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Más que una ceremonia de honoris causa, la de hoy por momentos parecía una boda; una celebración de la historia de amor que une a ... Bernardo Quintero con su universidad, la de Málaga. Con permiso de los demás honoris causa, era la investidura más esperada del año y así se percibía en el atestado Paraninfo de El Ejido. La UMA tiene mucho que agradecer al fundador de VirusTotal: desde el millón de euros que le ha concedido Google para impartir seminarios de ciberseguridad hasta la encendida defensa que dedicó Quintero a la institución malagueña en una tribuna publicada en SUR en su momento más crítico, pasando por muchas iniciativas conjuntas en formación e investigación: el aula de coworking de Informática, la Cátedra de Ciberseguridad, el Título de Experto en Ingeniería Inversa y Malware, el Grado en Ciberseguridad e IA... Y más allá de todos estos hitos, es innegable la inyección de reputación y autoestima que esta privilegiada relación con Google ha supuesto para la universidad pública malagueña.
Todos estos motivos los reconocía el rector de la UMA, Teo López, en su discurso de felicitación a Quintero. «Su compromiso con el desarrollo de la ciudad y el fortalecimiento de su Universidad ha impulsado proyectos estratégicos que han potenciado la investigación, el emprendimiento y la generación de empleo de alto valor. Gracias a su liderazgo y visión, Málaga no solo se ha consolidado como un referente en ciberseguridad, sino que también se ha convertido en un imán para grandes compañías tecnológicas», afirmaba. Y concluía dirigiéndose a él: «Tu rector te estará eternamente agradecido».
Lo que quizá no esperaban muchos asistentes al acto, acostumbrados a discursos académicos, es que Quintero iba a corresponder a la distinción de la UMA con una declaración de amor: no sólo a la UMA, de la que afirmó que no hay «mejor aliado», sino a la educación pública. Lo hacía nada más empezar: «Lo primero que hice al saber que me iban a conceder esta distinción fue mirar atrás y preguntarme: ¿Cómo he llegado hasta aquí? Y la respuesta es clara: gracias a la educación pública», declaraba el empresario, recordando sus orígenes: «Mi historia comienza en una familia humilde de provincia, en Vélez-Málaga. Mi padre, celador en el Servicio Andaluz de Salud, y mi madre, ama de casa, hicieron todo lo posible para que sus hijos tuvieran más oportunidades que ellos. Pero el esfuerzo de una familia, por grande que sea, no basta si no existe un sistema que lo respalde. Un sistema que garantice que cualquier niño o niña, sin importar de dónde venga, pueda llegar tan lejos como su talento y su esfuerzo se lo permitan», afirmaba, concluyendo que la educación pública es «el mejor ascensor social que existe», «el mayor acto de justicia que una sociedad puede hacer por su futuro» y «la mejor inversión posible, porque el conocimiento no sólo cambia la vida de quien lo recibe, sino que se multiplica, regresa y transforma la sociedad».
Quintero no habló en abstracto: reconoció en su discurso, lleno de vivencias y anécdotas, a los mentores que han marcado su vida, como prueba de que «la educación, en cualquiera de sus formas, es el acto de impacto más poderoso que existe». Empezando por su maestra «la hippie», aquella que en el colegio Zona Sur de Vélez le salvó del fracaso escolar cuando era un niño «difícil y extremadamente tímido». Loli Domínguez, que así se llama, le escuchaba emocionada y un poco avergonzada desde su asiento en el Paraninfo. «Es más exagerado... Yo no hice nada, él siempre ha sido muy listo. ¡Y muy bueno!», exclamaba cuando Quintero hablaba así de ella desde el escenario: «En lugar de forzarme a seguir la norma y el ritmo de los demás, encontró una puerta de entrada a mi curiosidad. En lugar de verme como un problema, vio un potencial que otros no habían identificado».
El fundador de VirusTotal y artífice de la llegada de Google a Málaga proseguía su recorrido vital en la Escuela de Informática, donde un profesor, Adolfo del Cid, le incitó a investigar un misterioso virus que había infectado los ordenadores de la Universidad. «Supe, sin ninguna duda, que aquello era lo que quería hacer. Que en lugar de desarrollar software convencional, lo mío era analizar código malicioso y entender cómo funcionaban las amenazas. Y es que los profesores no solo están para enseñar materias y evaluar, sino también para animarnos a explorar nuevos caminos», recordaba.
