La Universidad de Málaga ha incorporado a su claustro de doctores a una de las grandes arquitectas contemporáneas, la japonesa Kazuyo Sejima. Es la primera arquitecta investida honoris causa por la Universidad de Málaga, segundo profesional de la arquitectura con este doctorado honorífico en España. Sejima agradeció esta distinción en un discurso en el que destacó el valor de la sencillez y la integración de la arquitectura en los paisajes. El rector, José Ángel Narváez, en su discurso improvisó unas palabras en japonés, en las que mostró el agradecimiento de la Universidad porque aceptara este nombramiento.
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Para la Universidad de Málaga, destacó el rector, es un gran privilegio contar en su claustro de honoris causa con una gran arquitecta. Su nombramiento fue propuesto por la Escuela de Arquitectura, una de las más jóvenes de la UMA (cumple 15 años este curso). Sejima además abrió el nuevo curso académico de esta escuela, con una conferencia el lunes que llenó el Teatro Cervantes. A este respecto, el rector aseguró que «muchos de los estudiantes de Arquitectura que ayer tuvieron la oportunidad de aprender de sus propias palabras en el acto de inauguración de nuevo curso de nuestra Escuela, jamás olvidarán su paso por la Universidad de Málaga, que desde hoy la acoge como una de sus doctoras más insignes». En el acto, que se celebró en el Aula Magna de la UMA, se dieron cita muchos estudiantes. Además, asistió el alcalde, Francisco de la Torre, y el embajador de Japón en España, Kazuhiko Koshikawa. Todo el público, pero en especial los estudiante, dedicaron un largo aplauso a la nueva doctora honoris causa.
Estudiantes que han tenido la oportunidad de conocer a fondo la obra de Kazuyo Sejima. «Hemos recorrido miles de kilómetros para poder vivir, sentir y tocar su arquitectura», afirmó la profesora Nuria Nebot en la laudatio de la nueva doctora. «Nuestros profesores, alumnos y alumnas han crecido y aprendido con sus proyectos», reconoció.
Su obra ha sido calificada de ligera, transparente e inmaterial. Y en los últimos años su evolución personal y profesional le ha llevado a practicar una arquitectura que fusiona los edificios con su entorno. «A la hora de construir lo concibo como un espacio unitario, ya que para mí la arquitectura no supone crear una frontera entre el exterior y el interior, sino que predomina la idea de conectarlos».
Sejima es premio Pritzker, premio de Arquitectura de la Academia Americana de las Artes y las Letras; León de Oro de la 9.ª Bienal de Venecia; Premio Rolf Schock o Premio de las Artes de Berlín, entre otros. Es autora de proyectos internacionales, como el Centro de Aprendizaje Rolex de Lausana (Suiza) y el Museo de Arte de Toledo (Ohio, EE UU) o el Museo de Arte de Kanazawa. Esta trayectoria hace que la obra de Kazuyo Sejima sea «un excelente espejo en el que mirarse, al reunir la mayoría de los valores que desde 2005 intentamos inculcar a nuestros alumnos: optimismo, acción, innovación, compromiso e inspiración; cinco palabras que definen cuál es la actitud de esta gran arquitecta ante los nuevos retos de la Arquitectura», afirmó Nuria Nebot.
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Siguiendo la tradición académica, el rector invistió a Kazuyo Sejima doctora de la UMA entregándole el título correspondiente, la medalla doctoral y el birrete laureado, distintivo del magisterio. Asimismo, hizo entrega a la nueva doctora del libro de la Ciencia, el anillo y los guantes blancos, antiguo símbolo de pureza, y con un abrazo fraternal le dio la bienvenida al claustro universitario.
De la nueva doctora, el rector destacó que su prestigio «no solo viene por su inteligencia en la concepción de espacios compartidos que se funden con el entorno: también atesora una credibilidad basada en una actitud honesta, diríamos hasta casi humilde, de trabajadora incansable pero enemiga del estrellato, de trabajo lento, de aprender despacio». Y relacionó el trabajo de la arquitecta con el modelo de universidad pública que defiende: «un espacio comunicado, limpio, fundido con el entorno, hecho a medida de las personas que lo habitan y le dan el alma». También quiso poner en valor el hecho de que se incorpore al claustro una mujer, «el talento necesario en nuestra sociedad», y además en una profesión «generalmente copada por estrellas masculinas, y donde ella practica ahora con el ejemplo de otro modo de hacer, distinto y único», afirmó el rector.
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