José Ángel Narváez: «No tengo miedo a las universidades privadas»

Gran conocedor de la Universidad de Málaga, en la que empezó como alumno y ha llegado a rector, José Ángel Narváez ha querido evitar a la institución las tensiones propias de un próximo relevo institucional –aunque falten cuatro años– y el acuerdo con Ernesto Pimentel genera la suficiente tranquilidad como para centrarse en lo importante, el futuro de la universidad como institución al servicio de la sociedad, en momentos de gran incertidumbre.

–¿Qué grandes objetivos se marca en estos cuatro años al frente de la Universidad de Málaga?

–Creo que quedan algunas cosas por hacer más allá del desarrollo de los estatutos, que significan una estructura diferente de la UMA. Lo que debemos hacer en estos cuatro años es ampliar el ámbito de la formación. Hemos dado un primer paso con la oferta de FP. Queremos hacer una universidad emprendedora, consolidar el concepto de emprendimiento dentro de la UMA. Y uno de los proyectos que me gustaría culminar es el análisis de la oferta formativa de la UMA, definir el perfil de lo que queremos ser como universidad.

–A su proyecto se ha incorporado Ernesto Pimentel, con quien compitió en las elecciones de hace cuatro años. ¿Cómo se ve reforzado este nuevo programa de gobierno?

–El proyecto que Ernesto presentó hace cuatro años era complementario al que yo tenía, y creo que aporta muchas cosas. Primero la propia figura de Ernesto Pimentel como persona con una visión de universidad muy parecida a la mía. Creo que podemos trabajar juntos en ese diseño y defensa de una universidad pública más sostenible y fuerte. En segundo lugar, en todo proceso de cambio de ciclo como es este del inicio de los cuatro años de un nuevo mandato es importante aportar ideas y personas nuevas que sirvan para seguir avanzando sin desviarse del camino trazado, pero incorporando personas que hagan que ese camino sea más fácil y sencillo.

–¿Quién ha cedido más para poder llegar a este acuerdo?

–Tengo la sensación de que ninguno de los dos hemos cedido nada; ha sido un convencimiento personal. En un momento de incertidumbre social, económica, política, lo que necesita la UMA es trabajo, esfuerzo, dedicación y diseñar cuál es el futuro. A mí lo que me satisface y me enorgullece es haber llegado a esta unión en este proyecto, al final ha sido el propio convencimiento, sin cesiones.

–Dice que no ha habido cesiones, pero parece claro que Pimentel tendrá un papel importante a la hora de nombrar el nuevo equipo de gobierno ...

–Ahora mismo estoy trabajando en un equipo de gobierno en el que indudablemente va a haber cambios, pero más importante que los cambios en las personas son los cambios en las recetas. Por esto estamos en el momento de definir nuevas estrategias y luego buscaremos a las personas.

–Por cerrar este tema, ¿qué pesó más en su decisión de una candidatura conjunta: asegurarse la reelección, apaciguar a su equipo de gobierno evitando 'guerras internas' por la sucesión?

–Lo que he valorado más en este proyecto y en las actuales circunstancias ha sido, en primer lugar, no tensar a la universidad, y seguir dedicándonos a lo que nos tenemos que dedicar. Y en segundo lugar, la oportunidad de trabajar en un proyecto en el que hay personas que aportan ideas nuevas, y creo que eso era lo importante.

–Ha apuntado que uno de sus objetivos es analizar la oferta formativa de la UMA. En ese sentido, ¿la cree adecuada?, ¿es partidario de ampliar la oferta de grados?

–La Universidad de Málaga tiene una oferta muy consolidada que a grandes rasgos atiende a las necesidades de nuestro entorno más próximo. Pero a mí lo que me preocupa cuando hablamos del diseño de la nueva oferta no es tanto ver lo que ofertamos sino cómo lo ofertamos. Creo que hay una incertidumbre en el mercado laboral y eso significa que tenemos que repensar cómo tenemos que hacer las cosas. Cuando hablo de analizar la oferta no me refiero a si habrá más o menos grados, sino sobre cómo vamos a organizarlos y cuáles son las características de esa oferta. Y analizaremos si es necesario ampliar la oferta académica, pero yo no soy muy partidario de ampliar la oferta así como así.

–Ustedes se han implicado en la Formación Profesional, y la ofertan como título propio de la UMA. Cada vez hay mayor demanda de los ciclos superiores por su alta inserción laboral. ¿Temen que la FP termine siendo una competencia para la universidad?

–La Formación Profesional y la universidad son cosas completamente diferentes, no creo que haya competencia. La sociedad necesita esos dos tipos de formación. En todo caso hay una complementariedad, que a mí me parece bien. El problema es que en Andalucía el desarrollo de la FP aún no está bien estructurado. Creo que lo que hay que mirar es la complementariedad de los dos estudios. Y este es el objetivo que tenemos con la FP: me la quiero traer a la universidad porque es una forma de prestigiar la FP. Que esté en el ámbito de la universidad, sin dejar de ser FP, es una garantía para los estudiantes.

–Ya hay comunidades en las que se ofertan ciclos superiores de tres años, que vienen a ser como una de las antiguas carreras técnicas de tres años. ¿Nos equivocamos con el plan Bolonia, con grados solo de cuatro años? ¿Sigue oponiéndose a los grados de tres años?

