

Secciones
Servicios
Destacamos
Profesor de Teoría e Historia de la Educación en la UMA, desde hace años investiga en los procesos de exclusión e inclusión educativa. Fruto de ... estos estudios y de los trabajos académicos de sus colegas es su firme convencimiento de que la escuela debe ser un lugar abierto a todos los niños y niñas, sin ningún tipo de exclusión. Las barreras en la escuela tienen que desaparecer y las aulas deben abrirse a todo el alumnado, porque la sociedad es diversa. Del trabajo con un grupo de alumnos ha salido una guía escolar 'Cómo hacer inclusiva tu escuela', editada por el Ministerio de Educación. Con la UNESCO han editado también una guía que se está experimentando en Australia, India, Sudáfrica, Chile, Canadá y en un colegio de Almería. En un terreno más cercano, en el colegio La Parra de Almáchar desarrollan un proceso de investigación-acción participativa a través de una comunidad de aprendizaje que ha conseguido implicar a toda la comunidad educativa en un mismo objetivo, atender la diversidad desde un enfoque inclusivo. Proyectos que forman parte de la investigación 'Narrativas emergentes sobre la escuela inclusiva desde el modelo social de la discapacidad. Resistencia, resiliencia y cambio social', de la Universidad de Málaga.
–¿Qué podemos entender por escuela inclusiva?
–Una escuela inclusiva es una escuela que se preocupa porque todos los niños y todas las niñas estén, participen y aprendan. Además, que estén en los mismos lugares, participen juntos y aprendan a aprender también juntos. En realidad no podemos decir que una escuela es inclusiva del todo, porque es un proceso que nunca acaba, es un proceso de mejora continua.
–La escuela española, ¿es inclusiva?
–La escuela, como institución, en general, es excluyente. Es cierto que se están haciendo esfuerzos por progresar, pero esos esfuerzos son muy lentos y a muchas personas y a muchos niños y niñas no les está llegando a tiempo. Esos esfuerzos tampoco son suficientemente significativos, desde el punto de vista de las administraciones públicas, ya sea la estatal o la regional, pero tampoco desde el punto de vista del profesorado universitario en lo que se refiere a la formación de futuros maestros. Tampoco desde las propias escuelas se están dando las transformaciones que la escuela necesita para que todo el mundo sea bienvenido.
–Inclusión e integración, ¿son sinónimos o hay matices que los hacen diferentes?
–En realidad son muy diferentes. Cuando hablamos de integración en gran medida lo que pensamos es que las personas están allí, pero no se modifica nada de aquello que había allí. Y la educación inclusiva lo que requiere es precisamente entender que lo que hay en el ambiente de la escuela o cómo se construye la propia escuela es lo que excluye. Simplemente el hecho de estar no implica aprender ni participar. La inclusión es un paso más en la comprensión de que el problema no está en los niños o niñas, sino que está en las barreras que hay alrededor de ellos y que la tarea es remover esas barreras. Esas barreras tienen muchas formas, los recursos son una, pero hay otras barreras que son más ideológicas, actitudinales, que tienen que ver con lo emocional y en cómo entendemos las diferencias en la escuela. Y esas sí que son fundamentales, sabemos que son las fundamentales, pero son las más difíciles de remover.
–¿Cuáles son, en su opinión, las principales ventajas de una escuela inclusiva?
–La escuela inclusiva tiene muchísimas, o todo ventajas. Sabemos que los sistemas educativos mejoran cuando son inclusivos y mejoran para todo el alumnado, para el que está en las escuelas ahora mismo y para el que está fuera o está segregado en las propias escuelas. Solemos pensar que la educación inclusiva es para el alumnado con discapacidad, por ejemplo. Pero no estamos hablando de eso cuando nos referimos a educación inclusiva. Hablamos de la transformación de todo el sistema de modo que se adecue más a diferentes ritmos, diferentes intereses, diferentes procesos de aprendizaje. Hay mucha literatura de investigaciones que muestran que la educación inclusiva es positiva tanto en lo social, emocional o cognitivo y en lo académico, tanto para unos como para otros, tanto para los que ya están como para los que tienen que estar.