La relación con Javier López, catedrático y responsable del potente grupo de investigación en ciberseguridad NICS Lab, no ha sido tanto de mentor como de compañero de viaje. En él, Quintero encontró el aliado perfecto para crear en la UMA «un programa de formación específico que nos permitiera desarrollar talento altamente especializado en Málaga, para que nuestro equipo creciera de manera orgánica y sostenible en la ciudad». Ese programa es el Diploma de Experto Universitario en Ingeniería Inversa e Inteligencia de Malware, que en sus seis ediciones ha tenido un «impacto extraordinario»: ha convertido a la Universidad de Málaga en «la institución que más talento ha incorporado a los equipos de I+D de Google en todo el sur de Europa», aseguraba el honoris causa.
Esta relación se amplió y se diversificó en el periodo de tiempo en que la UMA acogió en uno de sus edificios, el Ada Byron, al equipo de VirusTotal. Y fue, a la postre, un motivo de peso para convencer a Google de montar en Málaga un centro internacional de Ingeniería de Seguridad. El director de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería Informática, Manuel Enciso, y sus «ganas de hacer cosas», han sido también claves para engrasar esta fructífera relación.
El mencionado Javier López actuaba como padrino de Quintero en la investidura. En su 'laudatio' (discurso en el que se defienden los motivos para concederle la distinción) destacaba: «La Universidad de Málaga está considerada desde hace ya años una de las más punteras en investigación en ciberseguridad tanto a nivel nacional como europeo. Sin embargo, nuestra visibilidad en el ámbito empresarial y socieconómico se debe en gran medida a que Bernardo Quintero siempre ha puesto por delante el nombre de la UMA allá por donde ha ido. Sin duda, no puede haber mejor compañero de viaje que Bernardo Quintero, y no hay mejor escaparate que Google para nuestra universidad», argumentaba.
No todos los mentores que reconocía Quintero son profesores. Felipe Romera, director del PTA, le brindó un espacio en la incubadora de empresas BIC Euronova cuando no era «más que un 'matao', como nos llamaba cariñosamente a los que llegábamos sin experiencia ni recursos». «Cuando le dije que quería montar una empresa de seguridad informática, que era algo que en España todavía no existía, me lanzó una frase que se me quedaría grabada: "'Aquí cabemos todos… menos los que no hacen nada'. Su razonamiento era simple: el éxito puede surgir desde cualquier lugar y no se puede saber de antemano quién va a destacar". Y así, recordaba el emprendedor veleño, ayudó a nacer a Hispasec. A Romera, a la salida del acto, todavía se le veía conmovido por sus palabras. "Ha sido muy generoso", decía.
Pero la mayor emoción se la dejaba Quintero para el final con su recuerdo a la persona que le dio «la lección más valiosa sobre emprendimiento, esfuerzo y determinación»: su padre, ya fallecido. El mismo que le aconsejaba «machaconamente» ser funcionario, mientras con su ejemplo le brindaba «una 'masterclass' sobre emprendimiento basada en principios sólidos: la ética del trabajo, la constancia y la capacidad de ver oportunidades donde otros ven problemas». «Porque además de su trabajo de celador, mi padre montó una academia de mecanografía en el salón de nuestra casa. Pero no se conformó con eso. Por las noches, seguía formándose en contabilidad, taquigrafía y estenotipia, incorporando cada nuevo conocimiento al negocio familiar», recordaba.
Quintero terminaba su discurso haciendo un llamamiento al tejido empresarial y, en especial, a las tecnológicas: «No basta con buscar talento en el mercado, hay que ayudar a crearlo. Y para ello, no hay mejor aliado que la Universidad de Málaga».
El Paraninfo de El Ejido colgaba esta tarde el cartel de 'Aforo completo' para la solemne ceremonia de investidura de Bernardo Quintero como honoris causa. Los profesores doctores de la Universidad de Málaga conforman el público fijo de este tipo de actos y a ellos se sumaba un heterogéneo público atraído por el singular perfil del homenajeado. En el auditorio convivían la familia de Bernardo, su famosa profesora 'hippie', el alcalde, el presidente de la Cámara de Comercio, el jefe de la Sección de Ciberdelincuencia de la Comisaría Provincial (que fue compañero de carrera de Quintero), una nutrida representación de 'hackers' y 'googlers', el director del Centro de Ciberseguridad de Andalucía, varios delegados territoriales de la Junta y empresarios y directivos del sector tecnológico como Antonio Gómez-Guillamón.
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