–Desde el principio dije que cambiar ahora el sistema a tres años es una confusión absoluta, todavía tenemos que evaluar lo que estamos haciendo con los planes de cuatro años. Que la FP oferte ciclos de tres años tiene cierta lógica. Sí creo que se ha perdido un campo, el de las diplomaturas, porque las carreras técnicas tenían un papel y las licenciaturas otro. Con Bolonia han desaparecido las diplomaturas y hemos dejado un espacio de formación que es el que nosotros queremos completar ofertando esos títulos propios de FP. Lo que queremos hacer con esto es proponer una carrera profesional desde la FP y evitar esta disparidad de formación, esta confusión: hay que clarificar el perfil profesional de todos estos jóvenes.

–Muchas universidades están sufriendo ya una pérdida de alumnos. La UMA mantiene aún las cifras de años anteriores, pero ¿teme que llegue ese descenso de matriculaciones? ¿Qué medidas están adoptando?

–Las universidades están sufriendo las consecuencias de la caída de la natalidad. Es algo lógico. Lo que estamos persiguiendo es la captación de alumnos internacionales. Nos interesan no solo por mantener la estructura de la universidad, sino también porque son una oportunidad para la formación de los estudiantes nacionales. Somos quizás la universidad que mejor está resistiendo ese descenso de alumnos. Soy optimista y no creo que suframos una caída significativa.

–Andalucía cuenta con dos grandes universidades, Granada y Sevilla, y luego una serie de universidades medianas o más pequeñas, más jóvenes. ¿Qué lugar cree que debe ocupar la UMA en el mapa de universidades andaluzas?

–Málaga es la tercera universidad de Andalucía, y prefiero pensar que es grande, ni mediana ni pequeña, sino una universidad grande. Pero más que su posición por el tamaño, lo que me preocupa es ocupar una posición estratégica. Siempre he dicho y repito que el sistema público andaluz tiene la suerte de tener dos universidades enormes, muy buenas, Granada y Sevilla, que son un motor para el sistema, y otras más pequeñas, más jóvenes. Y la de Málaga que tiene el perfil de la innovación, del emprendimiento, de la creatividad, que es el valor que nos distingue de las demás. No me preocupa el tamaño, sino tener un perfil definido, porque al final los alumnos eligen la universidad en función del perfil de lo que ellos quieran para formarse y ese perfil es en lo que tenemos que trabajar para diferenciarnos, pero también para ser complementarios del sistema andaluz.

–Cada día hay más universidades privadas interesadas en instalarse en Málaga. ¿Teme la llegada de estas universidades? ¿Cómo valora el apoyo municipal y la cesión de terrenos?

–Yo no tengo ningún miedo a las universidades privadas. Pero ¡hombre!, si vienen me gustaría que fuera por sus propios medios, con sus propios recursos. Y, en segundo lugar, como rector me gustaría que vinieran universidades buenas, con las que nos impliquemos en una competición sana. Fíjese que ninguna universidad quiere irse a Granada o a Sevilla. Quieren Málaga porque ven que aquí hay negocio.

–La Consejería de Economía y Conocimiento acaba de presentarles su proyecto de financiación de las universidades. ¿Cómo lo valora?

–Tenía más ilusión cuando fuimos a la reunión. Pero lo que nos hemos encontrado es un modelo de reparto, no de financiación. Está bien que al menos tengamos un documento en el que se propone un modelo de reparto del dinero.

–Un modelo de reparto en atención al rendimiento, ¿puede perjudicar a la UMA?

–Estoy convencido de que el mejor modelo de financiación es por resultados. Y ahora en lo que tenemos que entrar es en el análisis del documento, porque la financiación es un reflejo de una política concreta, y yo quiero saber qué política subyace en ese modelo de financiación: qué porcentaje del PIB andaluz se va a dedicar a universidades, qué previsiones de futuro hay. Tengo que agradecer que tengamos ese documento y la actitud de la Consejería.

–Pero a la hora de valorar por los resultados, no puede ser lo mismo analizar Granada, con un 60% de catedráticos y titulares, con más años y experiencia, que Málaga, con un 49% de funcionarios...

–Por eso yo quiero la calidad y no la cantidad. Probablemente Granada y Sevilla con ese porcentaje de funcionarios, y nosotros, con menos, podamos dar la misma calidad. Los aspectos cuantitativos los sabemos: Granada y Sevilla son muy grandes. Por eso mi interés es que nos fijemos y marquemos claramente cuáles son los factores cualitativos, que reconozco son más difíciles de valorar.

–Y, ¿está satisfecho con la calidad de la docencia y la investigación en la UMA?

–Estoy contento y estoy satisfecho, aunque creo que podemos ir a más. No podemos bajar la guardia, porque siempre hay mecanismos de mejora.

–¿Siente que la sociedad malagueña reconoce a la UMA como su universidad?

–Con el tiempo la va reconociendo cada vez más. Me gustaría que los malagueños se sientan orgullosos y parte de su universidad. En esto tenemos que seguir trabajando, para estar cada día más presentes en la sociedad, que entiendan que lo que hacemos sirve a la sociedad, que generamos conocimiento y riqueza y que, por tanto, la universidad es importante para la ciudad y la provincia de Málaga.