–¿Qué valores aporta una escuela inclusiva?
–El principal valor es que aprendemos a vivir juntos. Esto se dice pronto, pero en realidad es el mayor anhelo que hay detrás, ¿seremos capaces de vivir juntos, seremos capaces de aprender a respetar a las otras personas que no son como yo? Esto se aprende en muchos lugares, pero sobre todo en la escuela. Por el contrario, cuando una persona ve que otras no están, que no forman parte de su ecosistema, de su grupo social, cuando no están las personas gitanas, cuando no están los niños y niñas inmigrantes, cuando no están los niños que son nombrados por su discapacidad o muchas otras personas, aprendes a vivir como si esas personas no existieran y esas personas aprenden a vivir también como si no existieran para el resto de la sociedad. Y esto es un ataque directo a los Derechos Humanos. Luego la educación inclusiva es un derecho humano fundamental reconocido por la ONU y reconocido por nuestras leyes educativas. En realidad no necesita otra justificación más que que las personas debemos aprender a vivir juntas y eso se aprende en la escuela.
–En muchas ocasiones, ¿discapacidad es sinónimo de exclusión?
–La discapacidad en sí es una construcción social, y como tal, como construcción social, implica que si las personas no acceden al trabajo o son rechazadas en sus escuelas, eso justamente es la exclusión. A menudo pensamos que la exclusión de esta persona es porque es ciega, de manera que atribuimos que la exclusión social es por la ceguera, por algo biológico; pero eso no es real: la biología no excluye, lo que excluye son las relaciones sociales, cómo hemos organizado nuestras relaciones de modo que nos sirve de argumento de legitimidad decir que una persona tiene tal característica o tal otra.
–Hay quien defiende que la diferencia se trate de una manera específica, con profesionales y en centros especializados, por ejemplo.
–Una madre de la que he aprendido mucho me decía 'si separas en la escuela separas para la vida entera'. La inclusión se refiere a esto, a la inclusión social, y una de las herramientas es la educación. La educación nos prepara para estar juntos. Por mucho que tengas a grandes especialistas alrededor, esos especialistas no van a estar eternamente. Hay muchos estudios sobre el impacto de haber estado en escuelas inclusivas o en escuelas segregadas y está demostrado que la socialización y amistades o el acceso a determinados empleos muchas veces están vinculados al tipo de escolarización que se ha desarrollado. También está muy estudiado que lo que necesitamos son ambientes que nos respeten, que nos valoren, y eso en realidad no es particularmente terapéutico, de especialista, sino que en realidad lo que necesitamos son espacios en los que los niños y niñas se eduquen entre sí y el profesorado entienda que todo el alumnado sin excepción es suyo.
–Bajando al terreno práctico, manejar una clase con 25 alumnos y uno de ellos con TEA (Trastorno del Espectro Autista), por ejemplo, no debe ser nada fácil para el maestro.
–Mi experiencia lo que me dice es que no se pueden dar soluciones individuales a problemas que son sociales. Las escuelas que pretenden ser inclusivas o que están trabajando en ese camino de la inclusión son escuelas que están continuamente revisándose a sí mismas a través de procesos democráticos, y eso implica que se escucha al alumnado, que las voces de ese alumnado son voces que están teniendo valor en la comunidad y están arrojando ideas y propuestas que transforman. Y ese alumnado es también alumnado con TEA.
–¿Cómo actuar en esos casos?
–Mediante procesos participativos en los que la solución no está en las terapias que hagamos a un niño concreto sino en cómo hacemos para que ese niño no sea excluido, por ejemplo, de un aula. Cómo ayudar para que el profesorado y el resto de la comunidad educativa, y él también incluido por supuesto, piensen cómo generar sus propias formas de relación. Esto requiere procesos sistemáticos en los que la comunidad escolar se revisa, hace diagnóstico de la situación, diseña propuestas de actuación, las implementa y las evalúa.
