o Ciencias de la Salud) o bien optativas, y por tanto necesarias para poder titular. Y las prácticas extracurriculares, que son las que ofertan las empresas a través de la plataforma Ícaro, en este caso voluntarias. Las curriculares, es decir, las que forman parte de su plan de estudios, las gestiona el centro y en ningún caso son remuneradas. Las extracurriculares sí son remuneradas, con un mínimo de 360 euros al mes.
Publicidad
El curso pasado, en la UMA se gestionaron 2.683 prácticas extracurriculares, el 81% en estudios de grado, un 16% de máster y un 3% de másteres propios.
En cuanto a la actividad de las empresas, un 83% se dedica a servicios, el 13% son industrias y casi un 4% construcción. La empresas privada representa el 84% de las prácticas realizadas y el resto la administración pública.
Por tipo de empresas, casi un 44 por ciento son sociedades de responsabilidad limitada. El 16% son administraciones públicas y un 8,5% son sociedades laborales limitadas. Empresarios individuales admitieron a casi un 5% de becarios y un 3% lo hicieron en sociedades cooperativas.
Suscríbete durante los 3 primeros meses por 1 €
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
Una moto de competición 'made in UC'
El Diario Montañés
La palygorskita, los cimientos del vino rancio en Nava del Rey
El Norte de Castilla
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.