–¿Cuál podría ser el papel de los padres y madres?
–Llevo mucho tiempo trabajando con familias, aprendiendo de ellas. Y saben lo que es la inclusión. Tengo muchos testimonios de familias que me dicen que, si les dejaran, podrían ayudar a que la escuela mejore. Pero, ¿estamos dispuestos a cuestionar la dinámica actual?
f. gutiérrez
–Desde los centros educativos se quejan de que los universitarios están en un plano muy teórico, alejados de la realidad de las aulas.
–En gran medida nos hemos ganado esa mala fama, lamentablemente. En primer lugar porque en muchas ocasiones nos hemos despegado de las realidades. En segundo, porque también en muchas ocasiones la universidad piensa que el saber que genera es mucho más importante que el saber que se genera en otros muchos lugares. Pero igual que no diría que todas las escuelas funcionan igual, tampoco creo que se pueda generalizar con este tema. La forma de trabajo que tengo y el equipo con el que trabajo no va por esa línea, sino justamente por tratar de comprender las narrativas de la gente y tratar de hacer que esas narrativas que hace la gente construyan escuela.
–Si la escuela inclusiva presenta tantas ventajas, ¿por qué cree que se retrasa tanto en España?
–Desde hace décadas se viene investigando en este campo y las conclusiones son claras: está más que demostrado que la escuela inclusiva es buena para todos. Muchas investigaciones así lo corroboran. Y un país tan cercano como Portugal es ejemplo de escuela inclusiva. El problema es que la práctica educativa no evoluciona al mismo ritmo que la investigación.
–Aquí en la facultad ustedes pueden formar a los futuros maestros, pero, ¿que pasa con la formación continua?
–En la facultad tratamos de hacerlo bien, pero sabiendo que tenemos muchas cosas que mejorar. Una cosa es lo que tratamos de hacer y otra lo que conseguimos hacer. En cuanto a la formación permamente, a veces esos procesos se pliegan a lo que la propia escuela es. Y los cambios sociales no vienen por el consenso con lo que hay, sino del disenso. La formación de los docentes tiene que agitar conciencias de modo que lo que es normal deje de ser normal, que se desnaturalice esa normalidad que es excluyente.
–La disposición adicional cuarta de la Lomloe establece un plazo de 10 años para que el alumnado con discapacidad sea escolarizado en centros ordinarios. ¿Cumple así sus expectativas?
–Ya lo quisiéramos. La ley viene a decir que se pondrán lo medios para llegar a ese objetivo. En realidad nosotros estamos ahora mismo incumpliendo la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad de Naciones Unidas, ratificada por España en 2008, y que obligaba a transformar nuestro sistema educativo y a abandonar la duplicidad de sistemas paralelos. Eso no es algo que se invente la Lomloe, es un compromiso adquirido por España que firmó esa convención de la ONU y es un compromiso que tenemos que asumir.
–Las adaptaciones curriculares, ¿son suficientes para una inclusión efectiva?
–Las adaptaciones curriculares parten de la lógica de la integración: el sistema no se mueve y lo único que hacemos es mover al niño o a la niña, se cambia algo concreto para ellos. Esto demuestra que la escuela no está dispuesta a cambiar para que ese niño o niña tenga cabida. La educación inclusiva no va por ahí. La integración entiende que el problema lo tiene el niño. Y la inclusión da la vuelta a la tortilla y entiende que el problema no es del niño, sino que ese niño está fuera por el resto de personas que quedan dentro por un ejercicio de poder dentro de la escuela de los que nos hemos llamado 'normales' a nosotros mismos y estamos diciendo a otros dónde deben estar y por qué.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
El mastodonte de Las Contiendas y las diferencias con un mamut
El Norte de Castilla
Publicidad
Publicidad
Recomendaciones para ti
Favoritos de los suscriptores
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.